VOLKACIO

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Recuérdame

Estaba parado enfrente de la puerta, me quité el anillo de mi dedo anular y abrí la puerta.

Me adentre a la habitación blanca buscando a la persona que fui a visitar, como cada día, y lo vi allí en la terraza viendo el paisaje.

Carraspeo para que note mi presencia, el se voltea y me dedica una sonrisa, sigue igual, parece que los años para el no cambian, su sonrisa radiante que te puedan derretir y eso ojos con ese brillo que te enamoran.

-Comisario Volkov, ¿Que tal?-  Sonreí por el nombre y cargo que utilizo.

-Horacio puedes llamarme Viktor, no hay problema- Le dije regresando la sonrisa para sentarme en la silla de alado.

-Me va muy bien la verdad, en casa están las cosas difíciles- no mentía las cosas estaban muy difíciles.

Sloan yo no quería que viniera a visitar a Horacio, todo los días eran discusiones, me amenazaba con separarse y no dejarme ver jamás a mis hijos.

Nunca le debí hacer caso a Conway sobre rehacer una famila, no me arrepiento de mis hijos ya que los amo con toda mi vida, son mi razón de ser, pero no soy feliz, ya no.

Cada vez que vengo a visitar a Horacio es como una bocada de aire fresco, lo veo sonreír y la vida se me reinicia, los problemas se me olvidan, es un vaso de agua en un desierto.

-Sabes si Gustabo va a venir hoy? O, tal ves Conway venga- Sonrió con melancolía.

Esto cada vez era más difícil, cada vez era difícil contarle eso, no importa cuánto lo haga comoq quiera sigue doliendo.

-Horacio, Conway ni Gustabo están- le dije viéndolo a los ojos y sosteniendo su mano, para ais entrelazar la suya con la mía.

-No? A donde se fueron? Ya no me quieren? Se aburrieron de mi?- Me veía con ojitos tristes, apunto de soltar lágrimas.

-No, Horacio ellos aún te aman, están felices, estan en un lugar mejor, descansando y por fin Conway se juntó con toda su familia, y Gustabo también- Tenía una cara de confusión.

Como le vuelvo a decir que están muertos, ¿qué murieron hace 6 años? Y ¿qué no van a volver?.

Le iba a decir cuando el hablo.

-Cariño, a que hora llegaste no te vi, los siento, ni siquiera estoy listo para nuestro aniversario- Lo vi pararse para abrir sus cajoneras y buscar entre su ropa.

Me fue inevitable soltar unas lagrimas, que de inmediato las limpie.

-Solntne, no te preocupes, prefiero pasar tiempo aquí contigo, preparamos una cena y después vemos unas películas- Le sonreí.

-Vale- Se me acercó y me dejo un beso en la comisuras de los labios, se sintió tan bien los extrañaba tanto.

Pusimos la película y nos recortamos en su cama, era la de Wall-E, la favorita de Horacio, ya me la sabia hasta de memoria de tantas veces que la vi.

Horacio se levantó de repente para acercarse a su cajonera y buscar ropa.

-Cariño, ¿Qué haces?- Lo volte a ver curioso

-¿"Cariño"? ¿Por qué me dices así Comisario? Tu me rechazaste, tu dejaste muy calro que no te gusto, se me hace tarde para el trabajo- Me vio con tristeza y enojo.

-Horacio- Chasque la lengua - Yo nunca dije que no me gustaras, simplemente dije que no estaba preparado para relaciones sentimentales, pero ahora lo estoy, contigo lo estoy-

-Si lo dices para acostarte conmigo, buscate otra excusa, o vete con la EMS- Me sorprendió que dijera eso.

-Horacio, sabe aque te amo, siempre has sido tu, fuiste tu y serás tu, no hay nadie más que tu- Me acerque lentamente a el para agarrarle de la mano recostarlo y abrazarlo.

-Me lo dices de verdad?- se acorruco mejor para verme con ese brillo especial.

-Claro que si mi vida- lo volvi abrazar para que no se alejara.

Escuchamos que tocaron la puerta, me separé de Horacio, la fui abrir y era una enfermera, para informarme que la hora de visitas ya había acabado.

-Horacio, ya me tengo que ir- Le doy un beso en la frente, el aprovecho y me agarro de la nuca.

-A donde vas? No te pudes quedar?- me vio con ojos de perrito regañado.

-Si, Conway y Michlle me ocupan- Le di otro beso en las comisuras y me aleja para así poder salir.

Me puse el anillo y así llegar a mi casa, donde Sloan me observaba desde el sillón con brazos cruzados.

-Fusite a verlo, ¿verdad?- Me quede callado, no quería discutir no esta noche, estaba agotado.

-Liz para, vamos a dormir, estoy cansado- Le dije para dirigirme al cuarto, y así poder dormir de espalda hacia donde ella se dormía.

Otra vez parado enfrente a esa puerta, me saqué el anillo y lo guardé, me metí y me volte a ver.

-¿Quíen eres? Si te acercas le voy hablar a Gustabo- Me dijo acercándose a la mesa para agarrar un tenedor.

El alzheimer ojalá tuviera cura.

OneShots/GTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora