Capítulo 1

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La última hora de estudio estaba a punto de finalizar y la señora Pince detuvo a Hermione Granger en el mostrador de préstamos. Hermione dio un pequeño saltito de susto, ella estaba infringiendo descaradamente las reglas que limitaban el número de libros que un lector se podía llevar consigo por día.

No era saludable la forma en que se perdía últimamente en la lectura, decían sus compañeros de clase, pero sus profesores estaban más que contentos con sus aportaciones resultado de sus intensas y largas horas de estudio. La culpa radicaba en que Ron la evitaba, quizá no sería la palabra adecuada, pero las preguntas bombardeaban a Hermione ¿Por qué su novio no pasaba tiempo con ella? Los demás novios pasaban su tiempo libre con sus novias ¿No? La única forma de dejar de lado todas esas inseguridades era enfocándose en sus investigaciones. No quería parecer la novia acosadora.

Irma Pince era la encargada de la Biblioteca Bodleiana y antes fue estudiante de Oxford, persona estricta que rara vez dejaba salir un libro de sus estanterías sin reclamar o pedir un permiso autorizado por administración. Muchos huían de sus dominios por temor a la amonestación, pero por la actitud erudita de Hermione había estado recibiendo sus pedidos sin decir una palabra durante más de una semana. A Hermione le gustaba su semblante sereno y la pasión con la que cuidaba cada página sin importar el libro.

—Profesora Pince, aquí están todos sus manuscritos —susurró Hermione con un ligero tono de preocupación en la voz.

Siempre había una primera vez para quebrantar una regla o ser regañada por Irma Pince en ello. Su semblante no cambió, lo cual, le dio a Hermione el indicio de que no estaba molesta o al menos se enfocaba en sus lecturas de manera negativa.

—Gracias —respondió Irma de inmediato con la mirada fija en los manuscritos que devolvía la castaña —. Pero no son míos, yo solo estoy aquí para encargarme que todo esté en orden con las colecciones de la Bodleiana, eso incluye la limpieza y que no me tomen el pelo queriendo arruinar la historia de nuestra querida institución.

Hermione esbozó una gran sonrisa y empujó los manuscritos por encima de la gastada mesa de roble, cada uno metido en una caja de cartón para protegerlos del polvo y el aire. Irma Pince desapareció por entre los anaqueles durante un momento para llevarlos a la zona de recolección. Se perdió unos minutos más de lo habitual y cuando volvió, jugaba una memoria USB entre sus dedos. De la clase de memoria que se perdería entre los útiles escolares por su pequeño tamaño y un color nada brillante.

—Esto es tuyo lo olvidaste la última vez que viniste con tu novio, solo que olvide devolverla antes, de casualidad la vi ahora que acomodaba y mejor te la entrego ahora antes de que se me olvide.

Ella no recordaba que fuera suya o de Ron, pero escuchar la palabra novio, la estremeció y soltó una sonrisa tenue, más de nerviosismo que de emoción. Tomó la memoria, la guardo en la pequeña bolsa delantera de su mochila. Dando nuevamente las gracias, se despidió de Irma.

El camino de regreso a su residencia lo hizo más rápido que de costumbre. Con Ron Weasley en mente, solo trato de concentrarse en la USB, él siempre tan despistado. Las campanas de Oxford sonaron ocho veces y el estómago de Hermione protestó sólo de pensar en que Ron, su novio, podría estar comiendo en alguna parte de Oxford sin ella. Había estado en la biblioteca desde la tarde, y sólo había hecho una breve pausa para comer. Miro su teléfono celular, ni siquiera una llamada perdida o mensaje.

De vuelta al edificio, Hermione notó que los pasillos estaban desiertos. Cuando la puerta de entrada del piso se cerró detrás, dejó escapar un suspiro. Vivía en lo más alto de una de las escaleras del college, en alojamientos reservados para estudiantes de último año.

En cualquier otro día de la semana, hubiera ido directamente a la cocina para prepararle la cena a su novio y llevársela a su residencia. Pero los viernes por la noche, Ron Weasley odiaba terriblemente ser molestado con esas muestras de cariño. Hermione resistió el impulso de llamarlo o enviarle un mensaje. Ella trataba de ser una novia modelo, pero Ron lo tomaba como una estúpida inseguridad, según sus propias palabras. Por lo que, Hermione trataba de complacerlo en todo, incluso si sus palabras dolieran de vez en cuando.

Die For You (HERMIONE y HARRY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora