DESTINY
—Dess, cariño.
Esa voz...
—Pequeña, despierta.
Abrí un poco los ojos, y la vi.
Su cabello cobrizo estaba suelto, llegando casi a su cintura, lacio y perfecto. Su piel blanca, pastelada y sus mejillas elevadas pecosas me recibieron, provocandome unas enormes ganas de llorar. Me senté un poco en la cama, ubicándome en tiempo y espacio, mi vestimenta era, ni más ni menos, que una batola blanca, de esas que ella usaba para dormir. No era pequeña, era yo, en tiempo real, grande, estando con ella y no comprendía el porqué.
Era un sueño, definitivamente era un sueño.
—Mamá, ¿por qué...?
Ella hizo ademán de silencio.
—No hables, cariño —me abrazó de inmediato—. Malgastas tu tiempo haciendo preguntas para alimentar tu necesidad de saber lo que pasa, por eso no aprecias los momentos que debes.
Mi corazón se rompió, lentamente, justo como un débil cristal.
Regresé el abrazo envolviendo su espalda, pero tenía miedo. ¿Miedo por qué, exactamente?
No quería preguntar, pero sabia que debía. Nos podíamos ver en los siguientes sueños, en cualquier lugar. No podía desaprovecharlo.
Me separé.
Todo transcurrió con una rapidez bestial.
Me tomó por los brazos.
Me sacudió, y sus ojos verdosos se llenaron de lágrimas casi de inmediato.
—Mi pequeña, debes estar con los que desconfías. Los que piensas que son malos... ellos son. No confíes en todo lo que ves. A veces las mentiras son las acertadas y la realidad es la equivocada. No confíes, Dess, no confíes...
Intenté hablar, y no podía. Nada salía de mi boca más que quejidos de dolor.
—¿Por qué un Caído es nombrado así? —preguntó, afincando su mirada en la mía, y ella misma lo contestó—. Porque es un traidor. Porque hizo algo malo. Hay muchos caídos, ¿no lo crees, pequeña?
No podía replicar a eso.
—Debes temer... a cada paso que des.
Se levantó, y mi pieza se disolvió, estaba ella en el sofá, con papá. El mismo sueño.
—No puedo confiar. —dijo ella, con voz temblorosa.
—Lo soñaste, cariño. ¿Qué saldría mal? —replicó papá.
Ella seguía negando.
Otra vez, estaba sentada frente a la ventana, ella cepillaba mi cabello. Pero ya no era pequeña.
—Tus recuerdos son a lo único que puedes aferrarte. Y si no los tienes, es fácil que alguien pueda engañarte. ¿No crees?
Lo último que sentí fueron sus brazos aferrados a mi espalda, abrazandome por detrás. Muchos acertijos, poca inteligencia de mi parte, pero entendía algo; debía recordarlo, debía aferrarme a mi recuerdo si quería conseguir respuestas.
Me faltaba aire, me estaba hundiendo. Entonces, abrí los ojos, un aire gélido me envolvió, aire acondicionado y olor fuerte a alcohol puro, una luz me cegó, no era exagerada, neutra más bien, pero tanta oscuridad me dañaba. Aspiré el aire que pude, sintiendo náuseas. Entonces, justo parada frente a donde estaba recostada, estaba Sunhe, su cabello estaba mojado, llevaba una enorme toalla encima, y la tomaba con fuerza, sus enormes ojos me miraron con sorpresa y tranquilidad.
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DESTINY© [S.S #06]
RomanceMás secretos. Más miedos. El final de su historia. ¿Existirá algo real entre tanta falsedad? Sexto y último libro de la Saga Sangrientos. Por favor, no copies un trabajo que fue hecho con esfuerzo, pon de tu propio esmero y usa tu imaginación. No co...