Capítulo 10

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St Peter's College estaba desierto y no podía ser para menos, faltaban treinta minutos para la primera clase. El día transcurrió tranquilo, el lunes Hermione no tenía demasiadas clases y cuando terminó se dirigió a la biblioteca Bodleiana para relajarse un poco.

Rápidamente Hermione cruzó la parte original de la biblioteca, pertenecía al siglo XV y junto a las filas de mesas de lectura isabelinas con gastadas superficies y estanterías en la parte superior daban el aspecto de estar en otra época. Un poco más de conocimiento para su mente llena de voraz hambre por una excelente nota en sus exámenes.

Las ventanas góticas dirigían la atención hacia arriba donde el lector fácilmente se perdería de su manuscrito de estudio para enfocarse en la naturaleza del pasado arquitectónico, hacia los altos artesonados, donde con pintura brillante y dorada se destacaban los detalles del blasón de la universidad. En lo alto como es debido estaban tres coronas y un libro abierto donde se leía claramente «Dominus Illuminatio Mea», el lema bien conocido que cada estudiante y profesor repetía desde el primer año. Era una proclamación que llenaba de orgullo a la castaña, tanto esfuerzo para llegar tan lejos valía la pena.

Definitivamente mucho más que impresionante, pero ahora la biblioteca de Harry parecía más reconfortante. Los pedidos que hacía Hermione eran satisfechos con rapidez, ya que la afluencia de visitantes en la sala de lectura Duke Humphrey durante gran parte de la mañana había terminado. Hermione no pertenecía a la plantilla de profesores o investigadores de tiempo completo que se congregaban en la sala Humphrey de la Bodleiana, pero era una alumna reconocida y se había ganado el privilegio de pasar sus tardes entre libros históricos.

Todo ganado con mucho esfuerzo, a base del respecto de maestros y directivos. Sus profesores veían un gran potencial en la futura historiadora, incluso Minerva McGonagall, una de las profesoras más difíciles de convencer, la miraba con mucho carácter y determinación para hacerse de una plaza en el gobierno una vez que terminara sus estudios el año siguiente o quizá una beca de estudios para continuar sus investigaciones en Oxford.

Los estantes estaban llenos de cientos de manuscritos, la sala tenía una colección antiguamente exquisita, no había un libro parecido a otro, todos poseían ese encanto que les hacía mirar diferentes, volúmenes encuadernados en cuero que para la mayoría no eran extraordinarios, pero Hermione los disfrutaba como si fueran el tesoro más preciado.

Sus notas se leían con claridad y simplicidad entre páginas de su libreta y su computadora portátil. El santuario de Hermione parecía mágico a cualquier hora del día. Antiguo y gastado, simplemente palabras hechizantes para cualquier historiador normal y corriente. No había algo raro en que Hermione pasara tanto tiempo de estudio entre esas cuatro paredes altas, llenas de historias por contar. Los gruesos bordes de sus gafas brillaron a la tenue luz que daba la vieja lámpara de bronce, fija en un estante.

La noche no seguía al crepúsculo con la misma lentitud que lo habría hecho hacía unos meses en verano, iniciado el curso el sol se iba escaseando dando menos horas de luminosidad. El personal de la biblioteca había encendido las lámparas, lanzaban pequeñas lagunas doradas en medio de la luz grisácea. Afuera la situación no cambia, excepto por el clima frio.

La oscuridad de New College Lane era una perspectiva espeluznante a esa hora del día, en el mejor de los casos los ruidos nocturnos la harían dar un brinco, porque Hermione era muy asustadiza. Los pasajes abovedados de la universidad tenían un aspecto particularmente gótico.

Después de salir rodeó por debajo de los ventanales de la capilla y atravesó el estrecho pasaje hacia el patio desde el que se podía ver el único jardín medieval existente en Oxford, incluido el tradicional montículo que en otro tiempo había brindado una verde posibilidad para que los estudiantes contemplaran los misterios de Dios y de la naturaleza. Justo en aquel lugar, Hermione se encontró con la persona que deseaba ver, con la quien quería hablar lo que paso con Harry, esperaba que Luna la comprendiera y pudiera darle un consejo.

Die For You (HERMIONE y HARRY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora