Corría.
Tan solo corría.
Mis piernas se movían a una velocidad impensable, utilizando una mezcla de la desesperación y la confusión del momento como combustible.
Así pues, me desplazaba rápidamente por las desconocidas calles del campo de concentración de Liberio, con pequeñas gotas de agua salada rodándome por las mejillas.
Sí. Estaba llorando.
¿Porqué? No lo sé.
Puede que fuera debido a la desesperación del momento, o puede que me hubiera entrado algo en el ojo, pero en ese momento nada me preocupaba más que seguir avanzando.
Mi misión tenía sentido.
¿Verdad?
Quería creer que sí, pero ahora me daba cuenta de que no era conocedora ni la mitad de las cosas que debería saber para poder emprender esa misión en condiciones. Y ahora ya era demasiado tarde.
Doblé una esquina.
Seguí corriendo, evitando un grupo de borrachos que en ese momento salían de una taberna o algo por el estilo. Por suerte, me ignoraron.
Me froté los ojos con la palma de la mano, sin dejar de correr, intentando secarme las lágrimas que en ese momento empezaban a dificultar ligeramente mi visión.
No podía seguir así.
Tenía que hablar con Eren, pillarlo desprevenido por mucho que me costara y hacer lo que llevaba ya un par de años evitando: preguntar. Le pediría... No; le exigiría respuestas. Me tendría que contar qué hacíamos de verdad ahí, si era una simple misión de infiltración o había un trasfondo que yo desconocía. Le preguntaría acerca de las bandas de colores que estábamos obligados a llevar, y también del motivo de porqué había gente, marleyenses, que se habían infiltrado hacía tiempo en las filas de eldia.
Y porqué, de entre todos los que podía haberme cruzado, ese era el caso del hombre en cuya casa residía.
A de más... Si no me fallaba el oído, Reiner había hablado de Sasha, entre otros.
No, no podía equivocarme. Alguien que el primer día de alistamiento se estaba comiendo una patata en la presentación y le ofreció un trozo al instructor Shadis no podía ser otra que la adorable chica con la que había practicado puntería con armas de fuego los últimos meses. Connie y Jean me habían contado la anécdota hacía años.
Hacía relativamente poco que conocía a Sasha, pero era imposible no cogerle cariño. Esa muchacha obsesionada con la comida me atrevo a decir que era de las mejores personas que he conocido. Una mujer fuerte, con todos sus encantos y única.
Saber que Eren, Connie, Jean y demás la conocían des de que empezaron su formación a veces me hacía sentir mal, apartada del grupo, pero me alegraba de que pudiesen seguir juntos. Muchos de mis compañeros, la mayoría, habían muerto en los primeros años de ejecución del cargo.
Pero ese no era el tema.
Lo que de verdad me preocupaba era que Reiner, por lo visto, la conocía. A ella y a otros, no especialmente marleyenses.
Y por eso mismo corría.
¿Ese hombre... ¡Que prácticamente dormía en la habitación de al lado de la mía!; se había infiltrado en mis tierras? Y si ese era de verdad el caso y no había malinterpretado nada, ¿cuál había sido su papel en... todo eso?
De repente, me detuve.
Había un cuerpo tendido en el suelo, un cuerpo humano, provisto tan solo de un camisón blanco. Sinceramente, no tenía muy buena pinta. A pesar de que estaba de espaldas a mí, se veía bastante magullado, y no me pareció percibir ningún tipo de movimiento. Ni siquiera el sube-baja de la caja torácica al respirar.
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La guerrera de la banda gris [Reiner Braun x Oc]
Fanfiction¿Ir al otro lado del océano? De pequeña ni siquiera sabía que eso existía. Pero lo que no esperaba era encontrar ahí algo tan importante para mí como el amor. Y tampoco quería cagarla gracias a eso, tirando todos los esfuerzos de mis compañeros po...