CAPITULO VIII

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"Dame la oportunidad de decir adiós"

¡Bienvenidos chicos primero que nada quiero agradecer a todas las personas que se han pasado a leer la historia, los primeros cuatro capítulos ya pasan de las mil leídas así que estoy muy agradecida los quiero mucho

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¡Bienvenidos chicos primero que nada quiero agradecer a todas las personas que se han pasado a leer la historia, los primeros cuatro capítulos ya pasan de las mil leídas así que estoy muy agradecida los quiero mucho.
En otras noticias ya saben cómo es mi mala costumbre de agregar una escena más al capítulo anterior!  Si tienes una semana de haberlo leído es mejor regreses para leer la extensión del capítulo ya que esta es la continuación, ¡disfrútalo!  ✨

En las primeras horas de la mañana Central Park se sumió bajo el cielo gris y la niebla dándole un aspecto lúgubre y triste a la ciudad, casi como si el universo supiera como me sentía; mire mi reflejo sobre el ventanal cuando me deshice de la ima...

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En las primeras horas de la mañana Central Park se sumió bajo el cielo gris y la niebla dándole un aspecto lúgubre y triste a la ciudad, casi como si el universo supiera como me sentía; mire mi reflejo sobre el ventanal cuando me deshice de la imagen de fondo, tenía los ojos rojos al igual que la nariz de haber estado ahogando sollozos toda la noche.

Anoche había llegado sin siquiera el móvil así que era bastante seguro que el buzón estuviese lleno de llamadas desesperadas de todo mundo, pero por sobre todo de William en quien no podía pensar sin querer  echarme a llorar de nuevo; las fotografías me cruzaban la cabeza como imágenes rápidas y apreté los ojos en un intento inútil por alejarlas.

Me limpié el rostro con el dorso de la palma cuando el sonido de la puerta me sorprendió y Adán cruzo el umbral del estudio seguido por sus guardaespaldas.

— Te espere toda la noche.– me queje como si no doliese y volví a mi asiento.— ¿Dónde estabas?

— En Boston.– se tiró tras su escritorio y encendió un puro. — Tenía asuntos que atender.

El humo se extendió y desapareció bajo los techos altos del penthouse; sus hombres bloqueaban la entrada y por un instante sentí peligro.

— Tranquila.– me leyó la mente.– Estas a salvo aquí.

— Cuando se trata de ti nadie está a salvo.– me miró serio y me removí en el asiento incomoda. — ¿Por qué estoy aquí?

 Oscuros de amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora