VIGÉSIMO SEXTO

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"No puedes jugar a ser Dios sin conocer bien al demonio". -Westworld (serie)

SCARLETT

No debo demostrar ni una sola señal de dolor. Marcus intenta tomar mi mano en repetidas ocasiones. Pero no lo dejo, necesito mis manos para mí. Necesito consolarme a mí, necesito repetirme que no hay nada de malo en que Sophia este aquí. Que él no está con ella, que ella lo dejó y que... trato de no pensar en que si ella lo dejó quizá él la quiere. Quizá yo solo soy la persona a la que sabía podía encontrar con los brazos abiertos y sanar. Trato de no ir a ese lado de mi cabeza, aquí lo importante es que le dejé suficiente comida y agua a Suertudo. Que la próxima semana tendré una cita con mi doctora y que por ahora todo marcha bien con mi cuerpo. No debo materializar inseguridades. Porque si hay algo que siempre he sabido es que Marcus detesta aquí. Y que su pasado viniera a encontrarlo puede desatar sus antiguos miedos.

Nos detenemos frente a la puerta, Marc parece dudar en tomar la perilla. Y aunque Sophia crea que no lo he notado, sé que ha estado mirándome demasiado, principalmente mi abdomen. Aunque estoy muy segura de no que no tengo nada que mostrar. La mano de Marc vuelve a buscar la mía, esta vez la toma firmemente y decido no soltarla. La puerta se abre y da paso a su madre dormida junto a quien luce exactamente como un zombie, su padre.

—¿Madre? —la voz de Marc suena pequeña, como si temiera llamarla.

La mujer abre los ojos, se levanta y corre junto a mí, abraza a Sophia como si la conociera. Puedo ver en su rostro la incomodidad; sí, yo tampoco querría ser abrazada por esa señora.

—¡Qué bueno que estás aquí, Sophia!

La mujer sigue con sus manos alrededor de nuestra inesperada invitada, pero ella se la sacude elegantemente. Creo que ya me agrada un poco.

—¿Por qué me mintió? Todo está bien entre Scarlett y Marcus. ¿Por qué me trajo aquí?

Sus palabras salen muy amables. No sé si yo podría contenerme ante mentiras y engaños de una persona que ya ha herido a alguien que me importa.

—Ella no merece a mi hijo. Me rehúso a que todo quede ahí. —me señala, su mirada cae a mis pies y sube hasta mi rostro con desdén. —Con la hija de una presentadora de televisión que nunca pudo ser más que el rostro de alguien que escaló su posición usurpando hombres.

Oh, eso no. Se nota que ha estado rodeada de demasiados rabiblancos.

—No se atreva a insultar a mi madre. De lo contrario no respondo por mis acciones. Si entendió señora o necesita que le remueva el cerebro para que le llegue el oxígeno.

La mano de Marc se aprieta en la mía y no sé si es por apoyo o si mis palabras le molestaron. Pero si hay una cosa que jamás voy a permitir es una mala palabra contra mis padres. Quienes no estuvieron el tiempo que merecían aquí.

—Se nota que no conocías a tu madre. Siempre buscando más e intentando sumar billetes a la bolsa. Macabra como ella sola. Es un milagro que ustedes dos no sean hermanos. Me aseguré de eso.

La piel de mi nuca se eriza, juro que escucho un pitido en mis oídos y mi visión está fallado. ¿Qué insinúa?

—Me vale lo que usted crea saber sobre mi madre. Yo la conocí y me amaba. Amaba a mi padre, a mi hermano y jamás aguantaría un solo dedo encima de un marido maltratador solo por dinero y apariencia. ¿Seguro que la usurpadora no es usted?

—¡Insolente!, ya ves Marcus Antoine como esta trata la presencia de tu padre que padece. Sophia es perfecta para ti. No cometas un error.

Marcus no tuvo tiempo de responder, Sophia tomó un paso delante como si fuera un escudo de señoras locas que inventan pendejadas para ganar.

