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Noel

La lluvia torrencial de la noche había mojado un par de las mantas con las que cubría a Märco, por lo que con todo el pesar del mundo tuve que convertirme a media noche para cubrirlo con mi pelaje y que su cuerpo no perdiera el poco calor que conservaba.

Melissa despertó también y se sorprendió al verme. Ella dudó al principio y después de olisquear el aire preguntó mi nombre.

Como un idiota mi lobo meneo la cola para ella haciendo que el sueño abandonara su cuerpo.

—Eres un lobo muy bonito —dijo acariciando mis orejas. —Lamento no recordarte de aquella vez en el bosque.

Con mi hocico acaricie su mano haciéndole saber que esas cosas ya no importaban. Ella estaba ahora conmigo.

En la mañana desperté de nuevo al sentirla moverse por el interior de la caverna.

—Buscaré las plantas que me has dicho así le podemos dar la infusión al alemán.

<<Genial, toda la mañana como alfombras térmicas.>>

Märco se removió a mi lado o, ¿Yo ya había comenzado a delirar?

Olfatee para sentir algún cambio en su esencia.

—No estoy muerto, idiota —replicó con voz pastosa y quitando un gran peso de mi espalda. Diosa Luna, estaría eternamente agradecido por no dejar que el vampiro muriese.

Me convertí quedándome a su lado.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó cuando reparó en el estado de mi cuerpo.

Sus ojos brillaron con el color carmín asesino que yo había comenzado a reconocer como peligroso. ¿Y si él no recordaba nada de su ataque?

—Yo te seguí y a las vampiresas que te llevaron —expliqué con mis neuronas trabajando a mil por hora. Él entrecerró sus ojos. — Bienvenido de vuelta a la vida. Has estado moribundo hace una semana al menos. Pensé que ya no la contabas.

Me alejé buscando mi ropa.

—¿Por qué no moriste? —pregunté curioso. —Yo vi como la vampiresa te atacó y luego...

Su esencia tenía algo que no había podido identificar. No creí conveniente decirle que no había podido alimentarlo con sangre, sino que lo había rechazado.

—¿Por qué me salvaste?

—Tu gente...—suspiré. Era conveniente contar mi parte de la historia. A medias, pero verdad al fin. — Ha acusado a mi hermano de atacarte. Silas se enfrenta a un juicio formal por parte del Consejo Sobrenatural por tu desaparición.

Juicio que no tendría efecto debido al apoyo de los lobos pertenecientes al Consejo. Eso, si Newman seguía adelante con el sostén hacia mi hermano. No lo creía muy viable después de que Deidra quedase plantada.

—Noel —dijo Melissa entusiasmada. —He traído las hierbas... ¡Despertaste!

El resto de la semana fue odiosamente atareado. Dos días después de que Märco despertase viajamos hasta Paris, donde se encontraban los miembros más importantes del Consejo Sobrenatural.

Melissa, Märco y yo habíamos emprendido una entretenida cruzada para salvar a la hermana de la primera y acabar con el abuelo del segundo.

Por primera vez en mi vida me sentía útil y parte de algo. Un grupo o familia, solo el tiempo lo diría.

—¿Lo hiciste? —preguntó Märco apenas entré al auto. Asentí.

Él me había pedido dar un informe oficial o denuncia, sobre los acontecimientos que había presenciado aquella vez en el galpón donde él había sido golpeado. Un detalle que me llamó la atención fue que pidió explícitamente que anunciara que quien trajo de regreso a la vida a Claude Sneider había sido su nieto, ni la pelirroja o su madre. Märco había decidido culparse.

FUEGO EN LA SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora