Hola, soy Kitohara kiriu. Tengo 17 años, cabello azul ojos grises, no voy al instituto. ¿Motivo? Pues nunca he querido estudiar, tener trabajo, triunfar en la vida. No sé para que la gente vive feliz en este mundo, si este mundo es una basura donde la gente vive porque nació aquí, solo por eso la gente tiene la obligación de vivir, y más estúpido aún, tienen que trabajar para ganarse una vida "feliz" aunque no entiendo como la gente se ve feliz, osea en este mundo de mierda... no veo como una persona puede sonreír cuando esta consiente de que este mundo se esta destruyendo por los miserables seres que habitan en él.
Odio mi vida, odio el mundo, odio todo. Toda mi "vida" aquí no he hecho otra cosa más que comer y tratar de comprender porque las personas viven esta vida si saben que en el cielo o en el infierno podrían haber mejores cosas que en este mundo.
Supongo que muchos se preguntaran, si este mundo te parece una mierda, ¿porqué no te suicidas? Pues, no lo he hecho porque quiero ver si en el transcurso de mi vida algo en este lugar podría cambiar, tengo 17 y aún estoy esperando algún cambio que sea positivo, pero nunca hay cambios y cuando los hay, son negativos.
— ¡Saldré un rato! — le dije a mi madre quien siempre esta en casa ya que su esposo es el que mantiene esta familia.
—¡Ok! — dijo mi madre y un segundo después ya estaba afuera de mi casa. Siempre salía y me sentaba en una banca observando todo a mi alrededor, viendo personas de todo tipo, enamoradas, cansadas, decepcionadas, asustadas, malhumoradas, en fin.
¡Ah! También había gente feliz, pero se que estan fingiendo así que a esas ni las vuelvo a ver.
Todo el que pasaba se veía o cansado o decepcionado, al menos para mí.
Y así pasaba el tiempo, viendo el mundo como un espectador de una película, como alguien que veía una pelea, y aunque supiera que debería seperar la pelea, se quedaría observando entretenido aquel enfrentamiento. Así era yo, viendo el tiempo pasar, oportunidades desaprovechadas, vida malagradecida.
Me pregunto qué pasaría si algo llegara de repente, algo diferente a mí o igual, algo que me tratara de cambiar o entender...
—Amante de las letras.
