Volkacio

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46.

Era muy cansado era la segunda discusión que tenían en una semana y era por lo mismo, pero no era culpa de Volkov lo que sucedía cada uno era consciente de que trabajo tenían, de eso era la discusión Volkov tenia que arreglar unas cosas en la sede de Rusia ya que era el que mejor se podía adaptar, pero Horacio tenía la preocupación, no estaba enojado con Viktor, mas bien, con Michelle, ella estaba haciendo que Viktor fuera y no se podía esperar unos días a que terminaran con el trámite de adopción y Volkov no la podía ver cuando ella viniera en camino, era una niña de nueve años y Volkov no estaría cuando ella llegara, ese es el puto problema, y claro el peligro que corría, la posibilidad de que muriera y no regresara le quitaba el sueño a Horacio, pero Volkov no lo entendía, era esa preocupación que no te deja dormir por las noches y te llava a pensar lo peor, inevitablemente, se forma un nuevo en la garganta y la ansiedad vuelve con la probabilidad de perder al amor de tu vida que tanto te costó tener, pero nadie lo entiende, ni la persona que tiene la probabilidad de perder la vida.

Cada uno estaba en un sillón diferente, no decían nada, no lo harían, escucharon la puerta abrirse y Volkov se apresuró para abrirla, dejaron entrar al señor encargado de la adopción. Lo invito a pasar y se puso a un costado de Horacio agarrando su mano entrelazando sus dedos como si no tuvieran problemas. Hablaron de lo que conlleva adoptar a una niña, del mes de prueba para asegurarse de que este cómoda, prácticamente de todo y ellos no podían estar más agradecidos con esa oportunidad que la vida les estaba dando, en parte era porque eran policías y el registro sea más sencillo pero eso no le quitó la dificultad, del tiempo que invirtieron, del trabajo que dejaron de lado, todo es jodido sacrificio valía la pena, el tan solo pensar que una nueva persona llegaría a su vida para alegrarla, el darle una segunda oportunidad a una vida inocente que por azares del destino perdió sus padres biológicos y sufrió demasiado en tan poca edad, esa sensación de poder formar una familia, la familia que tanto desearon. Extrañamente Horacio no estaba tan entusiasmado, todavía, le carcomida lo del viaje e inconscientemente agarro con más fuerza la mano entrelazada y se pegó más a Volkov, quería asegurarse de que estaba ahí.

- ¿Están seguros de todo?

- Si, nunca estuve más seguro en mi vida de algo.

- Solo falta que firmen aquí abajo cada uno en sus líneas correspondientes y no duden en hablarnos cuando ocupen algo, nos aseguremos de que todo esté bien y que sean estables para tener a la nena y seria todo.

- De acuerdo.

- Esta bien.

- Un gusto conocerlos.

Horacio fue esta vez que acompañó al señor para salir de su hogar, tenía un hogar, tanto tiempo buscando esto y lo había conseguido, la satisfacción de todo lo que costó, del arduo trabajo que tuvo que hacer para llegar donde estaba, y ahora poder decir que tiene un hogar con la persona que más ama en este puto mundo y que luego llegaría una nueva persona que sería la luz de sus ojos, su pecho se llena de orgullo. Cierra la puerta detrás suyo recargándose a la vez que suelta un suspiro, se agarran el abdomen ante la sensación de nerviosismo que le llega de golpe y el escalofrío que recorre su nuca, ignorando la sensación va con Viktor y se pone en sus piernas escondiendo su rostro en el cuello dejándose llevar por las caricias otorgadas en su espalda, llenaba sus pulmones del relajante olor que le daba Volkov, ya que el, Viktor es su lugar seguro, donde puede ser el.

- Soltnse.

- Mande.

Volkov agarro la cara de Horacio acunado su cara entre sus manos dándole un beso en la frente.

- Michelle me llamó.

- No.

- ¿No?

- No hablemos de eso, no hoy por favor, disfrutemos hasta que te vayas, ya no quiero pelear, no quiero que te vayas y estemos peleados.

OneShots/GTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora