Capítulo Undécimo

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Sábado a las nueve y media de la mañana. Aún seguía leyendo twitter mientras mis tripas rugían. Había desayunado pero me sentía vacía.

Sara y Peyton habían salido a comprar algo. No recuerdo el qué. Yo aún estaba dormida cuando me lo dijeron.

-Pues nada, tendré que hacerme algo de aperitivo –suspiré

Llevaba más de una semana en Londres, y descartando lo de la biblioteca y el café, no me había pasado nada mucho más interesante. Mi vida sigue igual de aburrida que siempre.

Mientras cogía los frutos secos del amarito de la cocina, sonó el timbre. Me miré en el reflejo de la puerta en cuyo interior estaban los vasos y estiré mi camiseta. ¿Se puede saber quién es a estas horas?

-Hola, muy buenas. ¿Está tu madre? –la luz del sol entraba en contacto directo con mis ojos.

-Lo siento –dije recogiendo el paquete con mis manos –ha salido.

-Pues, necesito que me firme –me quedé pensativa.

-Eh, sí, un segundo. ¿Tiene alguna idea de que puede ser? –moví el paquete verticalmente, esperando un ruido, al menos, líquido.

-No, lo siento. Verá, tengo prisa…

-¡Ah! Si, perdona –estiré mi brazo para firmar

Entre en casa con la única duda de cómo podía abrir el paquete sin que Peyton se diera cuenta de que lo he abierto.

-Bah –cogí el tarro de los frutos secos y lo llevé al salón, lo dejé encima de la mesa y encendí el televisor. Miré a los lados un par de veces, pues notaba una brisa mañanera cerca de mi. –Que raro, Peyton dejando la persiana abierta cuando se va –me dije irónicamente.

Fui a cerrar la persiana, no por nada en especial, solo por evitar que alguien me pudiera ver con estas pintas.

La puerta dio un portazo.

-¡Me cago en mi vida! –grité muy fuerte.

-No tengo ni idea de que acabas de decir, pero no suena muy entusiasmado -dijo alguien en inglés.

No me atrevía a girarme, y ¿si era un ladrón? O peor, ¿un asesino? por no hablar de un violador de chicas jóvenes...

-No tengo dinero, pero llevo una navaja, ah, y una pierna para darte una patada en … . –de pronto sentí como unas gigantescas manos me tapaban la boca. “Peyton, no te tardes” era todo lo que mi cerebro podía pensar. Todo era una nube gris. Tengo miedo, estoy muy asustada, no me atrevo a moverme.

-Tranquila, no te hará falta –sentí mi boca cada vez más despejada, ya podía gritar, y creedme si lo hice. Eh, venga, no tengas miedo. No pretendía asustarte.

-Un momento -pestañeé varias veces seguidas - ¿Harry? ¿Pero bueno, tu eres tonto o te tropezaste al gatear de pequeño?

-Eh, que yo no te he insultado.

-Ni tampoco asustado. Que va. –Harry reía bruscamente.

-Tendrías que haber visto tu cara –empezó a dar pequeños golpes en la mesa mientras reía.

-Muy gracioso. A ver si me voy a reir yo cuando llame a la policía para contarle lo que ha pasado –me abrazó –Ya te estás quitando ¿Se puede saber a que has venido? –añadí vulgarmente.

-Te reirás cuando te lo cuente.

-No te prometo nada –dije aún molesta.

-Te echaba de menos.

-Y yo a ti, pero te echaba de mi casa –poco a poco fui soltando una sonrisa burlesca.

-Vale. Me iré si es lo que quieres –abrió el cristal de la ventana anteriormente levantada

-Prefiero por la puerta, ¿sabes? Como las personas normales –reí.

-¿No vas a pedirme que me quede? –dijo disgustado

-¿Ves que tenga cara de agrado por tu visita? Además, Peyton y Sara tardarán poco en llegar –dejamos una pausa, y él sacó los pies de la ventana.

-¿No te ibas? –negó

-He pensado decirte porque he venido.

-¿No me lo has dicho ya?

-Verás, no es eso exactamente –fruncí el ceño. –He venido porque no soportaba que no me hablaras durante todos estos días, así que como tu no venías a mi, yo he ido a ti.

-A matarme del susto, concretamente.

-Las cosas no son como uno las planea, ¿sabes? –ambos oímos el sonido de un coche. El de Peyton, para especificar. Y esta de aquí soy yo en uno de los marrones más grandes de la historia. ¡Menuda me espera como Peyton se entere de la situación!

-Corre, corre, sube, por las escaleras, corre, vamos, corre, primer cuarto a la derecha –dije lo más rápido que pude y pegándole empujones, como si fuera a ayudarle a subir más rápido. En el armario, metete en el armario.

Con el corazón a mil por hora, me senté en el sillón marrón chocolate, rápidamente. .

-Molly, ya hemos llegado –gritó Sara.

-Estoy en el salón –dije lo más relajada posible.Deben darme un "Óscar" por mi buena actuación. Como me pillen...

My Perfect Dream (Pt. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora