Capítulo 19: Las vueltas de la vida

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Universidad... lugar donde nace la independencia. Lugar donde te vuelves responsable y te preparas para la vida. Lugar donde para mí, soy una del montón. Así es, la universidad no es nada parecido a las películas. Aquí, estudias o estudias. Algo que no soy muy buena. Ahora la pregunta sería: ¿Cómo sobreviví?

Pues, no sé.

No tengo la bendita idea de cómo logré llegar hasta acá. Ah, o la pregunta sería: ¿Qué hice luego de la fallida revelación y que mi mamá se mudara conmigo?

Me escondí, me acobardé.

Hice de todo un poco....

Y...

ahora...

Suspiré.

Cuando me enteré de que mi mamá se iba a quedar unos días, semanas, tuve que ocultar el hecho de que arriba estaban viviendo mis dos grandes dolores de cabeza «en buen sentido», y a la vez las dos personas más importantes de mi vida: Daniel y Rubén.

Fue un infierno pasar las dos semanas con mamá en ese pequeño apartamento y no por el hecho de que me visitara, al contrario estaba feliz de que se preocupara por mí. Pero la felicidad no duro mucho cuando empezó a insultar a mis dos "gatitos" y a dar órdenes durante la estadía.

Tuve que hacer muchas estupideces para ocultarlos...

«Creo que envejecí unos años...».

En fin. Ahora la pregunta primordial seria...

¿Por qué no acepté la confesión de Daniel?

Fácil. No quería romper el corazón de Rubén frente a Daniel. No, no, no. no me gustaba la idea. Era muy feo, muy horrible, muy... no sé, muy... sí, creo que muy feo, para mí.

Era como... si Daniel eligiera a la lince de Helena, por no decir zorra, frente a mis narices. ¡De solo imaginármelo me mató del dolor! Y aunque los chicos suelen ser duros en cuestiones sentimentales, no se puede negar que también tiene sentimientos por lo cual hay que respetar.

¿Y porque pienso que Rubén está enamorado de mí?

Fácil. Lo supe la vez que me sacó del hotel. Estaba más que claro que le guste y no puedo destrozar sus sentimientos, no de esa forma.

Y por eso... no dije nada y los escondí para buscar el momento perfecto después de que mamá regresara a casa.

Pero cabía la posibilidad de que después, no pudiera encontrarme con Daniel. Realmente no había oportunidad. Solo me encontré Rubén y no quería decirle primero a él y luego a Daniel. No... eso era incorrecto. Primero debía que enterarse mi novio y luego mi amigo, no al revés.

«Mi novio».

Me hice volita de la alegría al saber que Daniel se me confesó, pero últimamente ha estado ocupado por lo cual me hace pensar que son asuntos del hotel. «Pensándolo bien... Daniel tiene dinero...». Abrí los ojos de la sorpresa hasta dejé de caminar y me quedé parada en medio del pasillo de la universidad como una retrasada.

«Él, es, rico. ¡Él es rico!».

Y así me di cuenta... que Daniel era adinerado.

«Idiota». Vaya, Basura apareció.

«Tonta». Impresionante, Optimista me insultó.

―Hoy va a llover ―susurré por lo bajo.

Mis dos...que hasta ahora no se si son producto de mi locura, si eran mis ángeles guardianes y/o mis diablillos personales. O simplemente son mis alter egos. Bueno en fin, tenía días de que no aparecieran en mi cabeza desde el momento de la fallida revelación.

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