Capítulo 24: Cuentas claras, amistades largas.

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Me dirigí a la misma mesa de siempre. Me senté en el mismo banco de siempre y miré a mí alrededor; como siempre. El cielo estaba despejado por lo cual el sol estaba en todo su esplendor, pero no fue lo suficiente como para sentir mucho calor.

Suspiré frustrada. No miré a Daniel, Rubén o Marco por la cafetería. Lo que fue muy extraño ya que Marco y yo coincidíamos en esa hora vácate. La cafetería al aire libre estuvo no muy abarrotada, no había mucho que observar así que decidí en adentrarme en mi propia cabeza.

«A ver... hmm... ¿Qué debo hacer ahora que soy su novia?». La imagen de Daniel sonriéndome con ternura me volvió loca, tanto que chillé y pataleé de la emoción en mi banca. Ese acto ganó unas miradas de "¿Y está loca?" y también, "Bruja". «Ok eso fue cruel». Pero... «Celosas». Reí con burla y arrogancia.

Luego volví a meterme en mi propia cabeza, mirando la nada y visualizando una reunión con mis yos.

«A ver... ¿Qué hago ahora que soy la novia de Daniel?». Sonreí de oreja a oreja.

«Pues fácil, hay que devorarlo ahora mismo, esta noche». Basura comentó con una cara de auténtica psicópata pervertida.

«¡¿Qué?!». Apreté los labios, no quería llegar tan rápido a eso, aunque me moría por hacerlo.

«Por favor... Sabes que quieres ver mucho más que cuadritos...». Pude ver la cara perversa de Basura. Aunque el pensamiento fue muy tentador.

Negué con la cabeza. No quería acelerar las cosas.

«Hmm... creo que falta alguien». Junté las cejas al notar que una de mis yo se encontraba callada.

Juré haber imaginado a mi yo basura sentada en la banca a mi izquierda. Su cabello estaba alborotado, usaba unos short cortos, un poco deshilachados y tenía una camisa corta de color negra donde decía "Fuck me" en letras blancas.

Ok... eso fue lo suficiente como para saber que a Basura le urgía comer a Daniel.

Luego a mi derecha pude ver a mi yo Optimista, sentada en la banca.

Ella tenía el cabello recogido hacia un lado, con una coleta que tenía como decoración una flor de color crema. Tenía un vestido adorable del mismo color, corto estilo batita. Se vio adorable. Se vio aún más adorable, cuando ella trató de tapar su rostro. Ella estaba muerta de la vergüenza, lo noté en sus orejas completamente rojas.

Ambas versiones de mí estaban acompañándome. Era extraño como estas dos amigas imaginarias, si se podrían decir así, se presentaban ante mis ojos. Esto era obra del diablo, pero, en fin, ambas me acompañaron.

«Hey, niña. ¿Qué dices? ¿Hay que comer hoy a Daniel?». Basura le habló.

Optimista negó con la cabeza, sus manos tapaban su rostro.

«Oh... vamos... ¿No crees que ya es hora?». Basura trató de persuadirla.

«No lo sé, creo que es muy apresurado. Apenas ha pasado tres días». Optimista comentó sin despegar las manos de su rostro.

«En fin... no creo que a Daniel le gusta hacerlo con una novata». Suspiré resignada.

Baje la vista a mis manos sobre la mesa. Estaba segura que Daniel podía quedar traumado si intentaba pasar una noche conmigo.

Una poderosa boca, dueña de unos suaves y sensuales labios, se apoderó de mi cuello. Inmediatamente di un respingón en mi lugar, no me lo esperé. Quise ver al dueño de esos labios pero lo que pude alcanzar a ver, fue una melena de color negro.

Mi respiración se pausó.

Esos labios aún no abandonaron mi cuello, sus movimientos eran como el de un vampiro que besaba y probaba mi cuello antes de morderlo con suma sensualidad.

BrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora