-Vamos, Harry, levanta –dijo Liam -¿se puede saber a qué hora te dormiste anoche?
-Pues a la misma que el resto –dijo con voz adormilada, Liam frunció el ceño.
-Si no fuera por lo bien que te conozco me tragaría esa trola, pero lo siento, no cuela. ¿Dónde estuviste anoche?
-No salí –dijo incorporándose. –solo he tenido una mala noche. Insomnio. –Liam arqueó las cejas. –te lo prometo, Liam.
-Bueno, vale, te creo –Liam se dirigió hacia la puerta, entonces Harry le detuvo con un golpe de voz.
-Estuve hablando, con la chica de la biblioteca.
-¿Estás de guasa? -se detuvo en seco.
-En absoluto.
-¿Cómo consiguió tu número? –preguntó visiblemente interesado.
-Se lo di yo.
-Debí imaginarlo. –sonrió –pero ahora en serio, Harry. Ya sabes lo que puede pasar cuando le das un número a un fan. Es posible que tengas que cambiar de número.
-No creo que ella sea así.
-Las apariencias engañan, tío. Puede que ella sea ese uno entre en millón pero no estoy muy seguro –se sentó en la cama de Harry. –A ver, escucha, tampoco la conoces, y ya sé que a ti no te va este rollo de ir tranquilos, pero no debes olvidar quién eres.
-¿Quién soy? –dijo con tono de enfado – No soy más que un chico joven de 18 años. ¿Es que no tengo derecho a enamorarme? ¿No tengo derecho a ser una persona normal?
-Vamos, Harry, ya sabes a qué me refiero.
-¡A la porra lo que digan los demás! –se levantó de la cama, se puso las babuchas de cuadros azules y rojos y emprendió su camino hacia la puerta. Desayunaré fuera –salió.
-Tío, espera, vuelve. Empezó a correr tras él por el largo pasillo que comunicaba todas las habitaciones de la séptima planta del "Great Northern Hotel". Te acompaño y lo hablamos, dijo poniéndose el abrigo que había cogido rápidamente antes de salir.
Ambos entraron en un café cerca del hotel. Se sentaron en una mesa del fondo, algo escondida, y comenzaron a leer la carta adornada con dibujos de flores.
-¿Qué van a tomar? –dijo una señora de apenas unos cuarenta años que vestía un medio delantal de color celestes en el que estaba dibujado una cafetera, y un poco más abajo, en la izquierda, el nombre de la cafetería.
-Por ahora solo un descafeinado y uno cortado. –dijo Liam, la mujer se alejó poco a poco.
-¿Desde cuando lo pides descafeinado?
-No es para mí. Es para ti, necesitas calmarte, nunca sabrás que te puede hacer la cafeína –Harry parpadeó un par de veces seguidas, sin decir una palabra –Supongo que me debes una disculpa.
-Ya lo sé. Sé que te he gritado, y ha estado mal. Lo siento. Pero ya me conoces cuando me enfado. Además, creí que tu me entenderías. -hubo un momento incómodo.
-Explícate mejor, cuéntame la historia. Empezaremos de cero con el tema. –dijo felizmente.
-Está bien –suspiró. –Ayer, cuando todos salisteis de la sala de la biblioteca yo me quedé el último. Casualmente llevaba el bolígrafo de las firmas aún en mi abrigo. Vi que encima del cenicero había una bola de papel bastante arrugada. La desdoble y escribí mi número de teléfono. No sé ni por qué lo hice. Tal vez fuera un impulso o el destino, pero lo hice.
Fui el último en salir, a propósito, y dejé caer el papel al suelo.
-¿Y si la otra chica lo hubiera cogido? –dijo extrañado.
-Bueno, digamos que descarté la posibilidad. Desde el momento que entró, Molly, ví como no me quitaba el ojo de encima.
-Así que se llama Molly. –dijo ampliado una sonrisa.
-Si. Creí que la chica me llamaría nada más llegar a casa, pero no lo hizo. Fue de madrugada cuando mantuve una primera conversación en solitario con ella. Todos estabais dormido. Así que me fui al salón de la habitación. Calculo unos tres o cuatro minutos de nuestra pequeña charla. He quedado hoy con ella. –la camarera trajo los cafés.
-Vale, estás de broma. Y, ¿qué si lleva a fans allí? O peor, ¿a los medios de comunicación?
-No creo –dio un sorbo al café. -¡Como quema! -se detuvo - Ya sabes lo que dicen, quien no arriesga no gana.
-Y, sin que suene muy vulgar, pero ¿esperas conseguir algo de esto? Al menos, ¿positivo?
-Tal vez no consiga nada, una amiga, o incluso nada. Pero no me importa.
-Amigo mío, te he oído muchas veces decir esa frase. Y no te lo impediré, es mejor que aprendas de tus errores. Te deseo lo mejor, ya lo sabes, pero se me hace difícil ver el final feliz de esta historia.
-Espero que no tenga final –recapacitó. -¿Soy el único al que le ha resultado bastante cursi esta frase que acabo de decir?
-Para nada –hizo un movimiento de izquierda a derecha en señal de negación. Ambos rieron.
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My Perfect Dream (Pt. 1)
FanficHola, encantada de conoceros por fin. No sabía las ganas que tenía de encontrarme con alguien como tu, alguien con el que compartir mi historia. Sé que probablemente no soy la chica más lista del mundo, pero si hay algo de lo que estoy cien por cie...