D o w o o n

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Y o o n  D o w o o n

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Los seres humanos van en línea recta, casi sin rumbo, desde el inicio de su vida

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Los seres humanos van en línea recta, casi sin rumbo, desde el inicio de su vida. Sin saber qué sentir, cómo vivir, cómo amar. Llegan al mundo sin saber qué deben hacer.

—Lo aprendes en el camino —eso había dicho su abuela, un día cuando niño, Dowoon se había sentado en el regazo de ella mientras le contaban cómo los seres humanos llegaban al mundo sin saber algo sobre la tierra que pisan y cómo formar parte de ella.

Su abuela decía, que una vez que alguien nace, su vida continúa en una línea recta. Todos los seres humanos son un mundo. Sus características son diferentes. Son paralelos.

Todos caminan siguiendo su línea en el mundo blanco y negro, paralelos. Caminas, caminas, sonríes a los que están siguiendo su línea a tu lado paralelamente, pero jamás siguiendo tu línea. Es sólo tuya.

—Juntos, pero no revueltos —mencionó su abuela.

—¿Nunca se juntan? —pregunta el pequeño Dowoon.

—Sólo en casos especiales.

—¿Casos especiales?

—Cuando estás listo para amar —le dice—. Si eso sucede, si aprendes cómo amar, tienes la posibilidad de tomar tu línea recta y enlazarla a la de tu persona amada, creando un solo camino para los dos.

***

—Agenda de hoy —anuncia Dowoon pidiéndole su secretario que caminaba casi llorando junto a él.

—S-sí, señor —el pobre hombre abre el estuche del ipad para revisar la agenda del día con las manos temblorosas—. Tiene una reunión con los nuevos inversionistas en media hora, señor.

—Bien.

Dowoon caminaba de forma dominante por la empresa. Abrochaba de forma seria el botón de su traje, apretando sus facciones, dejando ver su marcada mandíbula. Las mujeres le veían y, honestamente, sentían bastante curiosidad por el dueño de la empresa.

Su atractivo, serio y nada amigable jefe.

Yoon Do Woon.

—¿Deseo algo antes de la reunión, señor? —le pregunta el secretario Lee.

—Un café estaría bien —dice Dowoon.

Dowoon se queda en su oficina por un par de minutos, pero recuerda que debe pedir los papeles para la reunión, así que sale. No hay gente a la vista en el departamento principal, así que avanza al área de descanso y los murmullos se hacen más claros.

—¿El jefe está de mal humor hoy? —escucha la pregunta de una de las chicas.

—Siempre —refunfuña el secretario Lee—. Ese hombre no sabe otra cosa más que negocios y estar de mal genio.

𝐃𝐀𝐘𝟔 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora