Video Games // Bughead

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Hay que saber que no existe país sobre la tierra donde el amor no haya convertido a los amantes en poetas. Voltaire

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Estaba en el trailer copiando mi tarea cuando la puerta suena. Observé a Amber en el suelo alrededor de sus juguetes. Ambas nos miramos, parecíamos extrañada de quien golpeaba.

Al abrir la puerta me sorprendió una chica de mi edad la cual no conocía.—Oh, creo que me he equivocado.

—¿Estabas buscando a alguien?—pregunté. Tal vez la podía ayudar.

—Al rey de las serpientes, Jughead Jones.

—Oh pues, él no está.

—¿Vive aquí?—preguntó algo sorprendida, y no era por el hecho de que viviera aquí, si no que estuviera yo donde vivía.

—Si, soy la novia. Él simplemente se ha ido hace un rato. ¿Necesitas que le deje un mensaje?

—Pues creí que vivía solo. Yo hablé con él porque quería unirme a la pandilla y pues encontré su dirección, y vine.

—Si, es que vive aquí aunque no le gusta las visitas repentinas. Deberías buscarlo y contactarlo desde el bar, no le gusta mezclar relación de familia- serpientes.

—¿Betts?—la voz de Jughead con intensión de entrar fue de confusión. Miró a la chica—¿Qué haces aquí?.

—Yo solamente...

—Venía por las serpientes—solté yo cuando Jughead entraba y yo me iba, sentándome al lado de Amber la cuál gateó hasta mi. Sin mirar a Jughead ni prestar atención al hecho, comencé a peinar el cabello de Amber mientras esta se recostaba en mi pierna.

La voz de Jughead retumbó y la pequeña levantó la vista al escucharlo—Pa pa—, este se giró para mirarla y sonreírle.

—Lo siento, pero en la noche estoy en el bar. Si necesitas algo, búscame ahí.—Cerró la puerta y aseguraba que siquiera se había preocupdo de que la chica se fuera de ahí.

Yo era celosa, pero él también lo era, así que evitamos cualquier cosa que chocara o pudiera lastimar al otro; lo que lo ponía celoso a él, a mi me podía poner celosa. Era un miedo constante de no querer perdernos mutuamente.

—Hola mi niña hermosa—este dejó su chaqueta en el perchero para arrodillarse y tomar a Amber, alzándola por encima de sus hombres. Sonreí apoyando mi cabeza en el sofá.—¿Hacía mucho que había llegado?—preguntó haciendo referencia a la chica mientras se acercaba para besar mis labios.

—No, solo unos minutos de diferencia— me encogí de hombros cuando me separé y este seguía con la niña la cual había comenzado a apretar sus mejillas.

—Me duele—se quejó Jughead mirando a Amber mientras fruncia el ceño. Esta soltó una risita para poner su dedo en el ojo de él—¡Auch!—soltó otra carcajada y yo reí.

—Eso es por hacer que otras mujeres vengan a buscarte y que no seamos nosotras.

Jughead nos miró a ambas—Un poco tóxico de su parte—miró a Amber—, de ambas—aclaró mientras esta le tomaba un mechón de cabello y lo tiraba—Ya, ya basta—aclaró sacando la mano de Amber sobre su cabello y besó su nariz.—¿Cómo se portó mamá?

—Eu, eso me indigna—aclaré divertida.

Jughead se sentó en el suelo quedando nosotros tres.—Betts—me llamó levanté una ceja dado que ya lo estaba mirando desde hace un rato. Dejó a Amber en el suelo y noté como su rostro había cambiado.

—¿Qué ocurre?—me acomodé en el suelo para mirarlo de frente.

—Hoy me fui a la escuela, en la tarde—fruncí el ceño ante el hecho que me había dicho que lo habían llamado del trabajo.

—¿Qué ocurrió?—pregunté. Pues teniendo en cuenta su pelea constante con Archie, no me extrañaba que hayan hablado seriamente con él.

—Hablé con la psicóloga. Mañana tendrás una reunión con ella.

—¿Qué?—mi tono habrá aumentado dado que Amber se giró a nosotros.—¿Por qué has hecho eso?

—Porque no estás comiendo.

—No tienes derecho a hablar con la psicóloga por mi.

—¿Entonces debería hablarlo con tu madre?. Porque te recuerdo que ella no te ayudó la otra vez.

—Y la psicóloga tampoco. Tú fuistes quien me ayudaste y no necesité ir a un terapeuta.

—Si, te ayudé en su momento pero has volvido a caer. Mi ayuda no fue efectiva, así que es mejor que lo trates con un profesional.

Negué mientras me levantaba—Jughead, no tenías por qué hacer eso. No era de—este me interrumpió, levantándose también:—si, si era de mi incumbencia; si es de mi incumbencia porque vives conmigo, porque te amo y porque eres la madre de mi hija. Si es de mi incumbencia porque estás mal desde hace tiempo y yo no te fomenté para que vayas a un psicólogo. Lo necesitas.

—¡No lo necesito!

—Si, lo necesitas. Lo necesitas y yo necesito que estés bien porque no sabes lo que me duele ver como no comes tus comidas y como tu cuerpo comienza a adelgazar sin sentido. Si lo necesitas porque me parte el alma en mil pedazos imaginarte nuevamente tan delagada que no tenías fuerzas para nada. Si me incumbe, tú me importas.

—¡Tenías que haber hablado conmigo!

Jughead señalló a Amber—Mírala—esta nos miraba pero no decía nada. Sus ojos verdes estaban clavados en mi y tragué saliva—, ni siquiera te pido que lo hagas por mi, hazlo por nuestra hija que necesita a su madre sana, hazlo por ella porque te necesita. Porque te ama como yo lo hago y ambos te necesitamos bien , te necesitamos viva.

—¡Estoy viva!

—Si sigues así, ¡¿Hasta cuando vas a estarlo?!—su tono fue molesto y aumentó. Lo miré con mis ojos critalizados para voltearme e irme hacia la habitación, pero este no vino. De hecho lo escuché jugar con Amber mientras se reía.

Él me intantaba salvar y yo solamente le reprochaba... Pero no todos somos conscientes en ese mismo momento de lo que pasa y hasta que no reaccionemos no hay quien nos haga entender la verdad; no todo es como lo creemos en el momento.

No hay peor ciego que el que no quiere ver...

Hoy es el día que digo "voy a terminar con esta historia porque hacerlo me da paz mental.