Helena Dawson es la hija de un dios mientras que Vladimir Blackwood el hijo de un rey, pero nada bueno sale de juntar a los dioses y a los reyes porque entonces el mundo arde en pecado.
Adán y Eva no habían sido los únicos en desobedecer la volunta...
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Aviso Si eres un lector que tenga mínimo una semana de haber leído el último capítulo he agregado y editado un par de escenas más en el capítulo anterior justo al principio y al final de ese, así que te recomiendo que si estabas esperando esta actualización regreses al capítulo V y leas los arreglos ya que esta es la continuación.
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Boston 2009
La música retumbaba entre las paredes y se esforzó por no tropezarse entre la oscuridad y los cuerpos que se retorcían entre los regazos de quienes pagaban por el baile de sus colegas. Al fondo de la sala se encontraba el chico de tez fina que se limitaba a observar y de dos zancadas más alcanzó el lugar dejándose caer sobre el asiento frente a él.
— Deje claro que no me interesaba la compañía.
Demandó y se entretuvo atrapando un cigarrillo entre los labios y encendiéndolo.
— ¿Eres gay?
Sus ojos grises repararon el rostro de la chica.
— No.
—Entonces tienes mal gusto.
Expulsó el humo y se dejó caer sobre el respaldo con el brazo sobre el filo del asiento.
— ¿Mal gusto?
— Este lugar está lleno de mujeres hermosas y no quieres compartir el rato con ninguna, eso me hace pensar que eres gay o tienes mal gusto.
Una risa sonora y simple se escapó de su garganta.
— ¿Cuántos años tienes?
— ¿A caso importa?
Le pareció curioso que a pesar de lucir tan joven tuviese tanta confianza en si misma.
