Capítulo 29: Me pertenecen

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Esta situación solo se podía describir como peligrosa...

Que un Pilar se presentara en casa de otro sin tener una invitación previa no parecía ser la gran cosa, si fueran remotamente cercanos, pero esos dos no lo eran. Por lo que la presencia de Tomioka daba mucho que pensar.

Era claro que un Pilar no se movería en busca de un simple sirviente.

Sabito toco el hombro del peli negro, avisándole con su mirada que bajara un poco su guardia, todos podían sentir a Tomioka a la defensiva.

El par de niños corrieron hacia el Pilar del agua con alegría, ignorantes del peligro en esos momentos, a diferencia de su hermano mayor, los dos eran demasiado pequeños para darse cuenta de las feromonas alfas. Giyuu no parecía verse muy sorprendido ante la bienvenida, acostumbrado a la efusividad del par.

- mide Tomioka-san... ¡comida! – Kentaro fue el primero en mostrarle sus premios.

- agadamos mucha – Kenjiro le sigue.

Era bastante obvio que tanto Kenjiro como Kentaro habían superado su temor y lo habían sustituido por admiración.

- bien hecho - Tomioka se agacho a su nivel acariciando el par de cabelleras rubias con mechones rojos. Felicitándolos, casi como si fuera su...

Kyojuro dio un paso al frente con la mirada fija en ellos...

No, él no lo era.

- lamento la interrupción... pero una chica nos dijo que nuestro sirviente se encontraba aquí – Sabito se apresuró a hablar antes de que ocurriera alguna desgracia. – espero que no tengan problema -

Shinjuro miro fijamente a su hijo para que se detuviera y este lo hizo a regañadientes.

- claro que no lo hay – contesto el anciano con voz seca.

El de mirada violeta entra con mucho cuidado de sus pasos y camina donde esta Murata. Mira las vendas en su tobillo, confirmando la historia de Aoi.

- Sabito-san... quiero que sepa – le mira a los ojos mientras el más alto lo carga con cuidado de no lastimarlo - que esto es toda su culpa – sin disculpas y sin muchos modismos. Murata se sentía bastante resentido con el alfa, pues si no se hubiera negado a cuidar de los gemelos en primer lugar, esto no estuviera pasando. - ¡¿vio mi pie?!... ¡jamás me recuperare Sabito-san! – era solo un tobillo lesionado, pero Murata estaba dispuesta a hacer drama.

- estos lloriqueos no son dignos de un hombre, Murata –

- huir de un par de niños tampoco... Sabito-san – pico en el orgullo del alfa.

Entre quejas del beta y disculpas del alfa, todo parecía relativamente tranquilo. Claro si ignorabas la mirada amenazante de Kyojuro hacia Giyuu... y viceversa.

- ¿no es algo exagerado?... - habla Shinjuro, demasiado calmado – que un Pilar venga en busca de un sirviente por su cuenta... nosotros pudimos enviar un carruaje –

- no es necesario... - corta Tomioka entre dientes.

Era obvio que el Pilar quiso asegurarse con sus propios ojos que esos niños serían devueltos sin inconvenientes.

Senjuro se acerca muy lentamente, con la cabeza gacha y un rubor en sus mejillas. El pobre omega se sentía avergonzado de la presencia del Pilar del agua, tal vez porque lo admiraba desde que tenía memoria.

- To... Tomioka-san... esto, esto es para ellos – con las manos temblorosas le ofreció un pequeño saco con las frutas que habían recogido. El alfa lo tomo al ver que ese par se emocionaba.

:Corazón Resiliente:Donde viven las historias. Descúbrelo ahora