Cuenta la leyenda que hace cientos de años dos corazones se encontraron y aprendieron el verdadero significado del amor. Sin embargo, una fuerza oscura se opuso a ellos y los obligó a separarse de una forma trágica.
Ambos quedaron destrozados, pero...
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¿Qué es lo que le gusta de Zhongli? Esa es una pregunta que no puede responder con exactitud. Tiene muchas cualidades, es paciente, honesto, bastante elocuente e inteligente. Zhongli siempre tiene algo de qué hablar, ya sean de ridículas flores, aburridas piedras o té, e historias interesantes que contar, aunque en ocasiones él se pierde en su voz o sus ojos y no escucha la mitad de las cosas que dice. También, debe reconocer muy a su pesar, que es alguien bastante atractivo, es el tipo de belleza por el que cualquiera caería y muchos desearían tener. Lo sabe, porque ha visto la forma en la que muchas mujeres lo miran con ojos soñadores y suspiros que son incapaces de retener ─esperaba que él no se viera así─: tiene rasgos suaves, pero sin llegar a ser delicados, una boca que se curva en sonrisas preciosas y que pareciera nunca poder estar en silencio y en la que él podría perderse fácilmente, besándolo hasta quedarse sin aliento. Luego están sus ojos, no cree que alguna vez haya visto unos ojos tan bellos como ésos, son iguales al corlapis, bañado de rocío, que brilla con los primeros rayos del sol de la mañana.
La primera vez que lo vió, se había quedado sin aliento y fue muy difícil apartar los ojos de él. Es como si dijera: Mírame, aquí estoy, ¿puedes verme solo a mí?, y él tuvo que poner distancia inmediatamente, porque sabía que los pensamientos que estaba teniendo sobre esa persona no estaban bien, no era correcto. Sin embargo, Zhongli siempre parecía estar a donde sea que él fuera o volteara a ver y cuando se dio cuenta que podría usar a ese hombre para sus propios beneficios, simplemente dejó que las cosas fluyeran a su ritmo.
Luego llegó la humillación. Cuando se enteró que Zhongli era Rex Lapis y como fue vilmente engañado, su enojo creció a niveles inexplicables. Fue mucho peor cuando se dio cuenta, con dolorosa resignación, que su planes no había salido como él quería y había terminado con un terrible, terrible, enamoramiento hacia ese hombre. No ayudó que Zhongli lo hubiera observado con culpa, cuando el salón quedó en silencio y solo ellos dos estaban allí, uno frente al otro, intentando acomodar el revoltijo de emociones que los embargaba.
«¿Cómo pudiste?», quiso preguntar, pero sabía que se escucharía como una persona despechada por su amante, así que optó por quedarse en silencio, acrecentando la culpa del otro hombre. El silencio se prolongó y tan solo cuando sus ideas se enfriaron, Childe comprendió todo lo que motivó al otro a hacer lo que hizo; en cambio, él fue infantil e imprudente, dejándose provocar tan fácilmente de esa manera.
Tomó un profundo suspiro y llegó a la resolución de que no valía la pena estar molesto. Un poco más confiado de sí mismo, se había acercado al otro hombre con pasos lentos y medidos, hasta que la distancia fue mínima entre los dos.
Se cruzó de brazos y puso su mejor expresión de fastidio antes de preguntar: ─Entonces, ¿fue divertido burlarse de mí de esa manera? ─cortó la distancia un poco más, Zhongli se removió ligeramente─, ¿fue divertido usarme así?
