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Noel

"Noel. Noel detente, por favor"

La suave voz de Keira en mi cabeza me insiste, pero mis sentidos me apremian a ir más rápido y sin dudar. Ya no más. Mis patas delanteras se entierran en el frio barro con musgo del bosque dándome el empuje necesario para tomar velocidad.

<<Esta cerca. Podemos sentirla.>>

Una serie de quejidos me indican el lugar exacto donde la preciosa y atrayente esencia tiene su fuente.

Flores de naranjo y lluvia de primavera.

Recordé nítidamente la primera vez que le pregunté a mamá sobre mi mate. ¿Qué cómo lo sabría? ¿O si debía confiar en mi instinto?

"Jamás dudes de la consciencia de tu lobo. Vinimos a este mundo siendo bendecidos, no podemos descuidar tales dones ignorándolos"

"Noel..."

Me detengo en seco dejando que Keira me dé alcance. Silas también se encuentra en este bosque. Mi hermano mayor y Alpha está de cacería esta noche, como varios de nosotros. Puedo ser consciente de Azel y Russel, los betas de la manada, en el área.

"No te acerques, huelo a..."—Keira insiste, pero ya no la oigo.

Dos mujeres, una joven y otra no tanto, corren desesperadas y atravesando el húmedo pantano que se encuentra en la frontera. ¿De dónde vienen?

—Ho...—la mujer joven, y pelirroja se detiene abruptamente. Ella ya nos sintió. Al menos a mí y a Keira, que estamos más cerca. — ¿Hola? ¡Mamá, por favor apúrate!

La otra mujer cae sin fuerzas enterrándose poco a poco en el barro. Las lágrimas y el sudor bañar su rostro. ¿Qué sucede?

Silas aparece de repente a nuestra izquierda. Su lobo amenazante y dispuesto a arrojarse sobre las mujeres por entrometerse en nuestro territorio.

—¡Mamá, con un demonio! —grita desesperada la pelirroja y toma con fuerza el brazo de la mujer, —¡Levántate, por favor! Esos tipos siguen tras nosotras.

Ruego a los cielos equivocarme. Que el largo encierro al que me había visto sometido terminara por volar la poca cordura que tenía en mi mente. Pero no es así.

El inconfundible aroma a flores de naranjo y lluvia provienen de ella. Ella y nadie más.

Una chupa sangre. Una asesina sanguinaria. Una vampiresa.

Y mi mate.

Mi hermano ordena a sus betas rodearlas, sin dejarse notar todavía. Tras ellas aparecen un par de hombres; humanos. Mi lobo gruñe sintiéndose directamente amenazado.

La pelirroja llora desconsolada al verlos y percatarse de que la mujer en el barro no se levantará. Ella toma una actitud protectora y con su cuerpo cubre a la otra mujer.

—Aléjense —brama. —No tenemos nada que ustedes quieran. ¿Qué hicieron con mi padre?

"Quédate quieto" —ordena nuestro Alpha. —"Estos no son nuestros asuntos. Han traspasado una frontera, pero no son una amenaza directa a la manada."

Keira se rezaga a mi lado, con una inconfundible mirada. ¿Qué sucede?

Inspiro profundamente y su aroma me aturde. ¿Por qué de todas las criaturas que caminan sobre la tierra tiene que ser ella?

—¡No por favor!

El orden de los acontecimientos siguientes permanecerá como una gran incógnita en mi cerebro por el resto de mi vida. Uno de los hombres atacó a la mujer pelirroja, mi lobo respondió y salió herido. Silas no soportó ver cómo me lastimaban por lo que nuestro Alpha se inmiscuyó en el asunto; terminando por espantar a los agresores.

"¡¿Que sucede contigo, Noel? Has desobedecido una orden direc...!" —comenzó la reprimenda de mi hermano, pero se vio interrumpida por un cuerpo aferrándose al suyo.

—Gracias hermoso lobo —la mujer pelirroja lloraba contra su pelaje. —Gracias...

—Melissa... deberías soltarlo —dijo su madre, recuperándose de la impresión. —No es... no es algo...

Melissa. Ese era su nombre.

Un ángel, de cabellos como el más suave atardecer. La perfecta combinación de rojos y naranjas.

Exquisito.

Su expresión de gratitud hacia mi hermano no fue lo que me dolió, sino la expresión de este, disfrutando de su cálido toque.

Un toque que debería ser mío. Y solo mío. 

FUEGO EN LA SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora