Mei.
Ha pasado un mes desde el incidente y, inesperadamente todo volvió a ser como antes, masomenos.
Kiriu y yo somos pareja ahora, Katatina se convirtió en nuestra mejor amiga, salimos a varios lugares y nos divertimos mucho. Katarina puede llegar a ser muy divertida.
Tea no ha vuelto a aparecer, no hemos sabido nada de ella desde el mes pasado. Pero no nos preocupa mucho, somos felices, es lo que importa ¿no?
Petronila se emocionó mucho cuando le contamos todo, y más por la unión de Kiriu y yo. Al parecer se lo esperaba.
Estamos de camino a una heladería, donde nos encontraríamos con Emily y Kaito.
Sip, después de el incidente, cuando íbamos a casa nos topamos con ellos, pero iban con algo de prisa así que quedamos hoy en una heladería.
Al llegar, nos sentamos, éramos Kaito, Emily, Katarina, Kiriu y yo.
- ¡Hola chicos!- exclamé emocionada- ¿Que tal les ha ido?
- Hola Mei, muy bien ¿y tu?
- Me ha ido muy bien. Dejenme presentarles a Kiriu, mi novio, y a Katarina, mi hermana.
- Un placer, soy Katarina.- dijo Katarina mientras le tendía la mano a Kaito y Emily en forma de saludo.
- Un placer, Katarina.- Contestaron al unísono.
- Un gusto, soy Kiriu, el novio de Mei. Gusto en conocerlos- dijo Kiriu y repitió el saludo de Katarina, a lo que ellos respondieron de la misma forma.
- Mei, pensé que tu novio era aquel rubio con el que estabas el día que te conocí.- Comentó Emily.
- ¿rubio? ¿De quien está hablando Mei?- preguntó Kiriu.
- Emmm... Se me había olvidado decirte. Cuando estabas atrapado en ya sabes, Keith, un amigo, me ofreció ayuda, y yo pues obvio la necesitaba así que accedí y pues, por eso es que estaba con él. Pero no de esa forma.-respondí algo nerviosa, se notaba que Kiriu estaba algo molesto y celoso, pero relajó los músculos cuando terminé de explicar.
- Oh... Ya veo.- Fue lo único que dijo.
- Buenos días, jóvenes. ¿Desean ordenar algo?- preguntó un anciano que llevaba traje de mesero.
Todos dimos nuestras órdenes y el señor se retiró.
Seguimos platicando un gran rato hasta que nos fuimos a nuestras respectivas casas, no si antes quedar para otro día.
Llegué a casa, saludé a Petronila y me fui a tejer, estaba bastante aburrida, y con eso me entretenía.
Narrador omnisciente.
- Su Majestad, lo ha logrado.- habló entrecortadamente, debido a lo rápido que venía al palacio, el hombre con traje de soldado.
- ¿ha logrado escapar? ¡Dime que no ha logrado escapar!- Habló en tono de suplica la reina.
- Lo siento su majestad. Lo hemos subestimado.
- ¡¿Acaso no pueden hacer una maldita cosa bien?!- gritó furiosa- Sabes que Maximus no puede escapar, él no debe encontrarse con Mei. ¡Manden tropas a todos los rincones del reino! ¡Cierren absolutamente todas las puertas de la cuidad y todos los portales, incluidos los personales! ¡Asegurensen de que no salga!
- Ese es otro problema su Majestad. El ya a logrado salir.
La reina se levantó de su trono y, con cara furiosa se dirigió hacia el soldado. No tardó un segundo al lado del soldado cuando estampó su delicada mano, cubierta en la fila tela de su guante, en la mejilla de aquel pobre hombre. El golpe fue tan fuerte que hizo que la cara del hombre se girara al lado derecho.