—No se equivoque, señora. Yo dejé a su hijo. Y si lo hice es porque, a pesar de todo, sé y estoy segura de que no tenemos futuro. No de esa manera. Si vine aquí por él es por los años que compartimos; trato de apoyar que no caiga aún más en el vacío que nos separó. Sé que está con Scarlett, él mismo me lo dijo. —Sophia suspira llena de carga. —¿Por qué se mete donde no la llaman? ¿Por qué quiere dañarlo más?

—Nadie lo ve, nadie puede ver que las mujeres de su familia solo buscan dinero. Su hermano se casó con otra de la misma calaña. Repiten su historia una y otra vez. ¿Cómo podría permitir que lleven el apellido de nuestra familia? Solo que se mezclen. No está bien. Y yo...

—Ya cierra la boca. No puedo creer que entre y siga llamándote madre. No quiero volver a verte, no quiero saber de él. —la voz de Marcus marca la última palabra con tanta fuerza que me siento temblar. —Scar y yo estamos bien. Y yo definitivamente no necesito tu ayuda o asesoría. No vuelvas a mencionar a la madre de Scar, no vuelva a insultarla ni a ella o a cualquiera relacionado. No mientras yo pueda oír. Si hubo alguien quien extendió su mano para apoyarme mientras tú dejabas que temiera al monstruo dentro de la casa, fueron las mujeres de esa familia. Y si mi apellido no fuera el mismo que el de mi abuelo, lo cambiaría.

La mujer abre la boca otra vez, pero se detiene ante el pitido de las máquinas. Ella comienza a gritar por un doctor, las personas vestidas de blanco comienzan a entrar a la habitación como en cámara lenta con pasos pesados y la desesperación de los gritos de la mujer de fondo. Marcus parece atravesar la nube de personas, como si no importara nada a su alrededor. Me lleva con él, siento a Sophia detrás de mí y sé que los tres saldremos de ahí sin mirar el caos y como este termine.




MARCUS

Es increíble hasta donde puede llegar mi madre para dañar lo único que me hace sentir normal. Vivo. Incluso atraer con mentiras a Sophia hasta aquí. Scarlett fue directo a la habitación al llegar. Invitó a Sophia a quedarse en nuestro sofá por la noche. Se retiró con la excusa de buscar sabanas y una toalla para que pueda sentirse cómoda. Sé que sacará un par de sábanas nuevas, de esas que aún siguen en su envoltorio. Porque es así. A pesar de que no se sienta del todo cómoda con la presencia de Sophia, tampoco le dará menos que lo mejor de ella.

Le entrego una tasa de té a Sophia, mientras tomo lugar en el sofá junto a ella. Suertudo trota decidido a la habitación a buscar a su amada Scarlett, estoy seguro que cree que ella es su mamá.

—Me alegro que la terapia te haga tanto bien, Marcus. Se nota el cambio. —la sonrisa en sus labios me parece genuina.

—Gracias. Tenías razón al dejarme. —tengo que admitir. Probablemente fui el peor novio de su lista.

—Y mira el bien que te hizo. A pesar de todo, te ves mucho más feliz de lo que puedo recordar.

—Lo sé. Me siento como alguien nuevo. A pesar de todo.

—¿Cómo te sientes aquí? Mil veces me dijiste lo mucho que odiabas este lugar.

—Sí siento una carga enorme aquí; me siento atascado y amarrado. Es cansado emocionalmente. A veces siento el deseo de escapar. Pero entendí algo demasiado bien estando aquí y en terapia. Mi hogar no está allá en Canadá o aquí en Ciudad de Panamá. Mi hogar es Scarlett. Y es algo que solo aquí voy a encontrar. Mis padres en algún punto desaparecerán de mi vida totalmente, los recuerdos malos serán puestos en el pasado definitivamente y toda esa carga se irá.

—Suena como que ya estás listo para el futuro. —su sonrisa parece nostálgica, levanta su tasa en modo de brindis y asiente.

—Si ella está ahí, lo estoy.

Y estoy muy seguro eso.

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Hola,
He vuelto, después de tanto tiempo (¿cantaste?)
Me tomé unas vacaciones involuntarias, el cansancio consume este cuerpecto caribeño. Espero disfruten el cap y me dejen en los comentarios sus opiniones. Y claro las estrellas siemrpe motivan.

Nos leemos,

xoxo


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