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A la mañana siguiente, los niños se despertaron a las cinco, tan emocionados e ilusionados que no podían volver a dormir, rápidamente se levantaron para poder cambiarse y luego de una larga pelea de almohadas al fin estaban correctamente vestidos, Harry se negó a dejar el caos en la habitación a pesar de la mirada de foca que le dio el seu paradís, Percy se ocupó de meter a Kala en su jaula y luego se paseó por la habitación, ayudando a Harry después de ver que parecía estar por llorar, esperaron a que Sally se levantara. Cuando Sally se despertó alimento a los niños con Hot-cakes azules, Harry estaba super emocionado, sus ojos brillaban y el mayor no podía estar más feliz de ver ese hermoso brillo, aunque la mujer tuvo que tragar saliva al verlo. Dos horas más tarde, el baúl de Percy estaba cargado en el taxi para poder marcharse. Llegaron a King Cross a las diez y media. Percy puso su baúl en un carrito y lo llevó por la estación, sabia que era innecesario por el hechizo de peso pluma pero, bueno, necesitaban aparentar. Los niños vieron confundidos el anden, no había ninguno que dijera 9 ¾ pero siguieron a la mujer que parecía buscar algo y, tan pronto como se acercaron a donde estaba Sally sintieron la magia en el lugar, ella sonrió satisfecha, reviso los alrededores y se recargo en la pared dando un paso atrás.

¡Había desaparecido!

Ambos se miraron y empujaron juntos el carrito, corrieron hacia la pared cerrando los ojos en el último segundo cómo si fueran a chocar ,y eso fuera a aminorar el golpe, pero no fue así, tan pronto abrieron sus ojos nuevamente, estaban frente a una locomotora de vapor, de color escarlata, que esperaba en el andén lleno de gente. Un rótulo decía: «Expreso de Hogwarts, 11 h». Harry miró hacia atrás y vio una arcada de hierro donde debía estar la taquilla, con las palabras «Andén Nueve y Tres Cuartos»

¡Lo habían logrado!

El humo de la locomotora se elevaba sobre las cabezas de la ruidosa multitud, mientras que gatos de todos los colores iban y venían entre las piernas de la gente. Las lechuzas se llamaban unas a otras, con un malhumorado ulular, por encima del ruido de las charlas y el movimiento de los pesados baúles. Los primeros vagones ya estaban repletos de estudiantes, algunos asomados por las ventanillas para hablar con sus familiares, otros discutiendo sobre los asientos que iban a ocupar.

—Percy—la voz de Sally era temblorosa, parecía que empezaría a llorar en cualquier momento—, tienes que prometerme que me escribirás tan pronto como puedas, y evitaras destruir Hogwarts antes de que entre Harry.—dijo la mujer y, aunque soltó una risita al final, sabia que estaba preocupada, había ido a internados antes pero al menos podía ver a su madre si quería, nunca habían estado tan lejos. Percy se lanzo a los brazos de Sally, ahora estaba aterrado de irse lejos de la seguridad de su madre, ya no podría ayudarla a cocinar, ni saldrían al parque, no tendría con quien correr si tenía pesadillas y que lo consolara cuando veía dañado a su rey.

—Lo prometo, mamá—susurro aun en los brazos de la mujer, cuando ella lo soltó, corrió a Harry, seria la última vez en que lo abrazaría en un largo tiempo, aun cuando apenas se había acostumbrado a tenerlo físicamente entre su brazos—. Te prometo que te escribiré y te mandaré dulces—le dijo, dejando un beso en su frente para después soltarlo—¡Los voy extrañar!—exclamo recibiendo un último beso en la mejilla de parte de ambos.

Percy redujo su baúl, tomo la jaula de Kala y entro buscando un asiento vacío, había tocado las puertas de los distintos vagones pero ninguno tenía espacio disponible. Llamo a otra puerta y escucho un "pase" del otro lado.

—Hola—dió un pequeño saludo, entrando al área— ¿Hay espacio para uno más?—cuestionó y uno de los chicos señaló el asiento disponible frente a él, Percy agradeció y paso el resto del viaje platicando con ellos.

...

Hola mamá!

Justo como prometí.

Selcouth -Harcy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora