Carta N 9

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Algo fugaz.

''Verte feliz siempre querré,
Por eso hoy te dejo ir
Como algo fugaz que nunca tendré,
Y de lo que quizás deba dejar de escribir.''

­ ¿Alguna vez has visto una estrella fugaz? Que belleza tiene ese momento de sólo decimas de segundos que nos lleva al principio de nuestra vida; nos pone a soñar hasta el punto en el que deseamos algo. En segundos pensamos en lo que anhelamos, buscando dentro de nuestro ser que queremos o deseamos, entre millones de pensamientos y necesidades; solo un momento se requiere para decidir, antes de que la gloriosa luz que se desplaza en el cielo nocturno desaparezca. Nuestro cerebro procesa esa información y gestiona una respuesta tan rápida como para decir ''deseo'' mientras esa impotente luz del cielo pareciera desvanecerse entre la obscuridad que la rodea y al verla irse casi para siempre dejamos que se vaya con nuestro más profundo deseo. ¡Qué momento tan especial y único! Es allí donde sabemos lo que realmente queremos con el alma y también sabemos lo que estamos dispuestos a hacer para cumplir ese deseo y es allí, cuando nos ponemos en marcha y luchamos por algo, luchamos por alguien y al pasar el tiempo recordamos aquel meteoro que brillaba como un fuego inextinguible, recordamos que se fue con eso que desea el alma y seguimos luchando para obtener ello, luchamos para sentirnos vivos, sigo luchando por ti, para ti y pienso: Estrellita estrellita, ojala algún día ella me ame, que sea la indicada, Ann, ojala tú seas la indicada.

Irónicamente esa estrella jamás se fue, o si lo hizo volvió, y si, volvió contigo, solo que no fue lo que esperaba. Un factor clave que olvide y que solemos olvidar es que yo fuese tu deseo, que yo también fuese eso que tu necesitaras, o ¿Quién sabe? La estrella aún está trabajando para cumplir mi deseo.

Te conocí en el lugar que menos esperaba y te volviste en el amor de mi vida por mucho tiempo, eso fue especial para mí, te cuide, te amé, y nunca amare como te amé a ti, como te amo a ti.

En la vida aceptamos cosas dolorosas, muertes, decepciones y desamores. Tuve que aceptar que nunca ibas a ocupar ese lugar, y te preguntaras ¿Cuál?, era un lugar en el que me permitiría amarte por encima de todo, darte mi corazón y ser tan tuyo como tu tan mía, pero tú no tienes culpa, me enamore yo solo, no tienes culpa. Tuve que dejarte ir, con lo que más deseaba, como aquella estrella a la que le conté que te amaba. Solo que de una manera u otra siempre vuelves, te pienso o te veo e incluso cuando escucho de ti que me extrañas o que también piensas en mí y eso vuelve a hacer brillar aquel flamante deseo, el cual se había vuelto mi vida por algunos años.

Rechazado fui por ti, pero como siempre seguía allí, no me arrepiento, porque si lo hiciera no hubiese aprendido lo que aprendí de ti. Nunca sabrás lo que me dolió amarte. Te amo, y quizás tu a mí también pero jamás seré tu príncipe azul, seguiré siendo tu mejor amigo, tu hermano seré, y tranquila, con todo ese dolor de no ser algo más para ti se aprende a vivir. Verte feliz siempre querré, por eso hoy te dejo ir, como algo fugaz que nunca tendré, y de lo que quizás deba dejar de escribir.

Corazón roto, dolor, desamor y miedo, pero sin arrepentimiento. Perdón por amarte de esta manera sin que tú lo quisieras.

Estrellita estrellita, si algún día vuelves con mi deseo, asegúrate de que me ame y si no es así llévatela lejos, para así no lastimar a nadie. Sin temor a algo fugaz, pero sin un final feliz.

Las cartas que nunca te envié Donde viven las historias. Descúbrelo ahora