J a e

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P a r k J a e h y u n g

Recojo otra calabaza grande utilizando las pocas fuerzas que me quedan

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Recojo otra calabaza grande utilizando las pocas fuerzas que me quedan. Dowoon se burla de mí mientras hace el amago de ayudarme aunque no lo hace.

-Es un estúpido -murmura Younghyun con algo de enojo.

-¿De quién hablas? -le pregunto.

-De Jae.

No contesta nada más, tampoco hago más por pregunta. Seguimos ordenando calabazas enormes. Estamos en una granja de calabazas, aprovechando el otoño, ellos me han invitado y a mí no me parecía mal salir de la ciudad por unos días.

-Respira, amigo -le dice Sungjin a Younghyun.

No pregunto, era bastante simple. Si yo preguntaba, él me daría la respuesta honesta y yo me decepcionaría más de Jae. Y no era culpa del chico, era mía por haberme enamorado de él hace dos años como una criatura. Jae no sabía sobre mis sentimientos, o al menos fingía no saberlo.

Yo no sabía exactamente cuál sería mi límite antes de que todo caiga sobre mis hombros, pero yo sabía que estaba cerca.

Muy cerca.

-Oye, levántate a ayudar -le digo a Dowoon para aligerar el ambiente.

-Soy el rey aquí -dice y se acomoda entre dos calabazas para sentarse.

-Si haces explotar esas calabazas con tu trasero, voy a golpearte -le advierto y él me muestra su lengua.

Wonpil ríe a nuestro lado mientras sigue con la carretilla llena de calabazas. Miro hacia el otro lado de la granja y Jae está parado, sonriendo hacia su celular. No había mucha ciencia en eso.

-Debe estar hablando con Sooyoung.

Las palabras de Dowoon me descolocan, pero lo ignoro, o hago mi mejor intento.

Todos se vuelven a quedar en silencio, y sé que es por mí, porque es incómodo para ellos que sea tan obvio para todos, menos para Jae, a quien le he visto al menos tres chicas desde que estoy enamorada de él.

-Es hora de entrar para tomar té.

Todos dejamos las cosas en su lugar y nos disponemos a entrar a la casita en la que nos íbamos a quedar. Jae nos ve y se acerca, pasa su brazo por mis hombros.

-¿Es hora de tomar té?

-Sí, así que pon a calentar el agua -le digo y él asiente sonriéndome.

La noche cae mientras tomamos té, galletas de nuez y tarta de limón para Jae. Las risas son bastante fuertes y me duele el estómago por reír por tanto tiempo, me encuentro feliz de que ellos se hayan tomado un tiempo libre y puedan descansar de sus actividades.

Cuando todos nos levantamos de la mesa, cada quién toma su camino. Salgo de la pequeña casa y me siento en las escaleras de madera que están en la entrada de ésta. Siento al instante unos pasos detrás de mí, y su presencia está a mi lado en cuestión de segundos.

𝐃𝐀𝐘𝟔 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora