Capítulo 14

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La conferencia de fue tan temprano que apenas le dio tiempo a Hermione de estar presentable. Era sobre la época isabelina y resulto satisfactoria. Caminó en silencio durante varios minutos, envuelta en la niebla gris de Christ Church College. Parecía más relajada al aire libre de lo que había estado dentro del edificio.

—¿Quieres que te lleve? —preguntó Harry desde su automóvil a un lado de la banqueta, era casi un grito tratando de llamar la atención de Hermione.

Semanas atrás no habría aceptado que Harry la llevara a casa, pero esa mañana me parecía una idea excelente, no había muchas personas que pudieran especular de su relación.

—Por supuesto —aceptó Hermione.

La expresión tímida y complacida de Hermione resultó completamente tranquilizadora para Harry.

Estiró su brazo para abrir la puerta del copiloto. El Rolls Royce Ghost era un modelo que parecía recién salido del concesionario. Abrió la puerta y Hermione subió. El tapizado de cuero color caramelo se adaptó de inmediato a su cuerpo. Nunca había subido a un coche tan lujoso.

Harry condujo por Christ Church, donde esperó hasta conseguir sitio en medio del tráfico mañanero, dominado por camiones de reparto, autobuses y bicicletas.

—¿Te parece bien desayunar antes de volver a casa? —preguntó aferrado al pulido volante sin despegar la vista de la carretera —. Debes de estar hambrienta después de tanto exprimir ese cerebro tuyo.

—Podríamos comer algo —admitió Hermione vacilante, Harry se volvió hacia ella —, y mataría por un poco de café.

Asintió con la cabeza y volvió sus ojos hacia el tráfico.

—Conozco el sitio adecuado, te va a encantar, yo también tengo hambre.

Harry condujo colina arriba y giró a la derecha por High Street. Hermione admiró la estatua de la mujer de Jorge II de pie bajo la cúpula del Queen's College, para luego observar el Jardín Botánico de Oxford. Iban sin hablar, el silencio era tan cómodo que Hermione no quería romperlo, permanecía quieta mirando hacia afuera. Harry aceleró por una calle lateral, para detenerse delante de un pequeño café lleno de clientes. Algunos estaban leyendo el periódico; otros charlaban con sus vecinos en mesas contiguas. Todos estaban bebiendo enormes tazas de té.

—No conocía este sitio —confesó Hermione.

—Es un secreto bien guardado —dijo Harry con un tono de niño travieso—. No queremos que los profesores arruinen el ambiente.

Hermione sonrió con el mismo entusiasmo que Harry y se volvió automáticamente para abrir la puerta del coche, pero Harry ya estaba allí, abriéndola para que bajara. A Harry no le gustaba que las mujeres abrieran ellas mismas las puertas del coche. Sin decir una palabra, cerró la portezuela del coche detrás de Hermione y abrió la puerta del café. Hermione se quedó inmóvil en mi sitio, esperando a que Harry entrara. Una ráfaga de aire cálido y húmedo trajo el olor de grasa y pan tostado.

—Eres increíblemente anticuado —afirmó Hermione con un suspiro.

—Después de ti —murmuró Harry.

Una vez dentro, se abrieron paso por entre las mesas abarrotadas.

—¿Qué tal, Harry? Hace más de un mes que no vienes —. Una alegre voz de mujer saludó desde el mostrador —. ¿Dos para desayunar?

La cara de Harry se iluminó.

—Dos, Rosmerta. ¿Cómo está Aberforh?

—Bien, lo suficiente como para quejarse de que está harto de permanecer en cama. Yo diría que está mejorando.

Die For You (HERMIONE y HARRY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora