Capítulo 9

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— ¿Y cómo estuvo? —preguntó Mikasa mientras se llevaba un pan a la boca.

— Fue interesante —respondió Armin—, el final fue muy bueno también.

— Qué bueno que escogimos ese libro —comentó Eren.

— Pero sobornarme con un regalo no fue del todo bueno —se quejó Armin.

— No te sobornamos —defendió la azabache—. Solo queríamos darte algo.

— Bueno, en parte era porque estabas enojado con nosotros —admitió el castaño.

— Nunca te habías molestado con nosotros —dijo Mikasa.

— Es que ustedes empezaron, no me dicen nada nunca.

— No había nada que decir. Todo está bien, ¿cierto, Mikasa? —la chica solo asintió.

— Les creo —contestó el rubio—. Después de todo, nada parece ser diferente, creo que solo lo imaginé.

Se escuchó una campanada y casi todos los que estaban en el comedor iban regresando a los dormitorios.

— Deberíamos irnos también —comentó Armin.

Se levantaron y cada uno fue a su habitación. En el dormitorio de las chicas, Mikasa iba caminando por el pasillo cuando se encontró con Annie quien iba a su habitación.

— ¿Hoy no necesitas ayuda para ir a tu habitación? —preguntó seriamente pero connotaba cierta burla en su tono.

— Eso fue hace dos semanas, ya olvídalo —la azabache se mostraba molesta, pasó de largo y entró a su habitación.

Una vez dentro, se cambió de ropa y se lanzó a dormir, ese día habían tenido un entrenamiento intenso así que se encontraba un poco cansada.

***

Un horrible dolor de cabeza la recibió en aquel momento. Abrió los ojos como pudo y lo que veía, no lo creía. Se encontraba sobre un tejado y alrededor, la ciudad destruida. Eren gritaba pero no entendía ni una palabra de lo que decía. Él se encontraba sobre el cuerpo de alguien gravemente herido, tenía todo el cuerpo quemado y parecía estar muerto.

— ¡Armin está volviendo a respirar! —escuchó al castaño gritar mientras veía aquel cuerpo totalmente quemado, ¿ese era Armin? El dolor en su cabeza se acrecentó — ¡Puedes hacerlo! ¡No dejes de respirar! ¡Sigue! —continuaba gritando el chico.

— ¿Armin? —el nombre de su amigo salió de sus labios sin percatarse, las punzadas en su cabeza seguían.

— ¡Capitán! Deprisa, ¡deme la inyección! —¿capitán? Recién reparaba en que había alguien más ahí, se veía herido pero consciente.

Hablaban de una inyección, como si algo así pudiese solucionar el estado en el que se encontraba Armin. No obstante, hasta ella creía que sí. Increíblemente, confiaba en que una simple inyección podía traer a su amigo de vuelta.

— ¡Debemos convertir a Armin en titán y hacer que se coma a Bertholdt! —decía el castaño mientras sujetaba a Bertholdt quien se encontraba en muy mal estado, sin extremidades y con humo saliendo de su cuerpo, ¿Dónde había visto algo similar?— La inyección, ¡rápido!

— Bien... —dijo aquel hombre que estaba cerca a Eren sacando una pequeña caja metálica. Su cuerpo se movió de la nada, parecía haber reaccionado por instinto, lanzó una bengala al cielo.

De nuevo [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora