Capítulo décimonoveno

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Llevábamos ya unos minutos andando hacia algún lugar. No sabía a dónde nos dirigíamos, pero me sentía bien acompañada y protegida.

El cielo había comenzado a oscurecerse y todo por culpa de las nubes, claramente. Empezaba a hacer bastante frío si no me equivoco en escasos minutos llovería. Tiritaba ya que no llevaba más que la falda y la blusa.

Justo antes de cruzar el semáforo Harry comenzó a desprenderse de su chaqueta.

-¿Eres de los que se desnudan en la segunda cita? –reí bruscamente mientras él sonreía.

-No, tonta. Veo que estas temblando. Ponte mi chaqueta –la extendió hacia mis brazos –Ah, ah, ah. No sin un beso antes. En la mejilla –el comenzó a señalar su mejilla y yo le dejé atrás debido a que el semáforo de peatones ya se había puesto en verde.

Él por fin logró alcanzarme, aunque fue ya al otro lado del cruce.

-No necesito tu chaqueta –estornudé –Bueno, puede que tenga un poquitín de frio. Pero... oh no, vamos, no pienses que te voy a dar un beso.

-Sin beso no hay chaqueta. Hazlo sé que lo estás deseando –me sonrió dejando ver todos sus dientes.

-Tal vez seas tú quien lo desea.

Comencé a andar de espaldas, quedando justamente en frente de Harry.

-Ahora en serio. Ponte la chaqueta –la volvió a extender y esta vez la cogí y, disimuladamente la olí. –Me gusta tu perfume –me la puse.

Era algo larga, me cubría las rodillas, pero era muy calentita, e insisto, desprendía un aroma atractivo.

-¿Me dejas hacer una cosa?

-Depende. ¿Me gustará?

-Me atreveré.

Podía sentir como unas amplias manos y unos fuertes brazos me rodeaban. Algo así como un abrazo. Francamente, estaba paralizaba, era la primera vez que me abrazaban y no quería que me soltaran, pero de pronto comenzó una llovizna desagradable.

-Sabía que el fondo estabas deseando abrazarme –se insinuó

-¡Que estúpido eres! –le di un pequeño golpe en el brazo –Espero que lleves un paraguas.

-Lo cierto es que no. Mi hotel queda un poco lejos. Aún podemos llamar a un taxi.

-¡No! Quiero decir… No importa –le agarré el antebrazo fuertemente. -Me gusta caminar bajo la lluvia.

-¿No es eso lo que hacen las parejas felices y enamoradas? –rió dulcemente

-Ay, quita. Ya lo estropeaste –me separé bruscamente dejando unos centímetros de distancia entre ambos.

-Era broma, era broma. ¿Estás segura de que no quieres montarte en un coche? –asentí.

Aunque me cueste mucho reconocerlo, ese momento quería guardarlo para siempre en mi memoria. No es que solo me gustara la lluvia, que también, pero me sentía tan cómoda, tan feliz en ese instante que tenía ganas de abrazarle y no soltarle nunca. Me sentía tan pequeña en ese enorme abrigo, cosa que con mi estatura era difícil. La lluvia comenzó a aumentar y no tuvimos más remedio que resguardarnos bajo el techo de una bonita y moderna casa adornada en marrón.

-¿Es muy tarde para arrepentirse de no haber cogido el taxi? –dibujé una sonrisa en mi rostro

-Queda poco para llegar al hotel. Solo una carrera más. ¿Estás lista? –asentí y Harry me depositó en su hombro derecho, bocabajo.

-¡Estás loco! –grité. -¡Cuidado con el charco!

Una varonil voz nos dio la bienvenida al hotel. Pareció preocupada al ver lo empapados que estábamos, pero, este solo dijo que si necesitábamos algo no dudáramos en consultarle.

Estaba bastante sorprendida del aspecto del hotel. Nunca había estado en un hotel tan lujoso y por lo tanto costoso. Todo era de cristal transparente, menos el suelo, que era de un negro opaco. Me fascinaba la combinación.

-Podría acostumbrarme a esto. No está nada, pero que nada mal. –En los ascensores todo parece más incómodo, y más para mí que no soporto los espacios pequeños; pero este era el más grande con diferencia que había visto hasta ahora.

Por fin llegamos a la habitación. Apuesto a que si alguien nos andaba buscando encontraría la habitación, porque en el suelo estaban impregnadas nuestras huellas.

-Vaya –abrí la boca imitando a la vocal -o –Esto es impresionante. ¿Eso es un escalera? ¿Es que hay otra planta?

-Voy a por algo de ropa, te dejo jugando con la habitación –rió.

-¡Madre mía, menuda ventana! –Pegué mi nariz y labios a la cristalera y estaba totalmente embobada con la lluvia. -¿Cómo va a venir Josh a por mí?

-Puedes quedarte, si quieres –dijo Harry bajando las escaleras con algo de ropa en los brazos. –Esto es para ti. Como comprenderás no tengo ropa de chica.

-¿Es que tus ex novias no te dejaron nada de recuerdo? –él me miró muy extrañado y molesto – Era broma, era broma -le trabquilicé

-Eso espero. He pedido unas pizzas en recepción. ¿Quieres algo más?

-Pon una peli. Voy a cambiarme.

-¡Vamos Molly, las pizzas ya casi están! –se acercó al baño y comenzó a hablarme, tuve que desconectar el secador para poder oírle. –He cogido tu móvil prestado y he llamado a Josh. Dice que no hay ningún problema en que te quedes a dormir siempre que…

-Siempre que nada, asqueroso –volví a conectar el secador y el me lo desenchufó. –Por cierto, ¿te he dicho lo bien que te queda mi blusa? –sonrió y se dirigió hacia el salón. Le seguí.

-¿Qué peli vamos a ver?

-Ninguna –le miré confundida mientras levantaba la tapa de las pizzas. –Quiero que hablemos. Solo tú y yo. Móviles fuera, todo fuera.

-Menos la ropa –di un mordisco a mi trozo de pizza él comenzó a reír.

Tras un largo rato hablando, ya no podíamos seguir comiendo más.

-¿Dónde se supone que voy a dormir yo? –recorrí toda la habitación con la mirada.

-Puedes dormir en la cama de cualquiera de los chicos, a no ser que tengas miedo y quieras dormir conmigo.

-¿Estás de coña, no?

-No pienso tocarte. Solo quiero cuidarte –le dediqué una de mis mejores sonrisas y él me la devolvió. Ese fue el instante para el que llevaba preparándome toda la vida. Ese fue el momento en el que nuestros rostros se juntaron. Sus labios, suaves y carnosos comenzaros a unirse a los míos. Fue algo corto, pero perfecto. Nada empalagoso, más bien tierno y dulce.

-¿Tanto te ha costado? –se separó y comenzó a subir las escaleras.

My Perfect Dream (Pt. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora