Capítulo 33

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Pasada las nueve de la mañana Hermione comenzó a abrir los ojos. No sabía la hora, lo que sabía era que Harry no estaba a su lado, abrazándola. De repente se sintió triste, fría. La había dejado sola en su cama.

Se removió por el frío, alargando la mano intentando taparse con alguna sábana. Cuando la puso sobre su cuerpo, abrió los ojos por completo, de repente asustada. Estaba desnuda. Ella nunca dormía desnuda.

—Harry —susurró para sí misma al ver el cuarto vacío.

Los recuerdos volvieron a su mente, y se sonrojó, al darse cuenta de lo que había hecho. Pero, ¿Dónde estaba Harry?, ¿por qué no estaba en la cama con ella? La inseguridad se apoderó de ella, pero, luego apretó las sábanas y se aferró a las sensaciones que Harry había provocado en su cuerpo y en su alma.

Sintió frío, una sensación hostil en su estómago por saber que no habría sido la primera vez de Harry, de cierta manera, él era un hombre experimentado. Pero no tenía un solo pensamiento de arrepentimiento, no después de experimentar la locura y el placer que Harry le proporcionó, se sonrojó al recordar las manos expertas de Harry sobre su cuerpo, en cada una de las partes de su piel donde ella ni sabía que podía sentir tanto placer.

Definitivamente una noche inolvidable. No se arrepentía de lo que pasó anoche, quería repetirlo a saciar ese sentimiento profundo por Harry. Un intenso sonrojo se pintó en su cara, hasta cubrirle las orejas. Solo bastaron un par de besos y se vieron inmersos en un sin fin de sentimientos que habían desembocado en un acto sexual, un acto puramente consensual, un acto de puro amor.

Envolviendo su cuerpo en la sábana, se acercó a recoger sus pantaletas. Todavía estaban húmedas..., y volvió a echarse en la cama, con la cara apretada contra las almohadas, ocultando su sonrojo.

Se apresuró, fue al baño. Esperaba que él estuviera cuando volviera a la habitación.

Hermione salió del vapor y se movió con piernas temblorosas por la habitación, sacó algunas prendas básicas de su maleta. Cuando terminó de vestirse caminó hacia la sala, quizás ahí lo encontraría.

Escucho el sonido de los sartenes en la cocina, y sin saber muy bien por qué, se sintió aliviada. Era Harry, lo sabía. Él no había desaparecido, solo estaba... ¿haciendo el desayuno? No se atrevió a entrar, decidió dar una vuelta por los alrededores.

No estaba segura de qué esperar, cómo se comportaría Harry, si todavía estaría en la cocina o si estaría en otro lugar. Honestamente, no tenía idea de cómo comportarse.

Mantuvo sus ojos en el suelo hasta que se acercó a la mesa para ver a Harry levantarse de su silla. Dos tazas de té humeantes se permanecían en el medio: sintió que su corazón latía dolorosamente y notó que él parecía determinado.

—La ducha fue reconfortante —habló Hermione en voz baja mientras sus ojos revoloteaban alrededor de los de Harry.

No sabía dónde mirar, estaba nerviosa y sintió temblar sus manos. Agarró suavemente el dobladillo de su suéter, pasando la tela entre el pulgar y el dedo para tratar de calmar sus nervios.

—Hermione —la voz de Harry era suave pero firme y llamó a sus ojos con fuerza —. Lo que paso anoche fue lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo.

La estaba mirando atentamente y había caminado alrededor de la mesa para pararse frente a ella.

—Harry, te amo... —respondió rápidamente, pero él la interrumpió con un beso.

—Hermione —exhaló en un silencio.

La sintió temblar ligeramente y su cabeza se sacudió suavemente contra su pecho. Él la apretó más y bajó los labios hacia su oreja.

—Hermione, eres perfecta. Eres, eres la mujer más hermosa que he conocido.

Ella se puso rígida, pero dejó de sacudir la cabeza contra él. Harry la escuchó inhalar rápidamente.

—Debes pensar que soy torpe, mi primera vez y esas cosas —susurró.

—No, no lo hago —él la apretó más fuerte contra su pecho exhalando un suspiro largo y bajo —. Te amo y tenemos una vida entera para adquirir experiencia.

Hermione se quedó quieta contra él, las últimas palabras que pronunció fueron apenas un susurro e hicieron que un escalofrío le recorriera la espalda. Su estómago se anudó, él había hablado con esa voz profunda, que había provocado que el calor en su núcleo se encendiera antes. Ella se estremeció contra él, sus palabras y su voz fueron convincentes, hicieron que su cuerpo respondiera y creyera que él quiso decir lo que dijo.

Ella enterró la cara en su pecho y lo inspiró. La tranquilizó. Su calidez y la tensión con que la sostenía la hicieron sentir segura. Ella confiaba en Harry implícitamente, desde que lo conoció siempre lo había hecho, y quería desesperadamente creerle; era difícil contra las inusuales voces en su mente diciéndole cómo podría quererla. Eso estaba dando vueltas en la parte posterior de su cabeza, pero obligó a su mente a mantenerse a la lógica, a los hechos.

Harry se había quedado sosteniéndola mientras su mente revisaba sus pensamientos. La miró con atención y luego le dedicó una pequeña sonrisa.

—Hola —dijo Draco —. Parece que la pasaron bastante bien anoche.

La expresión del rostro de Harry se torció cuando escudriñó la figura sudorosa de Draco.

—¡Hola!

—Hola Draco ¿y Pansy? —saludó Hermione.

—Tratando de disminuir el dolor de cabeza.

— ¿Te mudas? —preguntó Harry echando una mirada a mis abultadas bolsas.

—No. He perdido la conciencia y pues termine en la casa de mis padres rompiendo una que otra ventana. Mi padre simplemente se enojó y me aventó mi ropa por el jardín.

Harry estalló en una carcajada mientras Draco recogía sus bolsas.

—¿Es todo?

—Sí, por el momento. Voy a llevar todo esto a la habitación.

Harry sonrió y Draco llevó su equipaje hasta la habitación y, minutos después, hizo su aparición.

—¿Vas a salir de nuevo?

—Sí, había pensado quedarme en el departamento de Pansy y conocer un nuevo bar. He oído que puedo apostar y así se quedan solos esta noche —dijo, guiñándole un ojo a Hermione.

Antes de que pudiera hablar, Draco se acercó a Hermione. Inclinó el cuello para mirarla y susurró en su oído.

—Me alegro de que estuvieras aquí esta noche. Nunca en mi vida me he visto a Harry tan divertido.

No había ningún signo de burla en su mirada; lo decía en serio y quería que lo viera.

—Ya lo creo que sí.

—Claro, porque te ama —dijo Draco y cerró la puerta.

—¿Qué te dijo Draco? —preguntó Harry

Hermione no respondió; se limitó a sonreír cuando Harry se acercó a Hermione la envolvió con sus brazos, apoyó su mano sobre la suya. Ella apoyó el mentón en su hombro y sonrió. Se quedaron así un buen rato, de pie delante de la escalera.

—Me siento como si fuera una intrusa.

—Pues acostúmbrate. Esta es tu casa —Harry sonrió y se volvió, dándole la espalda a Hermione —. Vamos.

—¿Qué?

—Vamos, te llevaré a caballito —.Harry trató de evitar la respuesta.

Hermione soltó una risita y saltó sobre su espalda, entrelazando los dedos sobre su pecho, mientras subía corriendo las escaleras.

—Te veo tremendamente alegre. ¿A qué se debe? —le espetó Hermione.

La cara de Harry lucía radiante, Draco dijo que nunca lo había visto tan contento.

—He pasado el mejor día de mi vida con la mujer que amo. ¿Por qué no iba a estar contento?

Hermione sonrió como si hubiera pronunciado las palabras más dulces.

Die For You (HERMIONE y HARRY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora