ATENCIÓN: antes de iniciar les recuerdo que Mei es la que narrará todo el capítulo, ella les narrará la vida que ha tenido desde que nació y van a descubrir un par de cosas importantes acerca de Mei. Disfruten el capítulo.
-------------------------------------------------------------Mi vida, la historia de mi pasado y presente.
Cuando era niña vivía en una ciudad llamada "Los ángeles de Tea" ahí vivían ángeles guardianes del amor, cupidos, alegra-corazones, entre otros. Todos eran guiados por Tea, diosa del amor y el matrimonio, ella controlaba el amor que se daba por todo el mundo y hacía las parejas del futuro, pero eso solo lo hacía cuando quería. ¿Que porqué se lo que ella hacía y por que lo hacía? Pues porque yo soy su hija, pero no heredé nada de poderes, ni ciudades que guiar, nada.
Habría nacido como simple humana, de no haber sido por mi madre que es un ángel. Mi labor en ese lugar era ayudar en la limpieza y esas cosas, mi madre no me quería y no se si ahora me quiere, lo mas probable es que no, ella no me prestaba atención; no me veía como su hija, asi que mi mamá terminó siendo una señora mucama que se llamaba Débora, sí, se llamaba, murió hace mucho tiempo, recuerdo que lloré demasiado por su muerte; mi madre se enteró de eso, me buscó y me dijo que no sintiera lástima por una mucama cualquiera, lo que ella no sabía era que Débora (que en paz descanse) era más mi madre que Tea. Acabamos discutiendo, yo le dije la verdad de Débora y tras una cuantas bofeteadas de su parte y regaños que no escuché, terminó por desterrarme de "su ciudad".
Así fue como llegué a la cuidad de Tokyo, en Japón. No podía encontrar trabajo ya que mi madre me maldijo para que no tuviera éxito en la vida, así que desesperada fui con una bruja de magia negra, ella me dijo que me pagaría y me daría de comer si yo era su esclava, no me quedaba de otra, así que accedí. Ella resultó ser una buena persona, se llama Petronila, es mayor de edad, ella dice que tiene 500 años, y yo le creo porque he visto como rejuvenece, en fin.
Petronila me mandaba a recojer unos amuletos y talismanes de sus otras amigas, que también eran muy amables "no juzgues por las apariencias" ellas me hicieron darle sentido a esa frase, era cierta, ellas a simple vista se ve que son egoístas, amargadas, entre otros. Pero cuando las llegas a conocer descubres que no es nada de lo que creíste que sería.
Todos los días hacía lo mismo, a una cierta hora iba a recojer talismanes y amuletos, todos estaban dentro de unas bolsas negras que se veían sospechosas porque los talismanes les hacían tomar una forma extraña a las bolsas. Un día, Petronila me dijo que teníamos que mudarnos, a otra ciudad porque sus amigas habían sido descubriertas por la policía que llevaba tiempo buscandolas, así fue como acabamos en una ciudad de Japón, un poco alejado de Tokyo, pero igual de acojedor.
Cuando fui por primera vez a recojer las cosas todo iba normal, iba con una sonrisa que reflejaba toda la felicidad que recorría en mi en ese momento, la razón de tanta felicidad era que hoy hace 5 años Débora estaba en una cama de hospital, yo estaba a su lado y ella me acariciaba la mejilla dulcemente.
*Mini-flashback*
— Mei, sabes que ya no me queda mucho tiempo, pero el poco tiempo que me queda quisiera aprovecharlo para hablar contigo. — una lágrima se coló en mi rostro, humedeciendo mi mejilla.
— ¿Qué pasa madre? — pregunté tratando de calmar mi voz, estaba a punto de soltar en llanto, la amo, es la única madre que verdaderamente me amó como su hija, la primera que me trató como tal, mi primera y única madre estaba a punto de dejar este mundo. Pero no lloré, juré que no iba a llorar mientras ella seguía viva.
* mini-flashback dentro del mini-flashback*
— oye, ¿tú no eres la hija de la diosa Tea? ¿Qué haces tirada en la puerta de limpieza? — dijo esa mujer, era morena pero no demasiado, llevaba un delantal sucio y manchado, era la mucama de nuestra casa.
— y-yo...e-esque — dije entre sollozos, no podía creer que mi madre no me prestase la mas mínima atención, tenía muchas ganas de llorar, Tea me había enviado a hacer la limpieza de "nuestra" casa.
— Oh mi niña, ven aquí — me levantó y me llevó hasta su casa donde me acogió, me dio de comer y me dio un techo para taparme de la lluvia, le empece a tomar cariño, ella me contaba historias de cuando era pequeña; me divertía mucho oyendo esas historia de su pasado, cuando se peleaba con su hermana por un dulce, cuando soñaba con un chico que a ella le gustaba, era muy divertida, con ella pude superar mis problemas y seguir adelante.