Capítulo 14

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Dejé el cuidado del jardín para mañana, Zoro se fue junto a Nami y Sanji hasta la arboleda de su madre y yo me dirigí hasta la cocina para ayudar a Makino y Dadan con el almuerzo, sobre todo para darles privacidad.

Estuvieron cerca de una hora en aquel lugar, los podía ver charlando, a Nami dándole golpes en el pecho a su hermano, que recibió silenciosamente mientras acariciaba su cabeza. Volví a mis quehaceres y fui hasta la habitación de Luffy para preparar las clases y ayudarlo con su examen.

– Adelante. – dije cuando golpearon la puerta de la habitación algunos minutos más tarde.

– Gracias. – Nami se abalanzo sobre mí con un apretado abrazo.

– No desagradezco el gesto, pero no sé a qué se debe. – le dije amablemente mientras correspondía el abrazo.

– Por todo, por ayudar a mi hermano, por apoyarlo en esta mierda, por darme el voto de confianza para que me dijera todo. – las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras me decía aquello.

– No tienes nada que agradecer, cualquiera hubiese hecho lo mismo.

– Sabes que eso no es cierto, en solo unos días te has convertido en el ángel guardián de esta familia, no sé si crees en el destino, pero yo sí y creo que el universo te puso en nuestro camino para salvarnos, para salvar a Zoro de sí mismo. – no dejaba de llorar mientras me decía aquello, y yo no sabía cómo responder tampoco, solo había puesto en contacto a Kenshi san con Torao, quien casualmente también tenía asuntos pendientes con Doflamingo, en realidad yo no había hecho nada, nada más que encontrar hermoso a mi jefe y tener un pequeño enamoramiento con él, además de odiar las injusticias, no podía quedarme de brazos cruzados al saber lo que aqueja a su vida, además de que si en mi mano está que estos chicos tengan que pasar alguna de las penurias que pase yo, hare hasta lo imposible.

– No soy tan noble Nami, solo tuve la suerte de conocer a la persona indicada para el problema de tu hermano.

– A eso me refiero. – y no entendí del todo a que se refería.

– Aquí están, vamos a revisar la casa en busca de donde están las malditas cámaras y los micrófono. – Sanji apareció en la puerta y se acercó hasta donde estábamos, al notar el rostro de Nami la abrazo y acaricio su cabello dejando un suave beso en sus labios, me retire de la habitación dándoles un poco de privacidad, en cuanto llegue al final de las escaleras ellos ya venían en la cima de estas tomados de la mano.

– ¿comenzamos? – la voz de Kenshi san desde el despacho me saco de mi letargo, mire la hora en el reloj de pared, aún faltaban 3 horas para que los chicos regresaran de la escuela.

– Por supuesto. – asentí y caminamos hasta su oficina, Nami comenzó a revisar el escritorio y los cuadros de la pared, Sanji y Zoro se dividieron el techo y las paredes y yo buscaba en el librero, encontré fascinante la colección de libros de Katanas, y la de historia universal, también había una colección completa de novelas policiales y fue allí donde algo no me encajo, los libros estaban ordenados por autor y alfabéticamente por nombre de la novela, y entre la L y la M había un título con la letra N, todo el librero estaba cuidadosamente ordenado, excepto por ese libro.

– Kenshi san ¿alguien ha removido estos libros? – pregunte antes de sacar conclusiones.

– No, esos libros pertenecían a mi padre, excepto la colección de Katanas, que son míos, los demás están tal cual los dejo, Makino los limpia una vez por semana ¿encontraste algo? – no le respondí y solo quite el libro que llamo mi atención, efectivamente estaba vacío por dentro y solo tenía un lente diminuto de cámara y un dispositivo para enviar señal.

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