Capítulo 10

9K 1K 643
                                    

Es un tonto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Es un tonto...

¿En qué estaba pensando? ¿Por qué en ocasiones sigue comportándose de esta manera, olvidándose de quién es realmente? No es un humano, no se supone que deba albergar los sentimientos y las inseguridades de uno; su maestro lo ha formado para ser una triada oscura: egoísta y maquiavélica. Ha intentado callar a esa parte suya que aún desea algo diferente, se ha obligado a seguir las órdenes de su maestro para mostrar su lealtad y valía. Entonces, ¿por qué? 

Él estaría tan decepcionado.

El cielo está gris y la dirección del viento ha cambiado abruptamente, arremolinando la arena y sacudiendo las aguas con violencia. Un relámpago parte el cielo, abriéndose paso entre las nubes e ilumina todo sobre su cabeza. No muy lejos de ahí, un rayo golpea la cima de  un pilar rocoso y el sonido que genera retumba a su alrededor, como si viniera de todas las direcciones. Sabe que no habrá una tormenta, últimamente nunca llueve en otoño, quizá solo sea algún Dios molesto por algo, causando destrozos e infundiendo temor. Observa desde lo alto y ve como algunos humanos corren a refugiarse a las tiendas de campaña que han montado alrededor del bosque de piedra, entre sus senderos sinuosos y, en comparación a ellos, los monstruos ni siquiera parecen afectados, caminando tranquilamente por los alrededores, gruñéndole a cualquiera que se acerque demasiado. 

Enreda sus dedos en la hierba sobre la que está sentado y tira para arrancarla. Un ave pasa volando a toda velocidad a un lado de su cabeza, batiendo sus alas violentamente ─casi siente que sus afiladas garras rozan su cabello─ y emitiendo una llamada de alarma que se pierde a lo lejos mientras más distancia se abre entre ambos. Levanta la mano y suelta la hierba, observando cómo es arrastrada por el viento, danzando en un remolino agresivo antes de caer lentamente y elevarse cada cierto tiempo por la fuerza de las corrientes de aire.

Todo se calma entonces, los árboles dejan de sacudirse con ferocidad, como si segundos antes sus raíces no estuvieran a punto de ser arrancados de la tierra para ser arrastrados por el aire. Las nubes se abren con lentitud, cediendo el paso a los cálidos rayos del sol que destellan contra sus ojos y le obliga a entrecerrar los párpados por unos segundos. Los humanos salen de su escondite, cautelosos y discuten entre ellos mientras vuelven a lo suyo; los monstruos siguen como si nada malo hubiera pasado.

Su otra mano descansa sobre su muslo. Su brazo está entumecido por las largas horas que se ha mantenido en la misma postura y la palma de su mano parece arder contra 'la cosa' que presiona con tanta fuerza que podría fusionarse con su cuerpo en cualquier momento. Se siente mucho más pesada de lo que debería y él, a pesar de querer ignorarlo y hacerlo pasar como una piedra o algún otro objeto al azar que recogió en su camino, se ha vuelto cada vez más hiperconsciente de lo que es y cómo la obtuvo.

Asuntos pendientes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora