Capítulo 17

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De nuevo. Volvía a pasar. Una persona que les importaba mucho volvía a morir frente a sus ojos sin que ellos pudiesen hacer algo. Que sucio juego del destino... Hannes no merecía morir ahí, no frente a ellos.

¿Pero qué demonios estaba haciendo? Se preguntaba Eren. nada había cambiado, ¡nada! Lo peor era que nada hacía lamentándose en el suelo, con las manos ensangrentadas, producto de las incontables veces que intentó transformarse sin ser capaz de ello.

Mikasa siendo testigo de la desesperación del chico, se encontraba perpleja. Una persona a la que apreciaba y a quien le debía tanto, acababa de morir frente a sus ojos y ahora, quien más le importaba sufría por su incompetencia. La frustración mostrada por el chico era tanta que podía envolver en el pesimismo a cualquiera.

¿Había algo que pudiese hacer en ese momento? Algo para salir de esa situación tan horrible... Solo le tomó dar un vistazo a lo que sucedía tras ellos para conocer la respuesta. No había nada por hacer. Toda la Legión siendo masacrada por la cantidad de titanes que Reiner lanzaba hacia ellos. Otros que aun daban su todo peleando en vano, como Historia y Connie, pues no saldrían vivos de allí. Incluso Armin, quien sostenía a Jean, viéndose acorralado, ¡que coraje no poder moverse y ayudarlo!

La frustración llegó a ella, junto con la aceptación. ¿Se estaba rindiendo? La verdad era que si...esto era todo. Volvió a ver a Eren, quien seguía lamentándose y llamándose a sí mismo un perdedor e inútil, ¡cuánto le dolía verlo así! Si aquello iba a ser su final, ella no quería ver esa expresión de dolor en el rostro de la persona que más amaba, y a su vez, no quería que lo último que viese Eren fuese la tragedia del momento mientras sentía que valía nada, que su existencia nunca valió lo que el resto consideraba al llamarlo "esperanza de la humanidad".

— Eren —lo llamó, con la voz más dulce que pudo entonar en aquel momento.

Escuchar su voz lo hizo consciente de su compañía. Abrió los ojos que había tenido tan fuertemente cerrados, era mejor no ver lo penosa que era su vida y cómo solo traía decepción. No lo valía, nadie debió ir por él y morir en su rescate, era lo único que había estado pensando. ¿De qué sirvieron esos años de supuesto crecimiento? Al final seguía siendo un mocoso que requería protección, y el costo era grande para ser solo él.

Pero Mikasa...ella no lo veía así. Alzó la vista en su dirección y la vio cerca de él, con una sonrisa tan apacible que parecía mentira estar viviendo un infierno. ¿Cómo...? Escuchaba los gritos ajenos de fondo, cuantos de aquellos soldados hubiesen preferido no salir ese día en aquella misión y terminar muriendo tan lamentablemente, entonces... ¿Por qué Mikasa no parecía lamentar nada de ello?

— No es así, Eren...

¿Cómo decirle que todo lo que él estaba pensando de sí mismo era erróneo? ¿Entendería siquiera con palabras? Debía intentarlo.

— Hay algo que quiero decirte —se apresuró a decir cuando notó que Eren fijaba su vista en el desastre de atrás, seguramente a Armin en problemas.

Ella ya lo sabía, pero no era capaz de moverse, y lo último que quería era que Eren viese como todos sus amigos morían frente a sus ojos. Debía llamar su atención.

— Gracias —le dijo cuando tuvo su atención de vuelta—, por estar conmigo...

Su agradecimiento salió desde el fondo de su corazón. No era como que el chico no supiese lo agradecida que estaba ella con él, pero debía decirlo, necesitaba hacerlo.

— Gracias —volvió a decir—, por enseñarme cómo vivir.

Lagrimas empezaban a formarse en sus lindos orbes, amenazando con caer, imitando al castaño frente a ella. No eran lágrimas de tristeza o parecido, nada más fuera de la realidad. Sus ojos brillaban aun en aquella situación, mostrando que no tenía miedo, ni siquiera de morir. Sus mejillas sonrosadas le daban un aire de vitalidad, cosa que contrastaba tanto con aquel momento.

De nuevo [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora