Capítulo 3

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DESTINY

Mi tobillo dolía, era un dolor agudo y pulsante, y yo seguía corriendo con el miedo de que algo peor pasara. No tenía intenciones de irme demasiado lejos ni de quedarme fuera de casa, pero tampoco de regresar pronto. Cuando estuve lejos de la manzana, casi llegando a la parada del autobús, busqué el número de Sunhe, y le dejé un mensaje.

"Iré a tu casa en 5".

Hacia tiempo, me había dicho su dirección. Y, si mal no recordaba, era un edificio situado en las llamadas Villa de altamar. Que, irónicamente, no tenía absolutamente nada que ver con eso. Estaba sentada en el banco de la parada, moviendo la pierna con desespero. Cuando el autobús estacionó, entré con rapidez, estaba casi vacío.

—Señor, ¿pasa por Villa de altamar?

El hombre se mostró sorprendido, y frunció su ceño.

—¡Esa zona es espantosa! ¿Porqué atreverte a ir por esos lugares?

—Cuestiones personales, querido señor. ¿Pasa o no pasa?

—Te dejaré lo más cerca que pueda. A unas dos cruadras de los edificios.

A sentí y me tiré en el primer asiento que mi visión captó. Tenía los nervios a flor de piel, estaba ansiosa por alejarme lo más que pudiera de la zona de casa, de papá. Y, rezaba, para que cuando regresara estuviese cuerdo, y sobrio.

Estuve sentada al borde del colapso por, exactamente, quince minutos. Hasta que el señor frenó en una esquina y señaló la calle.

—Es todo lo que puedo hacer. Suerte... Con lo que sea que quieras hacer.

—¡Muchas gracias! —le extendí mi dinero, y bajé con rapidez.

Cuando arrancó me quedé barada observando las calles. Eran tétricas, para mi gusto; las viejas y escasas casas por la zona no eran coloridas, y estaban en un estado considerablemente malo. El edificio que mi mirada captó, junto a un bar con letrero neón, tenía en el portal el nombre de: "Torre Altamar"

Apresuré mi paso, sintiéndome observada por miles de miradas curiosas. Y me frené en cuanto puse un pie en el portal. ¿Estaba mal llegar sin pedir permiso antes? ¿Y si no había llegado aún? ¿Y si llegaba en un momento inoportuno? ¿Y si, tal vez, se negaba a recibirme?

Al final, me planteaba la idea de que sí era mi amiga.

Me armé de valor, y caminé al interior del edificio. Una señora mayor con el cabello negro y canoso me observó por encima de sus gafas redondas.

—¿Se te ofrece algo, niña? —fruncí el ceño levemente, pero me acerqué.

—¿Podría decirme si aquí vive alguna persona con rasgos asiáticos con el apellido Hiller? —pregunté, con amabilidad.

La señora buscó dentro de su carpeta con la lapicera negra entre sus uñas gastadas.

—Piso once, departamento número trece. —me informó, y antes de que pudiera irme, me detuvo— ¿Eres su novia o algo así?

Fruncí el ceño con una mueca, y antes de comenzar a caminar hacia el ascensor, murmuré un desentendido:

—No.

Presioné el botón del piso once, y el ascensor comenzó a subir. Sentía que en cualquier momento los cables se desatarían y moriría y, joder, no quería ser tan negativa. Pero el sonido del aparato no me ayudaba, mucho menos las leves sacudidas que daba y el estado; piso poco limpio, paredes desgastadas, techo con orificios.

Cuando frenó de golpe, instintivamente, miré el botón y efectivamente marcaba que había llegado al piso correspondiente. Abría y cerraba mis puños mientras salía del elevador a caminar el largo pasillo con alfombra de terciopelo rojo sangre, sucia, por supuesto.

DESTINY© [S.S #06]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora