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 "No quiero que seas mía; quiero que seas libre, tuya y que aún así decidas que quieres estar solo conmigo

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"No quiero que seas mía; quiero que seas libre, tuya y que aún así decidas que quieres estar solo conmigo." 

-Alice Kellen

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Era totalmente estúpido que al día siguiente me sentara al lado de su banco. Pero lo hice. Claro que lo había hecho, y nadie se quejó, ni él lo había hecho.

Idiotes o no, habíamos comenzado a hablar todos los días.

—Señorita Cooper, Señor Jones, si tanto quieren hablar salgan del salón.—La voz del maestro nos interrumpió mientras yo me reía de la caricatura que había hecho sobre el pelirrojo Andrews al tirar una estantería del pasillo.

Jughead me miró y yo me encogí de hombros.—Muchas gracias, profesor.— murmuró con cierto tono de diversión mientras ambos tomabamos nuestras cosas y antes de que este pudiera decir algo, salimos corriendo por la puerta.  

—¿Y ahora dónde vamos?—le preguntó mirandolo, algo divertida.

—Lejos, seguro.  ¿Tienes alguna clase que no quieras perderte?—negué—¿Pop's?

Hice una mueca—Mis padres podrían estar ahí.

—¿Juegas videos juegos?.

—Nunca... intenté.—¿Por qué me había avergonzado eso?.

Alzó una ceja—Vamos a mi trailer.

—¿A dónde?.

—Pues no vivo con mis padres. Vivo solo—Abrí mi boca.

—Te envidio.

—Hasta que te las tienes que arreglar solo.—Me recordó pero tampoco era una gran contra.

—¿Se supone que es un problema?.

—A veces si.

Caminamos en silencio pero no voy a mentir cuando me enteré que estabamos entrando hacia el otro lado. No estaba sorprendida porque él siempre portaba su chaqueta con aquella gran serpiente pero no creí que terminaría en su lado.

—¿Cómo es estar en las serpientes?—. Me miró como si hubiera hecho la pregunta más estúpida que pudo haber escuchado en su vida.—Pregunto porque siempre tachan a los sureños de una forma distinta.

—Las personas siempre hablan por hablar. ¿Aún sigues escuchándolas?

—¿Se supone que puedo dejar de hacerlo?

Era un remolque pero tenía su orden, aunque en lo personal le faltaban ciertas cosas que luego con el tiempo retoqué. Ese remolque había sido mi salvación. Y él también.                         
Me senté en el sofá mientras lo veía a él prender el televisor cuadrado y la consola, dándome un control pero lo sopló ante el polvo que tenía. Lo tomé y  observé como este encendía la consola. 

Video Games // BugheadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora