PRIMERO

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"Francamente, querida, me importa un bledo" – , Lo que el viento se llevó.

Mi pecho arde con sus palabras. Es extraño, pensé que lo había superado hace dos relaciones atrás, pero con el temblor en mis manos y mis ojos con lágrimas por desbordarse sé que fue una mentira que me hice creer.

— ¡Felicidades! —me obligo a casi gritar. Me alegro tanto de que esté a cientos de kilómetros, que solo sea su voz la que escucho y que no vea como me afectan sus palabras. Paso mis dedos por los libros frente a mí, evitando miradas que puedan leerme.

—Desearía que estuvieras aquí, Scar. Eres la primera persona a la que le quise contar, —lo escucho suspirar, sé que está feliz. —Sé que es un gran paso el matrimonio. Pero he vivido con Sophia por dos años y sé que la amo. Y... ¡espero que diga que sí!

—Sé que dirá que sí.

Hace alrededor de ocho años que no veo a Marcus. La situación familiar a la que se enfrentaba no era la mejor, así que sus abuelos se lo llevaron. Y con "se lo llevaron" no me refiero a que cambió de casa, no. Más bien de país. La última vez que estuvimos frente a frente dejé bastante claro el cómo me sentía.

El momento más torpe de mi existencia, con el recuerdo más agridulce. Ambos sabíamos que llegaría la despedida, que en realidad no estábamos destinados a ser. Yo pensaba que solo era cuestión de tiempo. Que en algún momento estaría cada planeta alineado para que al fin pudiéramos estar en el mismo lugar como personas. Pero nunca pasó.

Él fue a la universidad, consiguió el trabajo de sus sueños, una vida tranquila y lo mejor de todo, lejos de sus padres. Esos hijos de puta que no merecen ni una mala mirada de parte de su único hijo.

Por eso es que entiendo su felicidad lejos de aquí. Sé que le arden aún los recuerdos de lo que fue su vida. Y jamás podría tener el valor para decirle la verdad (al menos no otra vez), porque una parte de mi verdad es que: no me quiero ir de aquí. He perdido muchas cosas, estar lejos de Rhett y Camila no es una opción. No para mí.

O al menos eso pensaba, cuando tenía oportunidad. No pensé que las cosas iban tan en serio con Sophia. Por alguna razón creí que al final me escogería a mí. Porque a pesar de todo, de mis relaciones fallidas y las suyas, siempre lo escogí a él. Mis decisiones emocionales fueron en base a olvidarme de mis sentimientos porque, él estaba... está mejor en el lugar que está. Y no aquí.

— ¿...Me escuchas?, ¿Padawan?

—Sí, te escucho. ¿Cuándo será tu propuesta? ¿Alguna idea?

—Ya que pronto será nuestro aniversario, estaba pensando que fuera ese mismo día. Y sé que ella no quiere nada público así que sería en nuestro departamento. Decoraré con flores, no tiene favoritas en especial así que pedí colores pasteles y...

— ¿Pediste? O sea que todo está arreglado.

No sé por qué mis propias palabras desbordan mis lágrimas.

—Sí, solo falta que ponga las palabras en mi boca y que llegue el día.

Ese día es la próxima semana, como si pudiera olvidar su aniversario. Sabía que ellos estaban saliendo, pero cuando lo hicieron oficial fue bastante obvio para mí. Marcus y yo siempre teníamos la misma llamada cada viernes a la salida, mientras yo recogía cajas y acomodaba todo para el siguiente día; él iba en camino a casa. Solo que un viernes la llamada no llegó. Mi primera reacción fue entrar en pánico, porque si no me respondía ni para decirme que no podía hablar, algo malo estaba pasando. Luego de un par de horas, recibí un mensaje de texto con las palabras: fue una gran noche, mañana te cuento todo.

Lejanas ConvenienciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora