OCTAVO

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"Estoy exactamente donde quiero estar" -Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (película)


MARCUS

¿Cómo se atreve a llamarme hijo? Cuando nunca fue una madre para mí. Yo no tengo padres, no los tengo desde el día que me fui de aquí. Trato de esquivarla, de que no este en mi camino. Ella insiste en estar metida en mi paso.

—Ni siquiera vas a saludar a tu madre, Marcus Antoine.

¿Madre? Está segura de ese título. No quiero notarlo, pero lleva las mangas que llegan a sus codos, en la parte interior de uno de estos se ve morado. Verga, ni porque me fui. Ni porque desapareció lo que más odiaba. Él nunca dejó de pegarle. No quiero odiarla, sé que es una víctima física y psicológica del animal que tiene por marido.

Escucho como aclaran una garganta, Scarlett está detrás de mi progenitora. Su rostro está en alerta, sé solo con mirarla que está planeando como sacar a esta mujer de mi camino. Lo sé porque lo ha hecho antes.

—No vine aquí para verte. Saludarte es más de lo que mereces.

Su rostro se torna rojo, se arruga en los lugares que dejan ver su verdadera edad y vida. Voltea a mirar a Scar, sus ojos se abren en sorpresa por un milisegundo. Disimula bastante bien.

—Siempre supe que terminarías por volver con ella. Sabía que estarían juntos. Te aferras mucho a lo que te da momentos de felicidad, Marcus Antoine. —el desdén en su voz me asquea. No debería sentirme así por la mujer que me trajo al mundo. Pero no puedo evitarlo. —Me indigna saber de ti por pura casualidad. Ya que tus abuelos fallecieron hace bastante. ¿Te consintieron mientras pudieron? Seguro que sí. Ya decía tu padre que eran unos viejos blandengues.

Definitivamente no voy a permitirle hablar mal de mis abuelos.

—Basta. No te permito hablar así de ellos. No tienes derecho, lárgate de aquí. No eres bienvenida.

—Te dejo para que llores un poco más con tu noviecita. Tu padre querrá saber de ti. Él...

¿Quién? Disculpa, yo no tengo padre. Tuve un monstruo en casa, eso sí.

—No me importa lo que quiera el imbécil de tu marido. No es bienvenido aquí, solo pensar en él me repugna. Y no iré a verlo.

—¡Él está muriendo!, ¿Cómo te atreves a hablar así de quien te dio todo?

Entonces sí existe un cielo, porque mis plegarias han sido escuchadas. La desaparición del imbécil está próxima.

—¿Qué parte de ti considera que me importa si ese tipo muere?

Las bocanadas de aire que toma la hacen ver como un animal enojado y perdido. Sé que ella no puede creer que yo no aprecie el "maravilloso" padre que me regaló la vida. Pero la verdad es que ella siempre supo que las cosas estaban mal. Siempre supo que hacerle eso a un hijo, a un niño, a cualquier ser viviente... estaba mal. Lo sabía y no hizo nada para ayudar.

—¡Eres un descarado...!

—¿Yo? —tiro la caja en mis manos al suelo. El sonido la hace temblar, sus ojos están llenos de lágrimas y la indignación en su rostro me repugna. —¡Mírate! Llevas suficiente maquillaje encima para esconder los clásicos moretones. No me mires como si estuviera loco, sabes lo que pasó. Sabes cómo pasó. Eres consciente de las tres veces que intentó matarme.

Soy alejado de la mujer frente a mí, brazos se pegas a mi alrededor y me atraen a las notas de chocolate que siempre la envuelven. Scarlett rodea mi cintura como si me rescatara de caer. Trato de aflojar los puños de mis manos, trato de relajar los hombros y... verga, trato de ser un ser humano normal.

—Te dejaré a solas con tu novia, supongo que es lo que siempre has querido. Una pequeña, débil y rota familia.

Se ve tan triunfante, ¿cómo puede creer que es ella la que lleva una vida feliz? Lleva en su cabeza pintada una idea de superioridad, esperando impresionar a quienes ven el retrato de familia feliz. ¿Qué les dijeron a sus amigos cuando me fui? ¿Ya fingieron mi muerte?

—Vuelve con tu esposo. Supongo que es lo que siempre has querido, un hombre que te haga sentir miserable, te golpee hasta la mierda y siga reventando tu vida cada día.

No puedo ver la reacción que tiene a mis palabras, ella se gira y se va. No esperaba encontrarme con ella. Pero esa es la cosa sobre Panamá, es tan pequeño que todos en algún punto se vuelven a encontrar.




La tasa de té frente a mí tiene un pequeño papelito donde se lee: "Estoy exactamente donde quiero estar" -Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (película)

Sacha acomoda la servilleta junto a mi tasa y sobre esta deja un par de galletitas, escucho la silla frente a mí ser arrastrada. A pesar de mis días aquí no me había sentado tanto tiempo en el pequeño café dentro de la tienda. El olor a café recién molido es reconfortante.

—No quiero decir que lo vi todo. Pero lo hice. —creo que es la primera vez que veo en los ojos de Sacha un poco de tristeza. Suspira, pasa sus manos por su cabello perfectamente arreglado en rizos cortos. —Varias personas se detuvieron a mirar en la calle también. Sé lo que es que te miren todos y te juzguen por cosas que nadie sabe como son. Y creo que yo hice algo de eso contigo, no me agrades ahora. Pero...

—No te preocupes, Sacha. —me encojo de hombros, trato de quitarle importancia. No puedo soportar más dolor. —Nada fuera de lo común cuando se trata de mi familia.

—Si quieres hablar... yo sé mucho sobre malas experiencias familiares. Mis padres ni siquiera son cristianos para decir que vivían bajo el velo de una religión para mirarme como persona. Simplemente no querían vivir con el qué dirán de los vecinos. Mi madre dijo y repito: es suficiente con como te ves. Así que tengo que soportar los racismos culturales de la sociedad por ser negra, las miradas por el vitíligo y vivir sin familia, por amar como lo hago.

Una sonrisa triste se aparece en su rostro. Sé que me cuenta todo para que vea que no estoy solo. Que somo muchos hasta la verga con la vida.

—Estamos jodidos.

—Sí, creo que eso es lo que todos en esta tienda tenemos en común. Somos un montón de personas buscando paz dentro de historias, en libros y pantallas. Porque por un momento podemos desconectarnos de todo lo que nos rodea y nos hace sentir miserables.

Mis ojos se van sin querer al último lugar donde vi a Scarlett. Quien a pesar de estar aquí conmigo tenía que salir, sé que está ocupada y la convencí de que siguiera con su rutina diaria. De igual manera no me siento en el humor para hablar. No realmente.
Soy tan egoísta que había olvidado lo que tenemos en común, a pesar de que me considero una persona sin padres. La diferencia de ella y yo es que al menos siempre supo que era amada, ellos no eligieron dejarla.

—No sé la historia de Vivi, pero creo en tu palabra. Este es un tipo de refugio para todos. ¿Sabes a dónde fue Scarlett?

—¿No te lo dijo? Es domingo, está en su cita con su psicólogo. 

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Hola, aquí les dejo el segundo cap prometido. 
¿Qué piensan de la familia de Marcus? ¿Qué piensan de cómo reaccionó Marcus? 
¿Qué opinan de la escena de Sacha y Marcus?
¿Les gustó el capítulo?

Espero tengan una hermana semana, el próximo domingo viene cap nuevo.

Nos leemos,

xx



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