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Melissa

Miraba fijamente a mi madre y ella esquivaba todo tipo de contacto entre nuestros ojos.

—¿No volverás a hablarme? — cuestioné. —Me he cansado de tu mutismo, por favor. ¿Qué es lo que te sucede?

Su mirada verdosa se enfocó finalmente en mí.

—Debes tener cuidado —dijo luego de un largo silencio.

—¿A qué te refieres?

—Enredarte con un Alpha tan poderoso como el chiquillo ese de Silas no es en absoluto conveniente para nuestra situación. Él y su familia no parecer ser lobos comunes y corrientes.

Me quedé helada. Si bien las salidas permitidas por el Alpha eran cada vez más frecuentes yo no creía que nuestra "relación" evolucionara a algo más. Sin embargo, debía ser honesta conmigo misma, nosotros ya no solo tomábamos el té, ahora incluso almorzábamos o cenábamos juntos algunas veces. Eso había permitido que fuese conociendo poco a poco a Silas y el gran hombre tras esa fachada de líder rudo.

—No sé de lo que hablas —respondí aireada. Su comentario me había hecho sentir sucia e irresponsable.

Mi madre carraspeó.

—Debes enfocarte en conquistar al doctorcillo, Melissa— habló fríamente. —Es un lobo de bajo rango, pero que puede sacarnos de aquí. Tienes que concentrarte en seguir el legado de tu padre, esa fue su última voluntad para contigo. ¿No piensas siquiera en lo mal que lo puede estar pasando tu hermana mientras retozas con el Alpha?

—¡Mamá!

Pero ella siguió disparando a quemarropa.

—Violet Charme acabó con nuestra vida, estos mugrosos lobos nos tienen como prisioneras —las lágrimas llegaron a sus ojos, —y tu siendo toda risas con ese bastardo que no nos deja ir... ¿Siquiera le has preguntado si encontró algo en nuestra contra? No, te dedicas a coquetearle. ¿Tan desesperada estas?

Mi corazón se rompió por sus palabras provocando que enmudeciera.

—No —contesté tragando grueso. —No le he preguntado. Yo... simplemente... —Yo me sentía bien, mamá. Por primera vez en mi vida había llamado la atención de alguien guapo y eso me gustaba. Por primera vez yo era especial, —nada.

Mamá se levantó de la silla que se había convertido en una extensión de su cuerpo estos días y caminó a mi lado.

—Yo confío en ti para sobrevivir y salir adelante —tomó mi mano, — seguramente encontraras a algún vampiro que llene esas expectativas que tienes. Por el momento, deja de jugar con ese lobo. Podrías meternos en serios problemas si él se entusiasma demasiado contigo —exhaló, —jamás podríamos llegar a los Casabella si él te marcara. Deja de tontear, por favor, te lo ruego.

—Yo, yo no quise que se viera así. Soy una adulta, sé lo que...

Mamá me miró con lastima.

—Reconozco que ha sido culpa mía y por ello debo pedirte disculpas —deseé que su frase se quedase allí, pero ella continuo. —Las crie para que pudieran defenderse solas en la vida, como mujeres independientes. Mas nunca les enseñé a no dejarse engatusar por el primer hombre que mostrase un poco de interés en ustedes... mírate ahora, toda entusiasmada por las atenciones del Alpha.

Limpié con fuerza las lágrimas de mi rostro e inspiré mis mocos con fuerza.

—¿Me dirás toda la verdad entonces? —pregunté siendo consciente del funeral de mi autoestima. Ah, que difícil era ser una mujer segura de mí misma y empoderada cuando mi madre podía destrozarme con un par de palabras, —¿Por qué papá no quería que la señora Charme me conociera y qué llevó a los humanos a seguirnos...?

FUEGO EN LA SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora