Todo estaba listo para su cita perfecta, no faltaba nada, estaba la comida, el estaba listo, había música, un buen clima, y el regalo sorpresa, pero aún sentía que le faltaba algo.
En su mente pensaba sentido lo que le faltaba, y la lista cuando de repente sus neuronas conectaron y se dio cuenta del error.
No el había dicho a Kevin.
¿Cómo cojones es que se le olvida algo tan importante como eso? Es la oreja con la que va hacer la cita, no era la bebida, no, era la cosa más importante.
Se golpeó la frente por su estupidez y distracción sacando rapudo el teléfono lara marcarle a Ford y esperarlo, como quiera todavía pidia espera, lo unico esperaba es que si pudiera asistir.
Le rogó hasta a lo que no existía para que Ford pudiera asistir y caundo por el teléfono le dijo que si solto todo el aire que había acomulado.
Se quedó sentado esperando a su pareja con ese smoking blanco y una sonrisa, su pierna se movía por los nervios y un tic nervioso, golpeaba la mesa con sus dedos, de verdad estaba nervioso.
Sintio que sus ojos eran tapados y ni siquiera necesito abrirlos para saber quien era, por el simple echo de que le llego el olor de la colonia embriagandolo.
Aún con los ojos cerrados se dio media vuelta y le dio un beso lento de bienvendida, cuando se separó por din pudo ver los ojos de Ford color avellana.
Esos que veían su alma, que lo hacían sentir expuesto, pero no le importaba, Ford quería todo de Horacio, junto con sus demonios y miedos, risas, lágrimas, miedos, el pack completo.
Vio como los ojos de Kevin tenían ese brillo que hacía latir desbocado a su corazón sintiendo como si de una taquicardia fuese.
Pero siendo sinceros, no le molestaría morir así, con el hombre al que ama enfrente de él, con ese brillo y esa maldita sonrisa que hacía que se pusiera a sus pies.
No espero mucho para agarrarlo de la mano y llevarlo a la mesa improvisada que hizo y le tomó todo el día.
Hablaban de diversos temas, pero en ningún momento tocaban el trabajo, esa era su regla, nunca se quedaban sin tema de conversación, discutían en cosas banales.
Ford había terminado de comer ya, y Horacio ni siquiera pudo dar un bocado por los nervios que tenía encima.
-Kevin- suspiro y volvió a tomar aire -Te quería decir algo- Ford lo veía atento -Sabes que, mejor no- se retractó haciendo que Ford chasquear la lengua.
-Horacio- le habló comprensivo -Si- dijo haciendo que Horacio se confundiera.
- ¿Si? - de verdad que no entendía.
- Si me quiero casar contigo- Horacio pensó que se podía ahogar -Horacio se te cayó el anillo y lo agarraste enfrente mío y caundo lo compraste lo guardaste en donde po yo mi ropa interior- hablo riendo y a su vez negando.
Horacio se sintió muy estupido en ese momento, sus mejillas se coronaron por su torpeza, caundo reaccionó, Kevin se quiere casar con el.
No lo penso mucho y se le lanzo para besarlo en toda la cara mientras se sentía enormemente feliz.
-Me arruinarte todo el monólogo que quieria decir- limpiaba sus lagrimas con el dorso de su mano.
-Te amo- le susurró para unir sus labios demostrando lo que las palabaras no pueden.
La cita no salió como el quisiera, pero sin duda lo que la volvía perfecta es el simple echo de con quien la compartía.
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OneShots/GTA
FanficNo hay escenas +18 pero en mi perfil pueden encontrar uno donde si están:)