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Noel

Miré una vez más, a través del cristal, la fina lluvia caer. Respiré profundo y me giré al oír que alguien entraba a sala donde me encontraba. Llevaba la última semana anhelando poder salir al exterior, dejar que mi lobo tomara el control y echarme a correr.

El atardecer me regalaba un consuelo de vez en cuando con la hermosa mezcla de naranjas y tonos rojizos en su cielo. Cada día pasado rogaba a la Diosa Luna que mi madre le hubiese hecho llegar la grabación de mi llamada a Melissa.

Cada día estaba más seguro de que no había sido así. ¿Sería posible que mi propia madre me hubiese dado la espalda?

<<Que tontas y obvias preguntas haces.>>

—¿No piensas comer? — preguntó el Alpha Newman con tono prepotente. —Deja de hacerte el difícil, niño.

Dejé mi mirada baja y contesté.

—No quiero alimentarme, señor. No le veo sentido de seguir aquí fingiendo que me encuentro a gusto. Por favor, déjenme ir.

Él sonrió y junto a su beta me miraron de arriba abajo. Agradecí que ellos fuesen más civilizados y no me golpearan como otros guardias.

—Un trato es un trato, lobo —contestó con firmeza. — No entiendo por qué aun sigues comportándote como si fueses un prisionero aquí. Tu sabias que la unión entre mi hija y tu estaba pactada. Aceptaste eso antes de desaparecer con esa noviecita tuya.

Lo miré, esta vez, fijamente. Sus hombres me habían dado caza como si de una ardilla asustada me tratase. Casi me habían matado a golpes y peor aún, habían exigido que me comportara como si el viaje hasta Galway hubiese sido una maravillosa aventura.

La verdad era que yo si me consideraba un prisionero.

—Le dije que no podría cumplir con lo acordado por el Alpha Silas —repetí hastiado. — Ya tengo una compañera, no es mi noviecita de turno. Ella y yo tenemos un vínculo.

El Alpha Newman suspiró con cansancio y le pidió a su beta que nos dejara a solas.

—Noel, ya sabes que es lo que pasará —se acomodó en uno de los sillones. — Tu vínculo con esa vampiresa será sustituido en cuanto Deidra te marque como suyo. Además, de acuerdo a la información que tenemos, te conviene quedarte con nosotros.

—No es...

—Por el bien de esa mujer y su familia te aconsejo que te comportes —metió sus manos en los bolsillos de su pantalón. —Deidra almorzara contigo hoy. Hay puntos importantes que debes conocer. Tu adorada vampiresa se encuentra en Irlanda.

<<Melisa>> suspiró mi lobo anhelante.

—¿Qué?

—Dejaremos que llegue hasta nuestra residencia, pero de ti dependerá su futuro —me miró fijamente a los ojos. Sin embargo, sentí sus palabras como un consuelo en lugar de una orden. —Es cierto lo que te digo de que su bienestar depende de tu reacción. A veces la vida no es como la deseamos, y hay que entender cuando el cumplimiento de un ideal justifica los medios.

La amargura volvió a convertirse en mi saliva. Las crudas palabras de mi hermano volvieron a mi mente.

"Es tu deber, Noel. No me odies."

En ese momento apareció su hija en la habitación y saludó a su padre con un abrazo. Yo, en cambio, pude simplemente inclinar mi cabeza en una muestra de respeto, situación que a Deidra le disgustaba de sobremanera. Ella continuaba exigiéndome que me comportara como su futuro compañero y no como uno de los cachorros de su manada que tanto le temían.

Deidra había tomado como un insulto el hecho de que me encontrara marcado por Melissa, como su súbdito. Su padre y ella estaban furiosos por haber sido burlados y exigían ser resarcidos por tal ofensa.

Yo debía desposarla lo quisiera o no, tuviese una compañera o no.

La corta explicación que me habían dado del porqué pese a las circunstancias debía ser yo quien la desposara, era que las manadas debían consolidar su estatus nuevamente.

Después de los incidentes con el clan vampírico de los Sneider la tensión había aumentado entre razas. Los lobos no se fiaban del manejo del Consejo por parte de los vampiros y los vampiros no confiaban en el criterio de los lobos. La desconfianza y las sospechas crecían día a día.

Hoy debía sentirme afortunado, la futura gran líder de la manada de Galway había hecho un hueco en su agenda y almorzaba conmigo.

—Deja de mirarme de esa manera —dijo Deidra, cuando ya estábamos en la mesa, ella bebía sobriamente de su copa de vino. —Parece que me culpases de la tercera guerra mundial.

—No te sirvo, Alpha. Ya te expliqué que mi compañera es una vampiresa y ella me ha mordido. Dependemos el uno del otro. Somos una unión perfecta.

Ella sonrió con tristeza y dejó con brusquedad su copa en la mesa.

—Noel, ¿qué crees que sucederá si te dejo ir? —preguntó con tono engañosamente dulce. —¿Piensas que podrías vivir armoniosamente con la vampiresa que te ha mordido? Tu manada nos necesita y nuestra unión los beneficiaria en gran medida para no desaparecer. Quiero que te quede claro que nuestra unión no es benéfica solamente para la manada de Galway. Ustedes serían los principales beneficiados.

—¿De qué hablas?

—Silas ha desaparecido detrás del rastro de su mate —comentó como si nada. — Suponiendo que no desees unirte a mi por el deber para con tu manada, deberías pensar en el bienestar de la vampiresa. ¿Crees que algún clan los aceptaría?

—¿Por qué no lo harían?

Ella resopló nasalmente.

—Tu compañera esta emparentada con los Sneider, todos los miembros de esa familia y clan han sido marginados por su raza a raíz de los crímenes que cometieron —comenzó a enumerar. —Su madre ha buscado ayuda en los humanos brujos, los mismos que están siendo investigados por contratar criaturas sobrenaturales para peleas en el bajo mundo. ¿Qué crees que sucedería si el Consejo Sobrenatural se empeña en destruirlos a causa de las vampiresas que han acogido?

Entonces lo entendí, ella no me estaba informando. Deidra estaba amenazándome con destruir a Melissa y su pobre familia si yo no accedía a quedarme con ella.

Sonreí derrotado. Ahora que mi insulsa vida al fin tenia color, en este momento que al fin mi compañera eterna había aparecido y me aceptaba, resultaba que era pieza fundamental de un poderoso pacto entre manadas de licántropos.

¿Ahora era un miembro valioso incluso para mi raza?

Quise llorar por la ironía. Me encontré en una encrucijada entre el deber y el querer.

—Debes estar bromeando...

—Entiende Noel que mi capricho no es contigo, ni siquiera me pareces tan atractivo —aclaró ella. —Nuestra raza persigue un propósito mucho más importante que nuestros infantiles dramas. No hay precedentes en otra unión como la nuestra.

Intenté buscar consejo en mi lobo, pero sorpresivamente este se encontraba pasmado, al igual que yo.

Un gran alboroto llamó mi atención y supe que el momento de la verdad había llegado.

—Ella ha venido por ti —informó la Alpha. —En tus manos queda el manejo del futuro de ambos. 

FUEGO EN LA SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora