Llegaron a «El emporio de las lechuzas», la habían visto en su travesía hasta Gringotts, los niños vieron curiosos como la mayoría de aves se alejaban de ellos o se alteraban dentro de sus jaulas, Harry nunca había tenido oportunidad de convivir con animales sus tíos siempre inventaban excusas a la escuela para que no fuera a las excursiones. No sabia si esta era la manera en que solían actuar las lechuzas pero no le gustaba, se acerco mas a Percy le estaba dando miedo y en cualquier momento... el aroma a mar de su paraíso le recordó que estaba seguro, lejos de su familia y los niños molestos. Sally, que aun tomaba la mano de Percy, decidió que tal vez otra mascota sería lo más correcto, jalo levemente al niño tratando de sacarlo de la tienda pero sintió como el niño soltaba su agarre y se dirigía a un jaula abierta, dentro estaba una lechuza común, su plumaje se veía suave pero tenía una mirada seria, parecía dispuesta a alzar el vuelo aun en una tormenta, Percy acerco su mano aun sin tocarla, esperando su reacción, Harry vio fascinado como el ave se acercaba un poco pero aun evitaba tocar la mano del niño.
La mujer estaba por sacar a los niños de la tienda otra vez cuando su hijo le dio un ligero toque a la lechuza, probando terreno, vio como alejo su mano y el ave salió de su jaula y se poso en el hombro del más pequeño acariciando con su cabeza la mejilla del otro. El dueño del local se acerco rápidamente cuando vio el alboroto causado, estaba esperando ver algunos niños molestando a las aves como otras veces pero solo encontró a tres pelinegros mimando a la única lechuza que dejaba fuera de su jaula, la última vez que había tratado de cerrarla casi pierde un dedo, escucho a la mujer preguntar el precio del la lechuza y sus cuidados, se lo dijo sobre el sonido del siseo de las otras habitantes del lugar, una vez que entrego lo necesario sintió los galeones en su mano y cuando los tres se alejaron todas las aves estaban nuevamente calmadas, sintió un escalofrió al pensar que no era la única ave que comprarían, aunque parecía que el más pequeño aun le faltaban algunos años para entrar a la escuela.
Sally miro la lista confirmando que no faltaba nada más.
—Percy, reduce tu baúl, por favor—le dijo a su hijo suavemente—. Usa tu varita tal como lo dijo la mujer.—vio al niño soltar a Harry para abrir su baúl y sacar su varita.
Ambos niños parecían muy emocionados por ver cómo funcionaba el encantamiento, Percy hizo el mismo movimiento de varita que le habían mostrado y apunto al baúl, tal como se esperaba el cofre se fue haciendo más pequeño hasta caber en la palma de su mano, Sally lo tomo y lo guardo cuidadosamente en su bolsa.
—¿Quieren ir por helado?—pregunto la mujer, recibiendo un asentimiento de los emocionados niños, caminaron hasta llegar a Florean Fortescue, el salón es una pequeña tienda con lugares para sentarse en el interior, y una pequeña zona al aire libre con un montón de mesas y sillas, los niños vieron que en el interior podían encontrar un montón de helados de todos los colores. Sally los llevo a una mesa vacía mientas escuchaba los murmullos de los magos, les pregunto a los niños por el sabor de helado que preferían pero, como había ocurrido durante el día siempre que trataba de darle algo, Harry negaba avergonzado hasta que Percy susurraba en su oído y le daba un beso en la mejilla. Escucho a su hijo decir que mientras fuera azul estaba bien, miro a Harry esperando alguna respuesta pero el mayor hablo para decirle que lo mismo que él, se retiró dejando a los niños en su mundo.
El más pequeño se sentó en el regazo del otro, recargando su cabeza en el hueco de su cuello, relajándose con su aroma y calor corporal, era diferente a estar en el sueño pero al mismo tiempo parecía lo mismo. Escucho a Sally decirles el sabor del helado y vio como Percy le acercaba una pequeña cuchara con helado, el niño mayor paso los minutos alimentando al más pequeño que se encontraba aún cómodamente sobre él.
Sally dió un suspiro cuando vio el reloj, tenía que llevar a Harry con los Dursley otra vez.
—Harry—llamo la atención del niño—, ¿tu tío está en casa?—preguntó, Petunia no le preocupaba, demostró no ser una amenaza pero por lo que escucho del niño su tío era el más violento.
—No, el tío Vernon llega hasta tarde entre semana, temprano el sábado y descansa los domingos.—enlistó Harry refugiándose un poco más en Percy.
La información le daba más terreno, tal vez convencer a la rubia de darle la custodia de Harry y entregar la llave de Gringotts para darle al pequeño su herencia. Percy sintió un escalofrió, esperaba no ser el culpable de esa mirada, su rey se percato de su estado pues le dio varía caricias y dejo algunos besos en su mejilla, escucho a su mamá reírse un poco, probablemente por el sonrojo que estaba seguro cubría su cara.
...
Después de viajar por el metro de Londres, Harry los guío hasta Privet Drive y, aunque Sally esperaba un barrio general de clase media, la uniformidad del lugar les causó una mala sensación a los Jackson, tanta normalidad era, irónicamente, anormal. Llegaron al número cuatro y Sally tocó a la puerta, los niños que estaban tras ella aún no soltaban sus manos, escucho las quejas de una mujer dentro y la puerta fue abierta por Petunia.
—Señora Jackson—saludo la rubia en un tono de falsa amabilidad.—, la esperaba un poco más tarde. Gracias por traer a mi lindo sobrino.—dijo tratando de jalar a Harry a su lado pero el cuerpo de la pelinegra lo evitaba.
—¿Me permitiría pasar?—cuestiono Sally, notando como el niño hacia una mueca de disgusto y la disimulaba rápidamente.
—Claro, pase, por favor.—dijo rápidamente, apartándose de la puerta.
El interior de la casa parecía tan soso como el exterior, noto fácilmente que no había fotos de Harry en ningún lado y la mirada de rencor que dieron los niños a la alacena. Cuando se sentaron Sally les indico a los niños que las dejaran solas, el más joven guío a Percy al parque por lo que pudo escuchar.
—Oh! Petunia, hace realmente mucho que no te veía—la mirada confusas de la mujer solo hizo que su sonrisa se extendiera—, ¿Reconoces está llave?—cuestionó, mostrando la llave dorada que usaba para abrir las bóvedas.
—Nunca la había visto—dijo, negando con la cabeza—, ¿De dónde la conozco?—Sally se sintió un poco decepcionada pero saco la varita de su hijo, no le serviría para hacer hechizos pero si la rubia era como creía definitivamente le causaría el miedo suficiente para que respondiera sin dudar.
—Tal vez esto refresque su memoria.—vio como el rostro de la mujer mostraba el miedo que sentía al ver la varita.
—Sal de mi casa, ¡Anormal!—gritó presa del miedo— Ningun raro como tú tiene permitido estar en mi casa.—la pelinegra suspiró, apunto a la otra mujer que dejó de hablar instantáneamente, aterrada de lo que le podría pasar.
—Siéntate, Petunia—la mujer siguió la orden—. Creo que no entiendes la situación, pero te la explicaré, estoy segura que escuchaste sobre la guerra, a pesar de todo Lily siempre te tuvo una alta estima, no me sorprendería que ella te mandara cartas con la situación. Cuando se dió la noticia de su muerte, y como solo su hijo había sobrevivido, pensé que era imposible que dejaran al niño en el mundo mágico, considere la posibilidad de que lo mandarían a vivir con una familia de squibs, no me gustaba la idea pero Harry estaría seguro, llámalo ingenuidad si quieres, pero en el mundo muggle no estaría tan presionado, no hay fama o expectativas que tenga que cumplir y aún así, no creí que realmente te darían su custodia, cuando lo descubrí pensé que habías superado tu rencor sabiendo que Harry era importante para ella pero aun así, tu lo destrozaste—su tono era suave pero aun se escuchaba el rencor en cada palabra, la nostalgia cuando hablo de Lily y la tristeza que le dió enterarse de la vida de Harry.—. Pero te aseguro que se cómo puedes arreglar tus errores.—la sonrisa de Sally le causó más miedo a la rubia que la varita en sus manos.
—¿Cómo puedo arreglar mis errores?—su voz salía temblorosa, aterrada de salir dañada, la pelinegra sonrió con satisfacción.
—Es bastante sencillo a decir verdad, pero es un proceso legal muy molesto.—su voz sonaba mucho más alegre ahora, se sentó para poder hablar tranquilamente otra vez.
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Al fin termine este cap, creí que no lograría hacerlo.
Que Hécate los bendiga!

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Selcouth -Harcy-
RomansaPorque si alguien preguntaba lo que sintieron al conocerse esa seria la respuesta: Desconocido, raro, extraño y sin embargo maravilloso. Los personajes de Percy Jackson y Harry Potter no son míos solo los ocupo para esta extraña historia. Contenido...