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Noel

Intenté normalizar el ritmo de mi respiración y dejar fluir mis emociones. ¿Qué diablos sucedía conmigo? La irracionalidad estaba tomando las riendas de mis acciones. Debía calmarme y bloquear la posesividad cruda que me invadía.

—¿Por qué estas tan enojado? —escuché que la dulce voz de Melissa preguntaba a mis espaldas. —¿Noel que te sucede?

<<Sí, Noel. ¿Por qué no le explicas a la mujer frente a nosotros que un par de arrumacos y ya estamos que hervimos de los celos?>>

—Nada.

Ella se acercó más y tomando mi brazo, hizo que me girara a mirarla.

— En todo caso yo debería ser la ofendida por la conversación que acabamos de tener respecto a mi siendo considerara un juguete sexual para ustedes lobos —bromeó. —¿Te enojaste conmigo porque nombré a Silas?

Y aquí íbamos de nuevo. Allí estaba el quid del asunto. Mi problema radicaba precisamente en eso; en que mis pensamientos estaban dirigidos exclusivamente hacia ella mientras que los suyos pululaban entre varios machos.

<<No vayamos por allí, Noel.>>

—Discúlpame —me alejé de su lado ante la molestia sensación de mi lobo, —pero no puedo dejar que sigas pensando en que Silas era un buen hombre para ti.

—Eso ya lo entendí. No es necesario que...

—Melissa, el Alpha Silas quería usarte como su incubadora personal —confesé avergonzado por los verdaderos motivos de mi hermano. — Nuestro líder quería procrear contigo al primer descendiente omega de nuestro linaje.

—¿Qué?

Su expresión se descompuso al oírme.

—Uno de los motivos, no el más importante— aclaré, — por el que te ayudé a escapar fue ese. Silas incluso estaba pidiendo autorización al Consejo Sobrenatural para llevar adelante su plan de preñarte con uno de sus cachorros. De ser posible el primer omega en nuestra manada.

Melissa respiró profundamente, mirándome llena de rabia y decepción.

—Si eso que dices es cierto, ¿entonces porque ningún otro Alpha lo ha hecho antes? —preguntó con claro escepticismo— ¿Por qué Silas sería el primero? ¿Por qué con una vampiresa?

—Porque está prohibido, Melissa —expliqué lo que para mí era obvio, pero al parecer para ella no. —Silas no es el primero, otros lo intentaron antes, pero con resultados desastrosos.

Callé justo a tiempo para no confesarle la verdad atroz tras esa respuesta. No quería hablarle justo a ella de la cantidad de lobas abusadas por quienes no eran sus compañeros y aquellas otras a las que les arrebataron sus crías de entre sus brazos.

—¿Y nosotros? —contraatacó dejándome fuera de juego un par de segundos. Los que me tomaron entender su pregunta. —¿Qué quieres tu conmigo, Noel? ¿Cuáles son los planes para nosotros?

La respiración se atascó en mis pulmones. Sin saber cómo había llegado a esa conclusión acaricié su mejilla.

—Quiero que seas feliz —tracé una fina línea sobre su pómulo. Bordeando las pecas que allí reposaban. —Que si decides estar conmigo sea por elección propia y no coaccionada por mentiras o situaciones extremas....

<<Entonces dile la verdad, genio.>>

El hilo de palabras que tenía planeada a continuación de esas sentidas palabras, desapareció de mi cerebro. Mis sentidos agudizándose al sentirla de repente pegándose a mi cuerpo.

FUEGO EN LA SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora