Capítulo 3: Lo siento. Me gustas.

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—Por favor, se mi novio.—Dice San en voz baja y sin pensar, más bien por impulso. Siente que es lo que debe de decir. Detrás de él oye el jadeo de incredulidad por parte de Seonghwa, luego su voz balbuceando algo y finalmente gritando: “¡San! ¿Qué demonios?” Y San se sonroja, dándose cuenta de en realidad lo dijo y no solo lo pensó. Sin embargo, no hay ningún arrepentimiento en su postura ni en sus ojos que miran atento al bonito chico que está parpadeando con sus alas revoloteando como alas de mariposa, viéndose perdido y confundido; como un bonito cachorro, y solo provoca que San se lleve una mano en el centro de su pecho, haciendo una mueca y apretando la tela de su camisa negra como si hubiera un dolor en esa zona. La hay, solo que de una manera agradable: su corazón está siendo atacado de nuevo por este chico que ahora mueve la cabeza mirando hacía todos lados menos a San. Dios, ¿por qué todo en él es tan lindo?.—Estoy enamorado. Por favor, acepta ser mi novio.—San estira los brazos y toma las manos del pelinegro entre las suyas, el suave tacto de su piel envía escalofríos a todo el cuerpo de San, y por la manera en la que el chico se enderezó y arqueó las cejas le hace saber que él también sintió esa corriente eléctrica. San gimió, acaba de descubrir que son el uno para el otro.—Dios, creo que te amo.

—¡¿Eh?!.—Los ojos de Yeosang se agrandaron, sus pupilas temblando y sus cejas se arquean. Cuando el nadador le acaricia las manos con sus pulgares, la cara de Yeosang se vuelve del color del mismo color de la fruta enorme que puso como decoración en el pastel del nadador. San está seguro de que su historia de amor, la misma que su amigo Seonghwa relata en sus historias, está por empezar. Está seguro de que esté es el momento en que el cachorro se va a tirar a abrazarlo, con los brazos alrededor de su cuello y la cabeza inclinada para besarlo. Cuando sus bocas se tocan hay fuegos artificiales alrededor de ellos y sus pies dejan de tocar el piso porque están flotando. Solo puede pensar en que la boca del chico tiene un sabor dulce como la fruta más deliciosa que haya probado nunca. Es ese momento en que San le envuelve la cintura en un abrazo y pega sus cuerpos (como si no estuvieran lo suficientemente cerca posible que ni un cabello puede pasar entre ellos) es que los estudiantes en la cafetería se levantan de sus asientos y aplauden.

Pero eso no está pasando. El pelinegro no lo está besando tiernamente ni tampoco lo abraza, en su lugar, el cachorrito está dándose vuelta y está huyendo de San. Corriendo lo más rápido que sus pies le permiten y saliendo por la enorme puerta de la cafetería con un chico que viste una horrible camisa verde limón que está gritando su nombre y tropezando mientras intenta seguirlo para salir también por la enorme puerta, no sin antes, mirar en dirección a San y darle una mirada que solo puede identificarse como “te mataré”. San está más concentrado en el chico que se aleja en lugar de la persona que posiblemente sea su futuro asesino. Levantándose del asiento donde se encuentra con rapidez que se ha golpeado en la rodilla y ha hecho que el smoothie de mango se derrame en la mesa y haga gemir a Seonghwa porque ha caído en su comida.

—¡H-hey espera!.—Grita San, intentando correr hacia el chico también, pero es tirado de su camisa y obligado a sentarse de nuevo, goloseándose el culo por la fuerza bruta.—¿Qué haces? Necesito ir por él.

—No.—Dice Seonghwa, todavía tomando del brazo de San. Sus ojos son pequeños detrás de sus gafas porque está enojado y eso hace a San dejar de pelear. Su amigo podía verse todo tímido y torpe, pero cuando estaba enojado; era peor que el diablo.—¿Q-qué haces t-tu? ¡A-acabas de es-espantar a un chico! ¿C-cómo se te o-ocurre decirle que... Que lo amas si no-no lo conoces? ¡San!.—El mencionado se encoge ante el grito de advertencia que le da su amigo y deja de mirar hacía la puerta pensando en como escapar. Gime frustrado, su cabello rosado despeinándose cuando se rasca la parte trasera de su cabeza.

—Dios, bien, lo siento, ¿si?.—Se disculpa, tallándose lo ojos y suspirando molesto. Ahora que se ha calmado, entiende lo que ha hecho. Sigue sin haber un arrepentimiento, pero si fue un poco estúpido de su parte. Puede ver los ojos asustados de ese chico cuando cierra los ojos.—Es solo que... Me enamoré. Seonghwa, ¡lo hice! Fue... No puedo explicarlo, pero sentí como si él tonto de Cupido hubiera disparado una flecha directo en mi corazón cuando me sonrió.—San está sonriendo al recordarlo, la bonita forma en que sus labios rosa pálidos se estiran y se vuelven más delgados cuando sonrió y lo adorable que se ve con sus aparatos dentales. Él se sonroja y juega con su charola moviéndola con su dedo y creando un sonido, para Seonghwa su amigo se ve como un idiota.

Time Of Love; sansangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora