EPÍLOGO

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AVERY.

GAROHA, 02 DE JULIO DEL 2021.

Sentí una leve brisa en mi mejilla, y me desperté. ¿Había dejado la ventana abierta? ¿Por qué?

Me volteé, buscando conseguir más tranquilidad. Por fin podía dormir tranquilamente. No recordaba la última vez que había dormido más de cuatro horas.

—¡Avery!

Escuché la voz de mi madre, fruncí el ceño.

—¿Mamá?

—¡Avery, cariño, baja! ¡Tenemos vecinos nuevos!

Por un demonio.

Me levanté de un salto, desubicada. No, no es mi habitación. Hay un póster en la puerta, paredes opacas, ropa oscura, y esa camisa guindada. Esa camisa de estrellas que él tanto odia guindada de la silla de su escritorio, la cuál había sacado la noche anterior porque era una ocasión bastante especial.

Lo peor del caso es que estaba un cien por  ciento segura de que era mi madre la dueña de la voz de la planta de abajo. ¿Lo que me espantaba? Que llevaba un año exacto viviendo en otro lugar, okey, un lugar lo suficientemente lejos como para que mi madre esté en la planta de abajo pegando gritos como una loca.

Mamá me visitaba, o yo a ella, cada seis semanas exactas. Pasábamos todo el fin de semana juntas, haciendo cualquier cosa. Era nuestro pequeño lugar dentro de una vida peculiarmente apretada. Ella seguía trabajando en el hospital, y yo seguía en mis cosas. Ambas felices.

Pero no podía seguir pensando en ese momento de felicidad porque el hecho de tenerla gritándome que hay vecinos nuevos me trae muchos, realmente muchos recuerdos.

Me levanté. Todo me dió vueltas. El frío mármol gris bajo mis pies me mandó corrientes de escalofríos. Llevaba sólo una batola, más específicamente, una camiseta de Bloody que me llegaba casi a las rodillas. Una camiseta que decía "T.T.G" y un infinito pequeño debajo. Un lindo, y doloroso recuerdo que todos llevábamos. Busqué con la mirada mi celular, lo conseguí entre las sábanas blancas acolchadas. Al encenderlo, mi alma amenazó con irse de paseo.

"18 de Enero, 2017".

—Qué... —mi voz se escondió, presa del pánico. Ni si quiera me molesté en buscar unas sandalias para cubrirme los pies.

Abrí la puerta de golpe y asomé mi cabeza. Toda la segunda planta estaba intacta, las fotos, los cuadros que pintamos cuando nos mudamos. Las fotos con Destiny, y las chicas, estaban ahí guindados. Teníamos dos hileras; en la pared derecha estaban las fotos de Bloody y los Grier, y su madre. En la hilera izquierda, fotos mías con las chicas, los Grier, y mis padres. Y finalmente en la pared de nuestra habitación, estaba una sola foto colgada; los Grier, y nosotros. Además de Kith y Sunhe.

Sunhe.

Había quedado con ella, Arlet y Destiny en verlas en el centro comercial Bop, a las tres y media. Pero, ¿Cómo saber la hora exacta si en mi celular tenía una extraña fecha?

Por supuesto que recordaba la fecha, por eso me asustaba de sobremanera.

Apreté las manos en puños, y bajé un escalón. Un mareo me tumbó, caí sentada dos escalones más abajo, y cerré los ojos con fuerza. Sentí una corriente eléctrica llegar desde la punta de mis dedos hasta mis manos, similar a un calambre, para nada agradable.

Abrí los ojos; la decoración era totalmente distinta. Cortinas amarillentas, muebles de mármol marrón, un mueble que era verdoso con cojines hechos a mano, y una mesita en medio, con una fotografía de una Avery de diez años junto a su madre. Me giré hacia arriba, aún sentada; tres puertas, tres habitaciones, y una extra; en donde estaba el piano.

DESTINY© [S.S #06]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora