Capítulo décimoctavo

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-Jaja, sí, yo me acuerdo de eso. Fue buenísimo. ¿Te acuerdas cuando la encerramos en el baño y nos fuimos a comprar su regalo? Fue bastante bueno –todos rieron, hasta Harry.

-Bueno. Vale, ya. Cambiemos de tema. Llevamos mucho tiempo hablando de mi.  ¿Por qué no…

-De eso nada, acaban de empezar –dijo Harry –tu familia me cae bien.

-Ya, ya, bueno. Si nos disculpáis un momento –le cogí bruscamente del brazo y lo llevé hasta una sala que estaba detrás de una rendija desde la cual podíamos observar la cocina.

-Vamos, Molly, no seas aguafiestas. Nos estamos riendo bastante…

-De mí –interrumpí aún con tono molesto – Ahora vas a decirles que te tienes que ir.

-No puedo hacer eso. Ya que tu no quieres abrirte a mí, yo me las tendré que arreglar para conocerte mejor –me apoyé en una mesa y di un repaso a toda la sala. -Por trigésima tercera vez, me importas.

-No voy a volver a responder a esa afirmación. Te aseguro que te vas a quemar –grité

-¿Cómo que a quemar? ¿Dónde vas, Molly? Vuelve.

-Fuego, hay fuego. En la cocina. Corre

Tan rápido como pude llegué a la mesa dónde habíamos comido. Al parecer mi familia no pareció enterarse de lo que estaba sucediendo en la cocina. Había fuego. No lo pude ver bien, pero pareció salir de una plancha de asar carne.

-¿Cómo diablos? ¡Vamos, tenéis que salir, hay fuego en la cocina!

-Ya sé que está pasando aquí. Vale, es una broma, pero no tiene gracia. Te quieres vengar de nosotros por habernos reído de ti. Lo pillo –dijo Peyton tranquilizando a los demás.

-Es en serio. Hay fuego. Lo acabamos de ver con nuestros propios ojos. Teneis que huir de aquí –añadí Harry preocupado.

Todo parecía una estampida. De pronto, los clientes del restaurante empezaron a salir disparados hacia la calle como si de un huracán se tratase. “Vamos, abuela, olvida el chaleco”. El restaurante quedó tan vacío como un desierto en verano. La comida por el suelo, las mesas bocabajo y las sillas bocarriba. Una de las camareras intentaba descolgar el extintor mientras otra llamaba a la policía.

-Miradlo por el lado bueno. No tenemos que pagar la comida –dijo mi abuelo burlón, pero nadie de los que estábamos en la calle parecimos echarle cuenta. Solo se oían gritos y murmullos.

-¿Qué os parece si - subió el tono de voz -olvidamos esto y continuamos comiendo en otro lado? –preguntó la abuela amablemente. Todos les respondieron con un firme asentimiento de cabeza.

Mientras íbamos de camino al todoterreno de siete plazas, en realidad de cinco y dos plegables, de Josh la abuela me dio unos pellizcos en el brazo hasta captar mi atención.

-¡Auch! –me quejé -¿Qué quieres? –suavicé el tono de mi voz.

-Tienes un buen partido, aprovéchalo

-¿Qué? –reí -Abuela, tu sabes que él no es mi novio. Es solo mi amigo

-Por algo se empieza –me giñó un ojo y cogió a Harry del brazo, como si fuera la madrina de su boda.

Me quedé atrás para esperar a Sara, quién parecía bastante confusa ante lo sucedido.

-¿Qué te traes con Harry, y por qué no me lo cuentas? –replicó con tono de dulzura

-No hay nada que contar. Te lo prometo.

-¿Entonces como me explicas esto y lo que llevo viendo desde hace varios días? No puedo hacer la vista gorda, y menos si se trata de... bueno... de Harry.

-Ojala supiera yo qué está pasando. Es solo que Harry dice no sé qué de querer conocerme…

-¿Estás de broma? Molly, ¿desde hace cuánto tiempo llevas soñando con estos momentos? ¿Cuánto tiempo llevas preparándote? A ver, dime.

-Tienes razón, pero nunca creí que fuera tan difícil –me detuve por completo –sé que suena raro, pero siempre omití la parte en la que la fama nos impedía estar juntos.

-¿Qué me estás tratando decir? –se giró hasta conseguir que ambas entráramos en un cara a cara, frente a frente.

-Tú mejor que nadie sabes lo que llevo sintiendo por él desde que le vimos por primera vez. Y no niego la posibilidad de querer ser su novia, o amante al menos –reí y acto seguido hice una pausa. –Quiero una relación normal, sin fotógrafos que nos persigan, que nos pregunten. Fans que nos falten el respeto o que me tiren cosas al salir a la calle.

-Y, ¿todo esto viene a raíz de los tuits que leíste? –asentí y ambas comenzamos a andar

-Yo me tengo que ir –dijo Harry.

Rápidamente me sentí culpable por haber echado de esa forma al chico de mis sueños. Tal vez haya sido demasiado brusca. Ojala pudiera decirle que lo siento, pero no soy capaz. Mi hermana ya me echó varias miradas desafiantes pidiendo una explicación, pero aún tengo que pensar cómo hablarle de este tema.

-¿Quieres que te dejemos en algún sitio?

-No, eh, no. Gracias, no te preocupes. ¿Josh? Si, Josh, verdad, no te preocupes.

-Es una pena. Me habías gustado.

-Otro día será, señora Olarte.

-No me hagas sentir vieja. Para ti soy “la abuela”, si quieres -rió

-Un placer haberos conocidos a todos.

"Sara deja de hiperventilar” –susurré

-Yo le acompaño –por fin me atreví a decir. Me puse a su lado, supongo que esperando una respuesta por parte de mi Peyton y su novio.

“Déjale” –dijo Josh

“Es peligroso” –respondió Peyton

“Puedes confiar en él. Créeme” 

My Perfect Dream (Pt. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora