Prólogo

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La batalla era todo un caos. La cantidad de titanes cambiantes parecía no acabar. La alianza, formada por los guerreros Marleyanos y algunos miembros de la Legión de Reconocimiento, aun se aferraba a la esperanza de poder detener el retumbar y salvar a aquellos que se encontraban más allá del mar.

En medio del caos, un extraño okapi aún mantenía dentro de sí a Armin por lo que Mikasa y Annie intentaban salvarlo, confiando en que el nuevo comandante de la Legión, se encontrase aún con vida.

Pero vayamos un poco más atrás.

El tanque de combustible del dirigible había sido dañado por culpa de Floch por lo que tardarían una hora en repararlo. No había tiempo, los titanes colosales se acercaban y ellos necesitaban ir al Fuerte Salta a detener el retumbar. Armin se ofreció a quedarse para ganar tiempo siendo regañado por Reiner quien se ofreció a sí mismo. Sin embargo, quien se quedaría no sería ninguno de los cambiantes, pues eran muy valiosos para la batalla. La décimo cuarta comandante de la Legión, Hange Zoe, luego de entregarle su cargo a Armin, se enfrentó a la horda de titanes colosales, ganando así tiempo para reparar el dirigible y poder zarpar, muriendo en batalla.

Gracias a ella, pudieron salir de allí. No olvidarían el sacrificio de Hange y no defraudarían a todos sus compañeros que ya habían entregado sus corazones a la supervivencia de la humanidad.

Pero regresemos aún más atrás.

El retumbar había iniciado. Eso estaba bien, ¿cierto? De esa manera, demostrarían la fuerza que poseía la Isla Paradise y nadie se atrevería a levantar fuerzas militares contra ellos. Pero había algo más. Los titanes de Shiganshina debían ser suficientes, ¿Por qué Eren había liberado a, absolutamente, todos los titanes de las murallas? ¿Qué buscaba con ello?

Destruir al mundo. Estaba claro. Solo así podrían ser libres, pero ¿ésta era la mejor manera?

Vayamos solo un poco más atrás.

El alboroto causado en el restaurante de Nicollo, había finalizado. Sin prever absolutamente nada, Hange, Jean, Connie y los demás, se vieron acorralados por los Jaegeristas. Mikasa y Armin que se encontraban en otra habitación con Gabi, fueron amenazados por un Eren con la mano lastimada.

Sentados alrededor de una mesa, iniciaría una de las conversaciones más dolorosas para el trío de amigos que habían permanecido juntos desde la niñez. Se dijeron palabras fuertes e hirientes entre ellos. El rubio enojado por las palabras del castaño, terminaron dándose golpes, siendo Eren el vencedor por completo. Mikasa que observaba todo, se sentía dolida. Verlos pelear no era algo común y más que el daño físico, eran los sentimientos lo que más hería. Entre todo lo que se dijeron, para la azabache no hubo algo más doloroso que las palabras mencionadas por Eren, aquella frase que la destruyó desde el alma y quisiera poder borrarla.

"Mikasa, desde que éramos niños, yo siempre te he odiado".




¡Hola! Hoy vengo con un fanfic de Shingeki no Kyojin. Mi intención es que sea un Eremika pero suelo ser mala para hacer lo que pienso en un inicio  🤧 Es mi primer fanfic que no es oneshot así que espero me tengan paciencia 🥺.

Y recuerden, es un fanfic así que no necesariamente deba ser acorde a la obra original, aunque trataré de que así sea en su mayoría. Sin más, espero la puedan disfrutar. *les hace una reverencia*

De nuevo [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora