Capítulo 1

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DESTINY

Las personas normales, comúnmente, se despertaban con una alarma. Algunas "bonitas" con sonidos que posiblemente solo lograrían dormirte más, y otras, no tan agradables.

En mi caso, mi querida pesadilla me despertaba.

Sí, una pesadilla.

Una pesadilla que, desde que me había mudado, me acechaba la mente todas las noches.

«—Jamás olvidarás esto...»

Me levanté, sin necesidad de mirar el reloj pues de sobra sabía que eran las cinco y media de la mañana, faltando media hora para el amanecer. Salí de mi habitación, pasando por la biblioteca de papá; había una tenue luz encendida, y eso me confirmó que nuevamente se había quedado despierto toda la noche, bebiendo y haciendo cosas que solo Dios y él sabrán.

Desde hacía un tiempo, comenzó a tomar el mal hábito de encerrarse en su despacho a beberse dos o tres botellas de vino, o de cualquier licor que tuviera a la mano.

Y si no tenía, lo conseguía.

Gracias a Dios, no pagaba su borrachera conmigo, al contrario, era bastante reservado con eso y, si nos encontrábamos por casualidad, me trataba usando la poca razón que le quedaba.

Si era tan reservado, ¿cómo sabía lo que hacía? Muy sencillo. Una noche, una de las iniciales, dejó la puerta abierta, y lo encontré balbuceando cosas sin sentido. Desde esa noche, comenzó a trancar con llave por dentro su puerta. A veces lo escuchaba hablar, cosas que no lograba comprender del todo, otras, era silencio total.

Bajé las escaleras con cuidado, el sonido leve de mis pies contra el mármol era lo único que sonaba por toda la casa. Entré a la cocina, preparé el desayuno, y el de papá lo dejé tapado en la mesa. Arrastré el sofá hasta dejarlo frente a la ventana de la sala, mientras veía el amanecer. Mis vecinos eran poco salidos en ese sentido; no urgaban a escondidas en las casas, ni te observaban como psicópatas.

Todos los días, en esa media hora hasta que los colores se mezclaran en el cielo, pensaba en mi antigua vida. Era imposible no hacerlo.

La extrañaba tanto.

Y pensar en mis vecinos comunes y corrientes me recordaba tanto a ella, que algunas veces, terminaba llorando tal cual niña pequeña. En silencio, yo sola y mi taza de café.

Cuando empecé a ver los colores en el cielo, me levanté de un salto, lavé la taza, y corrí a mi pieza para bañarme. Me di mi tiempo; tenía hasta las ocho y cuarto para preparar todo e irme a la universidad. Mi primera clase comenzaba a las nueve, sí que tenía tiempo de sobra. ¿Y qué hacía en esos minutos sobrantes allá? Terminaba algunas investigaciones Ó, simplemente, hacia anotaciones importantes para ahorrarme molestias. Sí, básicamente pasaba ese tiempo libre metida de cabeza en la biblioteca de la institución, pero era divertido. Debía de admitir que mi personalidad animada y descabellada, rebelde, grosera, etc, había desmejorado con el paso del tiempo. No era la misma chica de diecisiete años que iba de fiesta en fiesta huyendo de cosas paranormales con el novio raro de su mejor amiga, y su mejor amiga.

Cosa que extrañaba y anhelaba, cosa que, guardaba como mi secreto más preciado.

Dejé que mi cabello cobrizo se secara solo, y las pequeñas ojeras debajo de mis ojos verdes las cubrí con maquillaje básico. Me puse unos jeans rotos, una camiseta blanca, y unas tenis.

Me tiré un momento en la cama esperando que se hicieran las ocho, para luego tomar mi mochila, y largarme.

El camino de mi casa a la universidad era básicamente de tres cuadras, por lo tanto, me ahorraba dinero y también me proporcionaba una buena rutina de caminata de diez minutos.

DESTINY© [S.S #06]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora