Cuatro alfas y un omega.
Hoseok es un omega afortunado y envidiado por poseer a cuatro apuestos alfas, nada más y nada menos que sus compañeros de grupo; Jimin, Yoongi, Jungkook y Taehyung.
Namjoon y Seokjin son betas que tienen que aguantar a cuatr...
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Su alfa estaba aullando y rasgaba su pecho, quería a su omega, pero ahora su omega no lo quería ver.
Sin esperar una palabra más se aseguro de tener la llaves de su auto, teléfono y cartera, una vez vio que tenia las tres cosas dio una leve despedida al mayor con la mirada y se marchó.
Ambos alfas menores suspiraron aliviados. Joder que Yoongi daba miedo, el único que podía controlarlo aparte de Hobi era Jin. Agradecían que los betas llegaran antes de lo previsto.
-Oh-. Los alfas miraron al mayor.
Seokjin tenia una sonrisa chueca, su expresión tierna junto a la sonrisa sádica sólo indicaba su enfado, fue entonces que se dieron cuenta del desastre que aun era la sala y sobre todo de su desnudes.
Pasaron saliva de forma gruesa. Encogiendo sus hombros de miedo.
-Follaron a mi pobre Solecito en la sala-. Aseguró con la voz áspera-. ¡Ustedes sólo corrompen a mi bebé!-. Gritó furioso, un regaño que hizo temblar a los alfas.
Claro, Hoseok era el inocente y ellos los malditos calientes hormonales. En parte era verdad, no podían estar un día sin tocar a su omega, pero Hobi les daba permiso.
Ese; "Follenme alfa" era el detonante. Pero los calentamientos y pervertidos eran ellos.
Preferencias.
Su omega era un manipulador de primera.
Inocente, cautivador, seductor, tierno, todo lo bonito y erótico del mundo. Perfecto.
-Pero Jin-Hyu...
El beta los interrumpió con un levantamiento de cejas.
-Ordenen esto ¡Ahora!-. Grito.
Los alfas corrieron por toda la estancia, bajo la supervisión de Seokjin quien les prohibió vestirse, deleitándose unos momentos con los cuerpos desnudos de sus Dongsaes, sexis alfas.
Tuvo que apartar la mirada cuando la sensación de ser observado le hizo estremecer, Nam lo observaba receloso.
-Te amo-. Le sonrió inocente.
Nam lo miro de pies a cabeza, indicándole con un gesto que se marchara. Así fue, ahora fue él quien se permitió echar una ojeada a los menores, ojeada que no duro ni veinte segundos. Seokjin tomo una de sus orejas con dureza, él se quejaba mientras el mayor lo conducía a su habitación.
