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Primer libro

Harry Potter y la piedra filosofal

Capítulos: Halloween.

Las noticias de la extraña aventura corrieron rápidamente entre los pasillos de Hogwarts, todos hablaban del terrible estruendo y horrible frio que le siguió, algunos años mayores asustarían con frecuencia a los más jóvenes con historias más sangrientas que la anterior, los involucrados de todas maneras mantuvieron sus pensamientos para si mismos y de vez en cuando escucharían con atención las locuras que los estudiantes del colegio de magia podía inventar.

Harry, por al contrario de sus pares, siguió visitando con entusiasmo al cerbero y aunque no tenía un nombre estaba seguro de que con el tiempo encontraría uno, el animal rápidamente formo una conexión con el niño, su instinto lo guio a confiar en el joven y los grandes pedazos de carne que traía consigo también tuvieron su mano en eso. Percy quien solo deseaba el bien para el otro solo podía seguirlo con resignación ante su destino, aunque con frecuencia escaparía para charlar con la excéntrica gente del lago; con lo que pareció un lamento el otoño toco las puertas del viejo castillo junto con el trabajo lleno de teoría y las tareas interminables los días se hicieron semanas y las semanas meses y Samhain comenzó.

La mañana se sintió especialmente fría ese 31 de octubre, una pena se extendió por cualquier lugar en el que Harry puso un pie, pero apenas le importo ante la perspectiva de hacer un ritual tan increíble en un lugar tan cargado de magia como lo era Hogwarts, fue más un secreto a voces entre los alumnos que algo formal, si alguien preguntase tal cosa en voz alta entre los pasillos llenos de retratos seria mirado como un loco e ignorado rápidamente con temas más banales; mientras que en la comodidad de las salas comunes, donde los secretos no escurrían por las paredes y los informantes inadvertidos no escucharían, los más cercanos a la magia hablarían con entusiasmo sobre viejas historias de familia olvidadas en el tiempo, de magias prohibidas que otra hora fueron los cimientos de la sociedad, aquellos que llegaban desde la luz fueron rápidamente identificados y totalmente excluidos de tales charlas, tras la guerra el numero en la luz se hizo cada vez más alto y los cercanos a la magia cada vez más escasos, nadie quería ser relacionado con lo que había creído un loco, ni ser perseguidos como animales ante el más mínimo parecido.

El día de Harry empezó por la madrugada con un paseo inesperado al bosque prohibido, si no hubiera sido por una extraña criatura que parecía hecha de oscuridad el viaje de regreso a Hogwarts hubiera sido mucho más problemático, la joven criatura lo guio a preciosos ingredientes y de vez en vez se pararía frente algún retoño y esperaría a que Harry diera sus respetos antes de avanzar, aunque extrañado Harry siguió la silenciosa solicitud y de alguna manera se sintió más ligero con cada paso.

Cuando salió del bosque sus manos temblaban ante los recuerdos que cada retoño le brindo, algunos traerían risas y otros lágrimas, pero eso no evito que Harry se arrodillara y diera las gracias por regresar seguro a las protecciones de la escuela, una ligera melodía inundo sus pensamientos, empezó a tararearla suavemente durante el camino de regreso a la calidez de su cuarto para prepararse para las clases del día.

A pesar de que el sol todavía no iluminaba completamente la escuela, los alumnos de amarillo ya se encontraban corriendo por la sala común, intercambiando velas y hojas como muestra de sus buenos deseos, los más jóvenes se encontraban eligiendo calabazas para decorar sus habitaciones mientras planeaban como tallarlas, Harry sonrió con cariño ante la vista, entere el bullicio se escabullo de nuevo a su cuarto para ver a Percy preparando el altar, las velas blancas y un cuenco con diferentes ingredientes listo para ser encendido, el más joven dejo los distintos ingredientes en una caja sobre su escritorio y rápidamente se puso manos a la obra para el colgante de laurel que colocaría en su puerta. El día paso sin complicaciones desde herbología hasta vuelo, incluso si Ron paso la mañana quejándose de "la pesadilla", como se había empeñado en llamar a la niña desde que lo corrigió en transformaciones, tras el repaso del hechizo conmutocus, y por segunda vez durante la hora de estudio con Wingardium leviosa, incluso tras la insistencia de sus compañeros el pelirrojo no paro de llamarla de esa manera, la joven se alejó rápidamente tras escucharlo, los Hufflepuff pudieron ver sus lágrimas mientras salía por la puerta.

Selcouth -Harcy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora