Y o u n g K

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K a n g  Y o u n g h y u n

⚠️ Cliché.

Todos los ojos del público estaban puestos en el apellido Kang

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Todos los ojos del público estaban puestos en el apellido Kang. La más grande corporación de Corea del Sur dedicada al mundo de las joyas. Todo el mundo sabía quién era la cabeza de la empresa, llevaba el apellido Kang. El hombre que había empezado con una simple y pequeña joyería terminó por construir todo un corporativo con esfuerzo y empeño a lo largo de los años. Las joyas pasaron de ser de un precio razonable, a un total lujo.

Estaban a menos de dos años para elegir al nuevo sucesor. Kang Younghyun era el primero en la lista y el favorito de su abuelo y su padre. Su abuelo había fundado una joyería pequeña en Gangnam y fue creciendo hasta el punto de convertirse en lo que es ahora. Habían pasado años para eso. Luego, su abuelo se retiró por problemas de salud y la empresa quedó a manos de su padre.

Era el siguiente en la lista.

Y se veía como lo que era. El heredero de tercera generación de uno de los conglomerados más grandes del país.

Habían adquirido tiendas especializadas en vestidos de novia y habían unido fuerzas con distintas empresas dedicadas al mundo de la moda y la gala. Formaron un conglomerado. Ahora, habían formado a Younghyun para que sea capaz de quedarse en la cabecera de la empresa sin llevarla a la quiebra.

Hace un año todo era perfecto y acorde al plan. Criar, educar y formar a Younghyun acorde a lo que era había salido bien hasta hace un año atrás. Pero cierto día, para los meses primaverales, Younghyun dejó de encender el celular ciertas horas del día si salía en su auto. Llegaba a casa diciendo que estaba lleno, que ya había cenado. Y las uñas llenas de abono para plantas a veces se dejaban ver.

—No sé qué estás haciendo pero déjalo, Younghyun. Estás a menos de dos años de tomar el conglomerado, deberías concentrarte en lo que realmente importa —su abuelo no se veía nada feliz de su distracción.

—No te preocupes, abuelo. No es nada de lo que debas preocuparte —él le sonrió.

La sonrisa característica de los Kang. Los tres hombres eran similares, incluso en la postura; rectos como aristócratas y la barbilla levantada en señal de superioridad.

—No me hagas actuar, este viejo ya no está para soportar niñerías —le advirtió.

Pero apenas su abuelo lo dejó ir, se despidió de su madre y corrió a su auto para salir de allí. Condujo por una hora, hasta que llegó a un lugar grande lleno de plantas y letreros que anuncian las ofertas del día; el árbol de jade era la de hoy.

Sonrió y se quitó cualquier lujo que cargara. El reloj, el anillo familiar y la chaqueta hecha a su medida. Entró como si no fuera lo que es, sólo para ver a la chica que le sonreía a un cliente mientras le entregaba dos plantas para hogar y cobraba el dinero que correspondía.

𝐃𝐀𝐘𝟔 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora