Capítulo quinto

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-Aún quedan unas seis jovencitas, les doy diez segundos y salimos. –dijo el otro guardaespaldas

-¿Es que no hay puerta trasera? –pregunté confundida a la vez que Sara me daba un codazo.

-Si, si que hay –respondió Louis sonriente –lo que pasa es que está en la misma planta que la principal...

-Y si las fans nos verán a través de la ventana, vendrán a la salida trasera, a fin de cuentas es lo mismo. –continuó Harry dedicándome una sonrisa. Aspiré profundamente abriendo ampliamente mis orificios nasales.

Le devolví la sonrisa y ambos nos miramos a los ojos.

-Vamos, chicos, me acaban de decir que tenemos todo despejado.

Todos se despidieron amablemente. "Nos habéis caído bien" nos dijo Louis generalizando. Sara y yo les seguíamos con la mirada.

-Oye, Harry, se te ha caído... -me calló con un "shh" y seguía su camino hacia la puerta.

-Corre, cógelo, he visto muchas películas, eso puede ser...

-¡Un papel con su número de teléfono! –terminé la frase que Sara había comenzado.

-Vamos, Molly, no tiene gracia, no me mientas. –se quedó sin habla – Pero, ¿cómo es posible? Es más, ¿Cuándo lo ha escrito?

-¿Quién sabe? –reí – tal vez lleve su número escrito en varios papeles diferentes que les va dejando a las chicas que conoce.

Ambas no parábamos de mirar el papel y sonreír. ¿Sabéis que significa aquel papel? Si esto es un sueño, no me quiero despertar jamás.

-Molly, dale la vuelta –giró el trozo de hoja

– "Llámame, estoy deseando volver a verte. Por cierto bonito acento ;) Harry xoxo" –leímos las dos a la vez, cada palabra sonaba con más entusiasmo que la primera.

Cogí el número de teléfono y lo atraje a mi pecho. Tras una pausa, otra vez sin decir nada, salimos por la puerta.

-Un momento, ¿dónde creeis que vais? –ambas nos miramos con la misma cara que se te queda cuando ves a un anciano haciendo skate. Miramos al frente.

-Ah, Josh, menos mal que has venido –le abracé

-Si, ya, ya. Anda tira para el coche –Sara le sonrió.

-Dame gracias porque no le he dicho nada a tu madre –cerró mi ventanilla

-Gracias, supongo –sonreí ampliamente.

-Espero que tengáis una buena excusa para esto.

Le contamos todo a Josh. Desde que llegamos hasta que salimos. Bueno, menos lo de Harry y su número de teléfono.

-Molly, que no cierres la puerta tan fuerte, hombre.

La cena fue bastante rápida. La sopa estaba bastante buena. Menos mal, porque me llegan a poner lentejas y me quedo toda la noche en vela.

-¿No vais a comer nada más? –se extrañó mamá.

-Me llevo esto, esto, esto, ah y esto –cogí varios paquetes de chucherías – estamos arriba, os quiero –subimos las escaleras.

-No sé qué voy a hacer con ella. No hay quien la pare. No creo que dejarla aquí sola sea una buena idea, Peyton.

-Mamá, no te preocupes, Josh y yo cuidaremos de ella. Así aprenderá inglés y por las mañanas me hará compañía mientras Josh trabaja. Solo por dos meses.

-A ver si le buscáis un novio y que se venga a vivir aquí un par de años –todos rieron.

-Le falta independencia. Eso nos hace madurar. Mírame a mí. Ver que no tenemos a personas mayores que nos puedan decir que está mal nos hace equivocarnos y aprender por nosotros mismos.

-Lo hablaré con tu padre –cogió su plato y se levantó de la mesa.

-¿Qué? No, no. Letizia, siéntese, yo me ocupo –dijo con su mejor pronunciación.

-Ves a lo que me refiero. Un tiempo aquí le hará ser mejor, te lo prometo –ambas sonrieron.

-Si, pero Sara...

-No te preocupes mamá, donde cabe una caben dos. Además, Sara es muy buena chica, y le ayudará bastante.

-Pero, ¿y sus padres?

-Les convencemos

-Si le llamas ya creerá que eres una desesperada, Molly.

-Y si no le llamó pensará que no me intereso por él.

-Vamos Molly, si no fuese por ellos no te habrías puesto a gritar en la biblioteca. Déjale tiempo para que piense en ti.

-O en otra que ha conocido en la discoteca.

-Vamos Molly. No seas así. No pienses eso.

-Tienes razón, no lo pensaré, le llamaré ahora mismo –empecé a teclear el número impregnado con tinta líquida en el papel.

-Adelante, queda como una empalagosa fan. Otra más del montón. –Bloqueé el móvil.

-Bueno vale. –hize una pausa -¿patatas? –Sara apartó el paquete con cara de desprecio -pues mejor, no te iba a dar de todas formas.

-Se me ha ocurrido una idea. Vemos una peli y hacemos tiempo hasta que tengamos sueño. Dormimos. Mañana vamos de compras y luego llamas a Harry. ¿Qué te parece?

-Una idea fatal. No sé si podré esperar tanto tiempo

Sabía que ya no eran horas de llamar a nadie, y mucho menos a una celebritie. Que raro suena decir eso. Pero, me moriría si no lo hacía, y no podría dormir. Aprovechando que Sara se quedó dormida en la mitad de la película, me encerré en el cuarto baño de la habitación. Marqué el número.

-¿Sí? –respondió una voz ronca

-¿Harry?

-No, se ha equivocado.

-Uhm... bueno, lo siento.

-¿Eres la chica de la biblioteca? ¿Molly?

-Pues eso depende de si trabajas en el FBI o eres Harry.

-Pues trabajo en el FBI.

-Pues no, me llamo Julia –se oyó una risa aún más ronca

-No cuela, tu acento te delata.

-Espera, ¿eres Harry de verdad?

-Ya te lo he dicho, trabajo para el FBI –me quedé muda -¿qué te parece si nos vemos mañana?

-Verás, no me gusta que me entrevisten si no es por algo especial.

-¿Qué el chico de una banda por la que te has metido esta tarde en un problema te invite a salir no es especial?

-Demasiado especial.

-Entonces nos vemos en "Monmouth Coffee" a lascuatro y media. Busca por una parada de autobús cerca. Te espero. Adiós.

 

Me miré al espejo con una sonrisa profunda, verdadera y burlona. Si Sara se entera de esto es probable que se alegre por mi, y bueno, que luego me vuelta la cara del revés al ver el poco caso que le he hecho.

Lo siento, pero oportunidades como estas solo se presentan una vez en la vida, y esta había que aprovecharla.


My Perfect Dream (Pt. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora